500 aniversario de la fundación de la habana

La Habana cumple 500 años

La conmemoración del V centenario de la capital cubana, que ha contado con la histórica visita oficial de los Reyes de España, constata la pervivencia de la huella isleña
Parque Central, cerca de La Habana Vieja. Martín Rivero

La Habana. / EP
La Habana. / EP

La huella canaria está tan entrelazada en la sociedad cubana de hoy que pasa desapercibida y cuando aflora lo hace sin estridencias, alumbrando el hondo arraigo que atesora, pues su origen parte de los primeros tiempos de la conquista y colonización americana. La visita que los Reyes de España acaban de realizar a Cuba, con motivo del 500 aniversario de la fundación de San Cristóbal de La Habana, que se cumple hoy sábado, 16 de noviembre, la han vivido con especial interés los isleños, que desde la Asociación Canaria de Cuba Leonor Pérez Cabrera no han perdido oportunidad para seguirles en directo o a través de los medios de comunicación, observando en especial el recorrido de los monarcas por el centro histórico habanero.
Lázaro Rivero, presidente desde noviembre de 2018 de la Asociación Leonor Pérez Cabrera, acudió a la recepción a la colectividad española que tuvo lugar en el Teatro Alicia Alonso, antes Centro Gallego. En la Sala García Lorca y junto a tres isleñas octogenarias, todas ellas de la isla de La Palma y pertenecientes al grupo Renacer, que se ha constituido en la sociedad, tuvieron oportunidad de saludarles. Nuri Gutiérrez, secretaria de la Asociación, valora el “momento histórico” y la enorme ilusión con que han vivido “ese gesto de cercanía”, que entiende nos debe recordar que “la huella canaria es intensa” y añade que “cualquier cubano que hurgue en su árbol genealógico va a encontrar, de una u otra manera, un antepasado de las Islas. Los canarios censados en todo el país superamos hoy los 60.000; en esa cifra están los nacidos, que son aproximadamente 400 y que superan los 80 años, y los de la segunda y tercera generación. Tenemos unas 109 delegaciones en toda la Isla”.
El catedrático de Historia de América Manuel Hernández, que avanza en estas fechas en nuevos proyectos, consultando los archivos y trabajos con especialistas en la Universidad de La Habana, coincide en destacar que el hecho canario marcha a la par que el desarrollo de la sociedad cubana. Desde su lugar de trabajo nos dice: “Es harto imposible en cortas palabras trazar los vínculos de cinco siglos entre Canarias y Cuba, dos sociedades muy unidas por estrechas relaciones desde el momento de su conquista, respectivamente. Baste reseñar que el primer poeta cubano es el grancanario Silvestre de Balboa, que las únicas Islas del mundo en un mar de Islas como es Caribe son para Cuba y las Canarias, e isleños sus habitantes. Todo el extrarradio de La Habana y sus Vegas está ligado a los canarios y a su cultivo del tabaco. Pueblos como Guanabacoa con su convento de Candelaria, Santiago de Las Vegas, Jaruco, Bejucal o Santa María del Rosario, nacieron del espíritu fundador y colonizador del canario”.
La cinco veces centenaria ciudad de San Cristóbal de La Habana, con su puerto de Carenas, conoció desde la primera mitad del siglo XVI el aporte canario. La escala en nuestro Archipiélago de los navíos, que en el Sistema de Flotas se dirigían al Nuevo Mundo, hizo que pronto aportáramos la mano de obra para el poblamiento y desarrollo de la agricultura. El canario entregó su habilidad, su rudeza y sencilla fidelidad en las labores del campo y va a destacar especialmente en el exigente y artesanal cultivo del tabaco, que a finales del XVII se convierte en una de las riquezas más importantes de la Isla. Los canarios se convierten en artesanos del hábil manejo del cultivo y son los impulsores de su arraigo en las Vegas .
La voz de Canarias y la de los isleños aflora con prontitud y naturalidad. Ese latido de incesante búsqueda está presente en el poema Espejo de Paciencia, de Silvestre de Balboa, que relata el secuestro del obispo Juan de las Cabezas Altamirano, en 1604, la primera manifestación literaria cubana, y no pierde intensidad en la narrativa y poética contemporánea, tanto en el amplio universo que Dulce María Loynaz como en las obras de Cabrera Infante, Leonardo Padura y de tantos otros. El espíritu isleño se percibe por igual en pulso vindicativo de los vegueros que se revelan en Jesús del Monte, y en el de los insurrectos, como entre los que se mantienen fieles a la corona y en aquellos que al paso de los años dejan la Isla atrapados en el desencanto.
Cuba dio la amplitud al isleño y con ello pudo vencer confinado espacio de origen. En el periodo 1848-1898 salieron hacia Cuba desde del Archipiélago más de 26.350 personas, muchas formaban parte de la llamada emigración golondrina, que acudía a las zafras del tabaco y, tras unos años, regresaban con los ahorros dispuestos a mejorar su vida.
San Cristóbal de La Habana fue la última de las siete villas que en la segunda década del XVI fundaron los conquistadores-colonizadores. Por sus calles, tiempo después, corretearía José Martí, hijo de la tinerfeña Leonor Pérez Cabrera, que el destino llevó a ser apóstol de la identidad cubana, y tanto antes como hasta hoy, el carácter identitario del cubano lleva sin que requiera por ello mención alguna un trasunto dulce y firme en la palabra que procede del espacio atlántico y que adquiere matices en los sones y otros aires de música campesina o se pierde en el “rabo de nube” para dejar que prevalezca lo bello, como señala Silvio Rodríguez.
El viceconsejero de Acción Exterior del Gobierno de Canarias, Juan Rafael Zamora, que mañana emprende viaje a Venezuela para atender directamente a la amplia colectividad canaria, asistiendo en Caracas a la toma de posesión. En representación del Gobierno de Canarias allí, en calidad de delegado, José William Montesdeoca, destaca su deseo de potenciar los vínculos y áreas de acción, “que en estos momentos pasan tanto en Venezuela como en Cuba, por atender con carácter prioritariamente a las necesidades básicas de nuestros paisanos”. Juan Rafael Zamora viajará a Cuba el próximo mes de diciembre, con un amplio programa de trabajo, contemplando en especial la atención médica y ayuda domiciliaria a los isleños.

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