La administración Trump anunció esta semana la prohibición de una variedad de cápsulas de cigarrillos electrónicos con sabores específicos que incluirán cartuchos afrutados y de menta, pero no mentol, lo que supone un recorte significativo de una propuesta anterior. Se trata -según la Casa Blanca -de alcanzar un acuerdo cuyo resultado es un compromiso entre la promesa de Trump en septiembre de prohibir, de forma integral, la venta de estos productos, y la preocupación por las consecuencias políticas derivadas de los posibles despidos en miles de tiendas de vapeo en todo el país. Esa preocupación fue subrayada por los comentarios que el presidente hizo en la víspera de Año Nuevo sobre la protección de la industria.
Sin embargo, Trump había prometido una acción dura anteriormente, sugiriendo que era crucial mantener todos los productos con sabor fuera del alcance de los niños. Sus comentarios se habían hecho eco de las opiniones de varios grupos de salud pública, incluida la Academia Estadounidense de Pediatría, la organización Truth Initiative y la Campaña para Niños Libres de Tabaco. Todos sostienen que los adolescentes adictos a la nicotina en los cigarrillos electrónicos cambiarán rápidamente a cápsulas con sabor a mentol o tabaco si esas son las únicas que se venden.
Las autoridades sanitarias reaccionaron con decepción ante la solución a medias tintas ofrecidas por el presidente, “Necesitábamos cirugía mayor y, en cambio, lo que obtuvimos fue una tirita mal puesta”, dijo Robin Koval, director ejecutivo y presidente de Truth Initiative.
Reacción de la industria
Desde el momento en que Trump prometió una prohibición de vapeo, las tiendas de estos productos y sus aliados protestaron la represión como una amenaza existencial para las pequeñas empresas, una que podría afectar las elecciones. Asesores clave de la Casa Blanca recibieron estimaciones sobre el impacto de la ira de los usuarios de vapeo en estados críticos de campo de batalla como Michigan. Los representantes de los vapeadores protagonizaron protestas este otoño en Washington y en las ciudades donde Trump estaba realizando actos de campaña, bajo el lema “We Vape, We Vote”.
Hace varias semanas, Trump sostuvo una reunión con defensores de vapeo, grupos de salud pública y ejecutivos de tabaco para tratar de encontrar un terreno común. Mientras tanto, las compañías de tabaco y vapeo han presionado a los legisladores y a la Casa Blanca contra la prohibición de los sabores, incluido el mentol. Han argumentado que los fumadores adultos necesitan opciones de cigarrillos electrónicos para ayudarlos a cambiar de cigarrillos, y que debido a que el 35% de los cigarrillos vendidos son marcas de mentol, sacar los sabores de mentol del mercado supondría una dificultad para aquellos fumadores que intentan dejar el hábito.
Las compañías también dicen que una prohibición total del sabor dejaría a miles de tiendas de vapeo en la ruina.
Los cabilderos de la industria que buscan proteger los sabores se unieron a organizaciones conservadoras como los estadounidenses para la Reforma Tributaria, que se opusieron a los límites regulatorios ya que, según ellos, dañarían a las pequeñas empresas que fabrican sabores de vapeo, minoristas que los venden y consumidores adultos de cigarrillos electrónicos.
Pese a que algunos estados ya habían impuesto prohibiciones de sabor, algunos de esos esfuerzos se han visto paralizados debido a los desafíos legales que enfrenta la industria del vapeo y sus socios de la compañía de tabaco.
El impulso de la Administración de Medicinas y Alimentos para terminar con el vapeo en adolescentes comenzó hace más de un año, cuando una encuesta federal sobre el tabaco entre los jóvenes mostró que en 2018 más de 3,6 millones de jóvenes habían usado cigarrillos electrónicos en los 30 días anteriores.
La encuesta sobre el consumo de tabaco entre los jóvenes en 2019 mostró que el vapeo adolescente seguía aumentando, con más de cinco millones de menores usando cigarrillos electrónicos este año. Alrededor de una cuarta parte de los estudiantes de secundaria informaron vapear dentro de los 30 días de la encuesta, un aumento del 20% con respecto al año anterior.
Enfermedades derivadas
Los esfuerzos anteriores para restringir las ventas de cigarrillos electrónicos con sabor se estancaron cuando la popularidad del vaporizador de nicotina creció entre millones de jóvenes. La Administración de Medicinas y Alimentos primero buscó prohibir las ventas de sabores durante la administración Obama, pero fue rechazada por la Casa Blanca después de un feroz cabildeo por parte de las compañías de tabaco y las tiendas minoristas.
El debate actual sobre la prohibición del sabor fue provocado por crisis de salud pública: las crecientes tasas de vapeo juvenil hicieron que los expertos temieran que una nueva generación se volviera adicta a la nicotina, por otra parte, la reciente serie de lesiones pulmonares graves relacionadas en gran medida con el vaporizador de THC, alto inductor ingrediente de la marihuana. Más de 2.500 personas han sido hospitalizadas desde mediados de agosto y más de 54 han muerto en relación con el vapeo en Estados Unidos.
La medida anunciada por Trump, está programada para ser temporal, no permanente, y destinada a proveer más tiempo para la investigación sobre estos productos.
En agosto de 2016, un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó prohibir los cigarrillos electrónicos en áreas interiores o donde esté prohibido fumar. Esto se debe a su potencial para que los no usuarios estén expuestos a productos químicos y aerosoles de cigarrillos electrónicos en zonas interiores. Muchas jurisdicciones locales y estatales han comenzado recientemente a promulgar leyes que prohíben el uso de cigarrillos electrónicos en todos los lugares donde se prohíbe fumar, aunque algunas leyes estatales con leyes integrales para no fumar aún permitirán que se permita el vapeo en bares y restaurantes al tiempo que prohíben los cigarrillos electrónicos en otros lugares determinados. Los únicos estados en la unión americana que no regulan el vapeo en interiores, ya sea por territorio estatal o a nivel local, se encuentran en los estados de Nebraska, Nevada, Rhode Island y Tenesí.
Por ahora, el hacha de guerra entre defensores de la industria del vapeo y las autoridades sanitarias en Estados Unidos ya está desenterrada, y la administración Trump debe manejar el asunto con delicadeza en un año de elecciones cruciales sabiendo que la pipa (electrónica) de la paz está muy lejos de poner fin a este conflicto, por mucho que el presidente esté buscando un consenso.