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Estados Unidos e Irán hacen la vista gorda

Ninguna de las dos partes busca una escalada de tensiones ni da su brazo a torcer

La decisión del presidente Donald Trump de ordenar el asesinato de Qasem Soleimani ha dejado a la comunidad internacional tambaleándose y con la incertidumbre de no saber si estamos a las puertas de una tercera guerra mundial. La preocupación no carece de méritos. A medida que avanza la crisis diplomática y crece la tensión entre ambos países, la escalada bélica se mueve a trompicones, unos días a punto de desatarse el Armagedón y otros, en los que no parece que haya pasado realmente nada de importancia, los actores de la trama deciden dejar las cosas quietas, cada uno apuntándose un tanto en su osadía, sin que se decidan a cruzar la raya ni un milímetro más.

Pero lo cierto es que Estados Unidos cometió un acto de guerra al matar a un general iraní en Irak -un país donde ha mantenido una presencia militar constante desde la invasión de 2003 para derrocar a Saddam Hussein-. El asesinato de un oficial militar por ataque de drones sorprendió a todos, incluidos los aliados más cercanos de Estados Unidos.

La decisión de Irán de tomar represalias disparando misiles contra objetivos estadounidenses en Irak ha dejado a aquellos con intereses en la región conteniendo la respiración. Irán puede afirmar que no quiere la guerra, pero también dice que cualquier acción de Trump será considerada una provocación y responderá como tal.

EL TRASFONDO DE LA CRISIS

Las semanas previas a la muerte de Soleimani habían sido difíciles en Irak. “Desde principios de octubre, hubo un tenso enfrentamiento entre los manifestantes iraquíes -y el gobierno iraquí respaldado por Irán”, según expertos citados por el canal de noticias CNN. Durante meses, miles de ciudadanos iraquíes han estado protestando contra la corrupción gubernamental y la creciente interferencia iraní en el establecimiento político de Irak, protestas que han sido acometidas con medidas enérgicas contra los manifestantes, matando a cientos e hiriendo a miles.

Días antes de que Trump ordenara el ataque con aviones no tripulados que mató a Soleimani, cientos de manifestantes pro iraníes intentaron asaltar la embajada de EE. UU. En Bagdad, escalando las paredes y forzando las puertas del complejo. Protestaban por los ataques aéreos estadounidenses en instalaciones en Irak y Siria que, según el Pentágono, estaban vinculadas a las milicias pro iraníes responsables de atacar al personal de servicio estadounidense en Irak. El asalto a la embajada de Estados Unidos habría sido parte de una estrategia iraní más amplia para distraer a los iraquíes de los meses de protestas.

UNA IDEA DESCARTADA ANTERIORMENTE

Trump no fue el primer presidente de los Estados Unidos en considerar qué hacer con Soleimani. Administraciones anteriores ya habían considerado la posibilidad de matar a Soleimani, y tomaron la decisión clara y consciente de no hacerlo, sencillamente porque aunque se trataba claramente de una amenaza a los intereses de Estados Unidos, no pensaron que el costo valiera la pena.
Soleimani estaba a cargo de las milicias de Irán en el extranjero, lo que en el caso de Irak, significaba actuar como un desafío directo a los Estados Unidos por ser la potencia extranjera más importante con presencia en el país.

Durante algún tiempo, Irán ha manejado sus prioridades en Irak mejor que los estadounidenses, cuya influencia se considera que está disminuyendo. “Este asesinato simplemente habría acelerado la desaparición de la influencia estadounidense en esta región en beneficio de Irán, Rusia y China.

PREOCUPACIÓN DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

En primer lugar, porque existe una preocupación real entre los aliados de Estados Unidos ante las imprudencias e imprevisibilidad de Trump.  La decisión de matar a Soleimani fue probablemente buscando un posicionamiento más firme del presidente estadounidense como el alfa macho que tanto admiran sus votantes. Dado que Trump enfrenta elecciones en noviembre de este año, y está en medio de un juicio político –al que le viene muy bien una distracción- esta es una preocupación seria. Si bien podría no haber una guerra convencional, sí se teme una lucha prolongada entre Irán y sus poderosos aliados regionales y los Estados.

Por otra parte, por muy despreciables que hayan sido las acciones de Soleimani, su asesinato podría sentar un precedente para otros que, eventualmente, podrían tener la capacidad de ejecutar tipos similares de acciones, es decir, ataques con drones como mecanismo para matar a funcionarios estatales.

Por su parte, Irán tiene varias formas de responder. Primero, directamente, como hemos visto en los ataques realizados contra objetivos estadounidenses en Irak. Las milicias respaldadas por Irán también operan en muchos países donde Estados Unidos tiene intereses estratégicos en el Medio Oriente, incluida Siria. Los iraníes tienen la intención de incumplir el acuerdo acordado bajo la administración de Obama y bajo los auspicios de la Unión Europea, recordemos que Trump hizo campaña en 2016 para poner fin a la participación estadounidense.

La única parte que podría tener la credibilidad internacional para volver a encaminar las cosas es la Unión Europea y no puede hacer mucho al respecto aparte de crear un foro de diálogo para Irán y Estados Unidos, lo que en este momento tiene muy pocas posibilidades de suceder.

ATAQUE A OBJETIVOS ESTADOUNIDENSES

Un comandante líder de la milicia en Irak dijo esta semana que había llegado el momento para el país de seguir el ejemplo de Irán y vengar el ataque aéreo estadounidense que mató a Soleimani -al que por cierto, ya han elevado a la categoría de mártir-, prometiendo una respuesta de la misma envergadura que la de Irán.

El movimiento se extiende más allá de las fronteras iraquíes, con el líder del grupo rebelde Houthi de Yemen condenando las acciones estadounidenses y alabando los ataques de represalia de Irán como un castigo islámico apropiado. El ataque iraní es considerado como un gran comienzo exitoso en el camino para eliminar la dominación estadounidense del área. El líder del grupo chiíta yemení pidió cooperación y coordinación para lograr “una cierta victoria” contra Estados Unidos y su aliado Israel. La coalición está tratando de frenar la influencia de Irán en el área: en su declaración del miércoles, el líder del grupo elogió a Irán y dijo que la región ahora ha entrado en “un nuevo capítulo de resistencia”.

AMBAS PARTES PONEN FRENO A LA ESCALADA

En medio de todo este endurecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Oriente Medio, Trump parece, al menos por ahora, dispuesto a dejar pasar el ataque a las bases, diciendo que ningún estadounidense murió ni resultó herido en el bombardeo. Trump pidió a las potencias mundiales que abandonen el acuerdo nuclear de 2015 con Irán, añadiendo que Irán parece estar retirándose. Trump anunció que pedirá a los aliados de la OTAN que se involucren mucho más en el proceso de Medio Oriente, y agregó que Estados Unidos impondrá sanciones adicionales a Irán, pero no ofreció más detalles.

Anteriormente, Trump había advertido que Estados Unidos respondería a cualquier acción iraní y lo hizo amenazando con graves consecuencias.

Trump repitió su acusación de que Soleimani estaba planeando nuevos ataques contra los estadounidenses, pero no proporcionó pruebas.

Mientras tanto en Estados Unidos, el Congreso, particularmente los demócratas, exigen que se den a conocer los detalles que llevaron a la administración Trump a tomar la decisión unilateral de asesinar al general, y que desclasifique los documentos en los que, según la Casa Blanca, la premura y el secreto de la operación, se debieron a una amenaza “inminente” contra Estados Unidos.

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