agricultura

La Laguna de Barlovento, vacía en pleno invierno, símbolo de la sequía en La Palma

La que hasta su rotura en 2011 fuera la mayor infraestructura hidráulica de Canariass, se ha convertido en un indicador más de la situación de emergencia a la que se enfrenta el campo palmero


La Laguna de Barlovento, hasta su rotura en abril del año 2011 una de las mayores infraestructuras hidráulicas del archipiélago canario, está vacía. Los aproximadamente 1,7 millones de metros cúbicos de capacidad para acumular agua de riego de este gran embalse, son ahora una ensoñación del pasado. Los últimos datos del Consejo Insular de Aguas, actualizados por última vez en agosto del pasado año 2019, en plena época estival y tras un verano normal en términos meteorológicos, sin precipitaciones, reflejaba una llenado de la balsa del 23%.

Ahora, en pleno mes de enero, y con una pluviometría escasa incluso en el norte de la Isla, el embalse está vacío. Esta situación, ahora sorprendente, dejará de ser anecdótica en el futuro. Es al menos la impresión de una numerosa representación de las organizaciones agrarias con mayor peso y representatividad en La Palma.

Son cada vez más conscientes de que la economía palmera, cuyo 67% de su Producto Interior Bruto (PIB) proviene del sector primario, se enfrenta a nuevos retos para llevar agua al campo, mientras hay cierto excepticismo, como medida garantista y de continuidad, ante los resultados de la millonaria inversión pública, calculadas en el presupuesto del Cabildo en unos 6 millones de euros, para reabrir pozos privados que inyecten en el sistema agua de riego.

La Laguna de Barlovento, en cuya superficie crece la hierba, está vacía como resultado de la preocupante escasez de lluvias y que no permiten que llegue agua a través de la red de canales con colectores desde los barrancos de la comarca. Los cultivos más sensibles ante la sequía por su mayor necesidad de volumen de agua que necesitan para garantizar sus producciones, son el platanero, el de aguacates y el de cítricos. Mientras tanto, la situación de sequía ya tiene consecuencias directas sobre la cosecha de papas, la viña, el almendro y la apicultura, entre otras.

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