Vivir en los tiempos del virus

Debo pagar la factura del móvil. Y para eso he de ingresar su importe en el cajero de Cajasiete, que en el Puerto está en un recinto cerrado y lejos de mi domicilio. ¿Qué hago? Si voy al cajero de la oficina de La Orotava, que es exterior, me para la Guardia Civil o la UME y me pueden multar. ¿Cómo les explico que no deseo entrar en el pequeño recinto cerrado del Puerto, en el que podrían coincidir más personas? Si no pago el teléfono, Vodafone me corta la línea. Y si Vodafone me corta la línea estoy desamparado totalmente porque vivo solo, con mi perrita. Tengo un problema, si quiero cumplir con las medidas de aislamiento. Si hago una transferencia a Cajasiete de otro banco más cercano a mi casa (tengo La Caixa enfrente, con cajero externo) tardará al menos dos días y el recibo vence hoy. No podía haber previsto este ingreso porque la factura me llegó por correo ayer, aunque es verdad que sí pude haber consultado antes su importe, vía telefónica o por Internet, aunque cualquiera se acuerda de eso, con este lío de lavado constante de manos y de preocupación por conseguir medicamentos. Pretendo cumplir estrictamente las medidas de aislamiento que me ha impuesto Sanidad, y más teniendo la edad que tengo, pero me resulta muy difícil hacerlo. Me arriesgo a una multa por salir a la calle, más cara que la factura del teléfono móvil. También me saldrá mucho más caro el riesgo de salud que corro si vulnero las medidas decretadas. Este es el problema de un jubileta, atrapado en su propia casa por tocarle vivir en los tiempos del virus. Los bancos raramente te atienden un recibo si no tienes fondos. Al final, todo se resolvió gracias a las personas de Cajasiete. Porque un banco son las personas. Y aquí las hay muy buenas.