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De pajarito a ave rapaz: Twitter saca las garras

Donald Trump busca capitalizar los intentos de la red social de restringirlo
DONALD TRUMP EEUU
DONALD TRUMP EEUU
Donald Trump. EP

Hasta ahora había sido su instrumento de comunicación favorito. Twitter había literalmente dado alas al presidente de los Estados Unidos para publicar a cualquier hora del día o la noche cuanta estupidez se le ocurriera en el momento, sin parar a revisar el contenido de sus disparatadas misivas a gritos que proporcionan los mensajes en mayúsculas. Pero el inocente pajarito azul llamado Larry -ya no es el original monarca nuquinegro que inspiró el logo de la compañía- acaba de sacar sus garras de ave rapaz contra Donald Trump, quien abre la veda de caza furtiva contra el ahora pajarraco, dictando una orden ejecutiva contra las redes sociales. La nueva orden ejecutiva requiere la revisión de una ley que otorga inmunidad de responsabilidad a las empresas de redes sociales por el contenido que publican.

Este nuevo hito, señala el paso más significativo que el presidente ha dado en su guerra contra las compañías tecnológicas que luchan por mantener un complicado equilibrio entre la libertad de expresión y el creciente problema de la desinformación.

TWITTER ATACA A SU PRESA

La madrugada del viernes Twitter agregó una etiqueta de advertencia a un nuevo tuit de Trump por “glorificar la violencia”, después de que el presidente enviara un mensaje sobre las protestas y la violencia en Minneapolis, Minnesota, luego de la muerte de George Floyd. Trump llamó a los manifestantes “MATONES”, y dijo que había hablado con el gobernador de Minnesota para decirle que los militares estaban con él, advirtiendo que de presentarse cualquier dificultad asumirán el control y de comenzar los saqueo, comenzarían los disparos”.

El martes Twitter había aplicado una verificación de datos a dos de los tuits de Trump, incluido uno que afirmaba falsamente que el voto por correo significaría un fraude electoral generalizado. Trump inmediatamente respondió al ser señalado como mentiroso, acusando al gigante de las redes sociales de censura y advirtiendo que de continuar en ese plan, estaba dispuesto a usar el poder del gobierno federal para frenarlo o incluso cerrarlo. La amenaza aumenta las tensiones en la batalla de Trump con Silicon Valley, y Trump se coloca en posición para lo que él cree que es una pelea que merece la pena. Trump, como buen cuervo acostumbrando a maniobrar rápido para no perder altura, utiliza el ataque de Twitter para, una vez más, pretender ser la víctima, alimentando la narrativa de que hay fuerzas poderosas en los medios alineadas contra él. Muchos de los aliados políticos de Trump se apresuraron a defender a su líder esta semana acusando a Twitter de interferir en la campaña para las elecciones de noviembre de 2020, y apostillando de insulto la noción de verificar al presidente.

Como consecuencia, la campaña del presidente cesará la publicidad en Twitter. Una pérdida sin duda para Trump, al que no vemos inclinado a abandonar sus hábitos, ya que tanto Twitter, como la mayoría de las plataformas de redes sociales prominentes le han permitido graznar, sin restricción, teorías de conspiración que no tienen fundamento. Aunque sus tácticas a menudo tienen el propósito de crear una distracción sobre noticias negativas relacionadas con su gobierno, lo sorprendente es que el presidente de Estados Unidos, realmente cree a pie juntillas muchos de los mensajes que envía y reenvía.

Los tuits de Trump siempre han sido polémicos, pero recientemente, a medida que el número de muertos en Estados Unidos por la pandemia supera los 100.000, sus berrinches y comentarios en las redes se han vuelto más desagradables e incómodos de lo habitual incluso para algunos de los partidarios más destacados del Presidente.

TRUMP, TILDADO DE MENTIROSO, SE LANZA AL ATAQUE

La compañía dijo estar poniendo en práctica las lecciones aprendidas al contrastar los tuits que podrían poner en peligro la salud y aplicarlos al feed de Trump. Fue la pandemia, según Twitter, la que liberó a la compañía para incluir advertencias de verificación de hechos a un par de tuits del Presidente esta semana.

Los críticos se han venido quejado durante años de que Twitter le ha permitido a Trump revolotear sin control en la plataforma. Pero hasta ahora la compañía había adoptado un enfoque de no intervención ante el presidente, en parte debido a una política corporativa que considera que es de interés público saber lo que piensan los líderes mundiales, y en parte porque Twitter juzgó que muchos de los tuits de Trump no caían directamente en la prohibición de comportamientos específicos como abuso o publicación de contenido de odio.

En el caso del contenido relacionado con el coronavirus, Twitter se ha decantado por identificar mensajes que abogan por protegerse del virus utilizando métodos que las autoridades de salud pública dicen que no son efectivos. Ahora, el gran pájaro azul está aplicando una métrica similar a los tuits no relacionados con el coronavirus del presidente de los Estados Unidos, que de igual manera representan un riesgo público ceñido a la desinformación. Esa decisión ha desencadenado una confrontación aguda con Trump, quien prometió represalias contra las compañías de redes sociales que según él tratan de silenciar a los conservadores.

ZUCKERBERG CRITICA A TWITTER Y ESCONDE LA CABEZA

A Facebook, en este caso, le he tocado el papel de avestruz, y lejos de mostrar la cara, esconde la cabeza para evitarse líos. Mark Zuckerberg criticó la decisión de Twitter de verificar los hechos del presidente de Estados Unidos, diciendo que las compañías de redes sociales no deben convertirse en árbitros de la verdad. En una entrevista con Fox News tras el anuncio de la Casa Blanca de la firma de la orden ejecutiva, Zuckerberg dijo que Facebook tenía una política muy diferente a Twitter: anteriormente, el presidente había amenazado con cerrar Facebook bajo la misma acusación de tratar de sofocar las voces conservadoras.

SACAR PECHO Y SACUDIR PLUMAS

Los expertos legales aseguran que todo es sacar pecho y sacudir las plumas, ya que Trump no tiene absolutamente ninguna autoridad legal para llevar a cabo sus amenazas. La American Civil Liberties Union dijo que la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos limita cualquier acción que Trump pueda tomar para regular las plataformas de redes sociales. La Sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones (sí, así se llama), otorga a las compañías de redes sociales amplia autoridad para moderar el discurso, y aunque los miembros del Congreso han amenazado con legislar sobre el tema durante años, es más una cuestión de palabrería que de práctica.

La amenaza de Trump de cerrar plataformas como Twitter y Facebook es la más fuerte de sus acciones en su campaña más amplia contra Big Tech, y en cierto modo ha surtido efecto, ya que las acciones de ambas compañías cayeron esta semana.

ESTADOS UNIDOS NO ES CHINA

No es la primera vez que la administración Trump ha amenazado con acciones legales contra las empresas de redes sociales que toman decisiones con las que el presidente no está de acuerdo. El año pasado, la Casa Blanca redactó una propuesta para regular las plataformas de redes sociales que estarían siendo parciales contra los conservadores. La propuesta solicitaba a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) que creara nuevas regulaciones sobre la moderación del discurso en sus plataformas, y pidió a la Comisión Federal de Comercio que mantenga una lista pública de las quejas de los usuarios que creen que sus derechos han sido violados.

Trump no tiene autoridad legal bajo los poderes de su rama ejecutiva para cerrar unilateralmente una plataforma de redes sociales simplemente porque no está de acuerdo con sus políticas sobre cómo trata y ahora verifica sus tuits. Lo que sí puede el presidente es emitir órdenes ejecutivas, tratar de presionar a las agencias federales para que regulen las redes, o pedirle al Congreso que apruebe una legislación sobre el asunto, aunque ninguna de estas opciones va por la vía rápida que Trump necesita de cara a noviembre.

La gran preocupación radica en que los esfuerzos y rabietas de Trump por manejar los medios a su antojo, está desestabilizando la confianza de la gente en los medios y con ello sacudiendo los cimientos del sistema democrático, después de todo, Estados Unidos no es, ni aspira a ser China, por mucho que los chinos se mofen de Trump al compararlo por su apariencia con el faisán dorado tan típico del país asiático. ¿O sí?

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