En el periódico DIARIO DE AVISOS del lunes 6 de julio de 2020, el cronista oficial de la ciudad, don José Manuel Ledesma Alonso, dentro de la serie que viene publicando sobre el Callejero Chicharrero, se refiere a la calle que lleva por nombre “Doctor Alfonso Soriano Frade”, en esta capital, con el sorprendente titular La calle que arrebataron al Doctor Cerviá, señalando que “esta vía (que conecta en la actualidad las calles Horacio Nelson y Enrique Wolfson) figuraba en el callejero Oficial del Municipio desde 1938 con el nombre del Doctor Cerviá; pero en el Pleno Municipal de 12 de octubre de 2004 pasaría a denominarse Doctor Alfonso Soriano Frade”, añadiendo, sin justificación alguna, que “este cambio de titularidad indignaría a la familia del doctor Cerviá y a buena parte de la sociedad tinerfeña”. Y todavía agrega que “ante las quejas recibidas” el Ayuntamiento alegó que “en el Archivo Municipal no aparecía ningún acuerdo plenario que recogiera tal denominación” (doctor Cerviá).
Llama la atención, en primer lugar, la gravísima utilización de la palabra “arrebatar” -que significa quitar con violencia algo a una persona- para titular la pretendida historia de una calle de Santa Cruz de Tenerife, por parte, nada menos que del cronista oficial de la ciudad. La acción de “arrebatar”, supone que hay una persona que actúa con violencia sobre otra, que, por supuesto, tiene derecho a defenderse. Pero ¿quién es el agredido y quien el agresor? En principio parece que el agresor no puede ser otro que el Ayuntamiento que es el competente para dar nombre a las calles, pero más difícil es precisar quién es el agredido, ya que tanto el doctor Cerviá como el doctor Soriano hace ya muchos años que fallecieron.
El cronista oficial de la ciudad da por hecho que la vía en cuestión “figuraba en el callejero Oficial del municipio (?) desde 1938 con el nombre de doctor Cerviá”, afirmación que convendría que el señor Ledesma nos documentara, ya que en ese año –en plena Guerra Civil española- fue muy raro que se pusiera nombre a las calles de las ciudades españolas. Pero, además, si se tiene en cuenta que el doctor Cerviá nació en Santa Cruz de La Palma en 1902, quiere decir que tenía 36 años en la fecha en que pretendidamente se dio su nombre a dicha calle, con tan solo nueve años de ejercicio profesional desde que ingresó en el Colegio Oficial de Médicos de la provincia en 1927, razón por la que no fue hasta 1960 en que la ciudad que lo vio nacer le nombró su Hijo Predilecto. Y no fue hasta 1944 cuando dirige el Sanatorio Antituberculoso de Ofra y hasta 1955 cuando desempeñó la dirección del Instituto de Fisiología y Patología de Tenerife, por lo que hay que concluir que en 1938 el doctor Cerviá solo era una futura promesa del gran médico que fue.
Pero es que además en el año 1938 la calle en cuestión no existía, ni tan siquiera en proyecto, dado que todo su entorno fue hasta la década de los setenta del siglo pasado, una finca de plátanos de la familia Oramas, atravesada por la calle Enrique Wolfson, de lo que puede dar fe el abajo firmante por haber sido uno de los propietarios que iniciaron su urbanización.
El Ayuntamiento Pleno, en sesión de fecha 20 de febrero de 2004, acordó incoar expediente para la concesión de honores al doctor Alfonso Soriano Frade. Dicho expediente se inicia a instancia de don Ernesto Montero López con el apoyo de más de cien vecinos de esta capital, uno de ellos el abajo firmante. El Excmo. Ayuntamiento Pleno, con los dictámenes favorables correspondientes, acordó dar su nombre a una calle de esta ciudad, lo que fue aprobado por unanimidad en el Pleno del Ayuntamiento de 27 de julio de 2004 y no el 12 de octubre del mismo año, como dice el cronista oficial de Santa Cruz.
Para concluir, nos parece indecente que se trate de enfrentar a dos médicos eminentes, de los que deberíamos sentirnos orgullosos todos los tinerfeños, a los muchísimos años de haber fallecido y cuando en vida les unió la amistad, el mutuo afecto y el compañerismo.
*Uno de los promotores de la iniciativa a favor de la calle Doctor Soriano Frade y antiguo copropietario del solar en que se ubica