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Buscando un atajo por temor a las urnas y a las bases

Los líderes que llevaron a Coalición Canaria a su desplome de 2019 se afanan ahora en recuperar el poder como sea antes de que se les obligue a dar un paso al costado
Carlos Alonso, José Alberto Díaz, José Manuel Bermúdez y Fernando Clavijo
Tanto Carlos Alonso como José Alberto Díaz, José Manuel Bermúdez y Fernando Clavijo sabían que se la juegan tras el crack de CC en 2019; un año después, solo el alcalde santacrucero puede dormir tranquilo. DA

Es propio de la condición humana, pero no es de recibo, y menos en una crisis como la que golpea a Canarias, indefensa para responder por sí sola ante el súbito adiós al turismo, el enésimo monocultivo isleño que, al igual que regó de fortuna cuando surgió, hoy condena a la miseria emientras la Covid-19 siga campando a sus anchas por estos lares. Como es sabido, el encontronazo entre Podemos y el PSOE a cuenta del retorno de Conrado Domínguez a la dirección general del Servicio Canario de Salud (lo que también ha irritado a muchos socialistas, especialmente en Tenerife), ha permitido desvelar el nuevo atajo que busca Coalición Canaria para recuperar el poder que hace apenas poco más de un año perdió, tras eternizarse en el mismo con un balance de miseria isleña tan descomunal como impropio de una región donde, precisamente, llegaban los turistas a millones año tras año.

Ahora, el hoy senador autonómico de CC, Fernando Clavijo, ha lanzado sus redes hacia el PSOE de Gran Canaria, un caladero habitual para unos nacionalistas devenidos en regionalismo conservador por obra y gracia del pacto blindado por el político lagunero con el número dos del Partido Popular estatal, Teodoro García Egea, y que ya ató las manos a CC a la hora de buscar apoyos para evitar el histórico desplome institucional del año pasado.

La nueva tentativa para encontrar ese atajo que evite a Clavijo rendir cuentas ante el demorado congreso de CC por su fracaso pasaba por una fórmula aplicada con éxito en tiempos de Paulino Rivero, precisamente el líder de Coalición al que el lagunero desplazó al frente del partido, cuyo pacto con el socialista grancanario José Miguel Pérez fue el más estable en la historia de la autonomía canaria. Para lograr su objetivo actual, desde CC se recuerda al PSOE de Gran Canaria los beneficios que supondría para ellos renovar un acuerdo similar, habida cuenta que, mientras Coalición es un partido residual en esa Isla, Nueva Canarias y Podemos, hoy socios, son allí los enemigos a batir para los socialistas. Justo lo contrario de lo que ocurre en la política tinerfeña, donde PSOE y CC acumulan décadas de encarnizada pugna política al tratarse de las dos formaciones con mayor representación desde los años 80.

Superado el desencuentro por el nombramiento de Domínguez (aunque tanto Podemos como el PSOE tinerfeño tienen previsto vigilar para que, con su retorno, no vuelvan también las políticas que tanto combatieron entre 2017 y 2019), bueno es recordar que la opción de dividir al socialismo canario no es el primer intento en que los actuales líderes de CC buscan ese camino recto para volver al Gobierno de Canarias, a pesar del escaso tiempo de existencia del actual cuatripartito.

Siempre de la mano de su notable armada mediática, Coalición primero difundió el rumor de que Nueva Canarias acabaría, más pronto que tarde, volviendo al redil nacionalista, obviando que la derechización de CC frena apreciablemente las posibilidades de entenderse con un partido, el de Román Rodríguez, que se autodefine progresista sin ambages.

Luego llegó la intentona más seria hasta ahora, pero también más rocambolesca. Dando por hecho que en Valle Gran Rey no habría entendimiento entre el PSOE y la ASG de Casimiro Curbelo, este colaboraría en una operación consistente en que uno de los diputados de Ciudadanos, Ricardo Fernández de la Puente, aceptaría un alto cargo a cambio de dejar el escaño a la siguiente de la lista, Teresa Berástegui (más que presuntamente próxima a una eventual censura), cuyo salto desde Ciudadanos a una formación insularista como la Agrupación Socialista Gomera es digna de estudio para todo acróbata político que se precie.

Aquello tampoco cuajó, sobre todo porque Fernández de la Puente no es una persona dada a este tipo de chalaneos, pero también porque el caso de Valle Gran Rey se encauzó entre los socios de gobierno. Incluso, la tentativa acabó degenerando en un alejamiento de CC y ASG, dado que los coalicioneros, irritados, cargaron duramente contra la gestión de la gomera Yaiza Castilla, lo que a Curbelo no le sentó nada bien.

Táctica generalizada

Pero esta reiteración en dar con el dichoso atajo para recuperar el poder no solo tiene lugar en el Parlamento de Canarias. En el Cabildo de Tenerife se tiene constancia de que al menos dos de los consejeros que hoy apoyan al equipo de gobierno liderado por el socialista Pedro Martín han sido sondeados para que se cambien de bando, unos acercamientos que se han topado con la dignidad de los afectados, quienes rechazaron traicionar, no solo a los suyos, sino sobre todo a quienes les votaron para los cargos que hoy ocupan.

En cuanto a Santa Cruz de Tenerife, otra de las instituciones donde Coalición Canaria se vio forzada a pasar a la oposición (algo que no recordaban ni los más viejos del lugar), es público y notorio que sí dieron con la ansiada tecla, personalizada en la dimisión del concejal de Ciudadanos Juan Ramón Lazcano (tan apresurada que tuvo lugar desde Cantabria y en pleno confinamiento). Ese adiós corrió la lista en beneficio de Evelyn Alonso, una singularidad política isleña que no termina de olvidar a Venezuela en su percepción sobre la realidad tinerfeña.

Eso sí, poco tiempo ha tenido que pasar para que el de nuevo alcalde, José Manuel Bermúdez, haya tenido que aconsejar un perfil público más discreto a la concejala que le ha devuelto el bastón de mando santacrucero, dado que Alonso amenazaba con convertirse en una fuente inagotable de escándalos (alguno tan chusco como el del multiplagio) nada deseable para el Consistorio capitalino.

Desde La Laguna también se sospechan tanteos similares, pero, a diferencia de lo ocurrido en el Cabildo, no hay certeza de cuántos han podido ser ni de la intensidad de los mismos.

Tanta prisa

Pero, ¿por qué tanta prisa, tanto afán en dar con ese atajo? Porque les va su futuro político en ello. Si no lo encuentran en breve, pronto no habrá excusas para seguir retrasando un Congreso, el de Coalición Canaria, que no será igual para Fernando Clavijo, Carlos Alonso y José Alberto Díaz que para Bermúdez, al que llegará con la tarea hecha. Los otros tres tendrán que responder (es de justicia) por qué se negoció con las manos atadas por el Partido Popular estatal, o cuáles fueron los motivos por los que Clavijo no dio un paso al costado si era precisamente su entonces condición de imputado lo que impidió a Ciudadanos olvidar sus promesas electorales y arrojarse en los brazos de Coalición Canaria.

Aún así, un Congreso no deja de ser un obstáculo complicado pero superable, por mucho que el enfado en formaciones como Asamblea Majorera y la Agrupación Herreña Independiente no permita augurar que tal cónclave sea pacífico. Sin embargo, la perspectiva de hacer oposición como es debido, centrarse en el control de la acción gubernamental y esperar a que, dentro de tres años, las urnas decidan si CC merece de nuevo la confianza de los votantes no es, ni de lejos, la preferida por quienes saben de sobra que un nuevo fracaso se traducirá en su adiós a la primera línea política, desplazados a buen seguro por unas bases y unos militantes que sueñan con un nuevo proyecto que les ilusione y libre de los errores cometidos en el pasado por sus dirigentes.

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