ara los canarios y particularmente para los laguneros, septiembre es lo mismo que decir La Laguna, es lo mismo que hablar del Cristo. Esta imagen que llega a la ciudad a principios del siglo XVI, poco después del comienzo de su fundación en el año 1496. La milagrosa y venerada imagen de estilo gótico llega desde la capital andaluza, vía Cádiz, enviada por el duque de Medina Sidonia, según nos dejó escrito el historiador don Buenaventura Bonnet y Reverón. Otros historiadores y leyendas han intentado explicar el origen y procedencia de esta talla considerada como una de las más importantes del Patrimonio Histórico Canario. Las leyendas de Fray Alonso de Espinosa y Fray Luis de Quirós, que aunque con distintas versiones las dos coinciden en la llegada al Puerto de Santa Cruz y tras las transacciones oportunas dicha imagen es adquirida por El Adelantado. Tras las investigaciones que realizó el profesor de la Universidad de La Laguna, don Francisco Galante Gómez, en el año 1999, hemos sabido que el Cristo de La Laguna es una talla de origen flamenco y de estilo gótico, esculpida por Louis Van Der Vule.
Las primeras fiestas que se celebran en nuestra ciudad, desde el año 1607, en honor del Santísimo Cristo lagunero, tienen su origen en la cantidad de milagros que favorecieron a muchas personas que se encomendaron a él. Este año por las razones que todos conocemos la plaza del Cristo no tendrá el aspecto de otros septiembres, no habrá ventorillos, ni turroneras, ni cochitos para el disfrute de los niños. Tampoco veremos los arcos que desde las calles Tabares de Cala, Viana y Nava y Grimón anuncian los festejos. Sí se celebrabarán en el Santuario los actos religiosos de costumbre. El Cristo no recorrerá las calles laguneras en su cruz de plata como lo viene haciendo hace más de cuatro siglos, decisión esta que nos parece muy acertada.
Durante todo el año, las visitas al Cristo han sido constantes a lo largo de los cinco siglos de presencia de esta milagrosa imagen en nuestra ciudad. No solo los laguneros, que casi por ‘obligación’ visitamos todos los viernes el Santuario, sino un fluido constante de visitantes, tanto de nuestra Isla, como de cualquier otra del Archipiélago. Todos sin excepción visitamos al Cristo, bien para agradecerle o pedirle algo. Todas las personas que lo visitan obtienen respuesta, como dice la copla… sus labios no se movieron y, sin embargo, me habló.
Desde hace algunos años hemos venido defendiendo que la plaza del Cristo de La Laguna en su actual espacio, unida a los terrenos anexos, que hasta hace muy poco tiempo estuvieron ocupados por el grupo de artillería, debe convertirse en el Gran Parque Urbano de la ciudad. Esta gran zona verde, integrada en el Camino de las Peras y los Parques de la Vega y de la Constitución sería el lugar de ocio al aire libre más grande de Canarias. Este espacio podría estar dotado de senderos, jardines, parques recreativos para niños, fuentes y un pequeño lago que recuerde el origen de nuestra ciudad. El lago podría conectar con algunos de los actuales canales que se encuentran en la zona. El periodista lagunero Leocadio Machado, nos dejó escrito en su libro Crónicas de la Ausencia que en la ancha y destartalada plaza de San Francisco que acaso fuese un lugar adecuado para dar albergue a aquel Jardín Canario con el que soñaba el ilustre alcalde y sabio botanista don Domingo Bello Espinosa. Sería un centro de solaz para el turismo y de gran interés científico para los que desconocen las bellezas y originalidades de la flora canaria. Ese museo, esa hermandad de plantas isleñas, en ningún sitio estaría mejor situado que en La Laguna, corazón de la isla, estuche de las más puras esencias de la tierra.
El Santuario del Cristo y sus dependencias constituirían el eje central de ese gran espacio verde que necesita una ciudad como la nuestra. Todos sabemos que durante todo el año la Plaza del Cristo es el lugar más visitado de la ciudad, la principal razón es la presencia del Cristo Lagunero, así como su amplia plaza lugar donde desde siempre fue el espacio donde los niños practican toda clase de juegos, se celebran las fiestas y desde hace unos años está ubicado, de forma provisional, que al parecer de provisional tiene poco, el mercado. El actual aspecto de esta parte tan importante de la ciudad, justifica por sí mismo una remodelación en profundidad de la zona. La propuesta de que se convierta en la Gran Zona Verde, nos parece acertada y necesaria. Estamos en el momento oportuno, dado que se está trabajando en el nuevo plan general, parece que no se puede dejar pasar una oportunidad de este calibre, teniendo en cuenta que esta propuesta no requiere de gran presupuesto, quizás más de imaginación y voluntad que de otra cosa.
El triángulo que delimita el casco histórico de La Laguna, formado por el vértice que uniría La Concepción, calle de Herradores, Plaza de San Cristóbal, y desde esta, por la calle de Santo Domingo, Plaza del Adelantado y la Gran Zona Verde y Deportiva de la Plaza del Cristo, vertebraría la zona histórica y peatonal de Aguere. Nos parece un error peatonalizar otras vías fuera del marco que hemos descrito, que no es otro que lo que constituye actualmente el casco histórico y su influencia.
*Exteniente de Alcalde del Ayuntamiento de La Laguna. Exconsejero del
Cabildo de Tenerife