El hecho de que nuestro país tuviera las peores cifras de contagios del planeta saltó a la palestra hace algunas semanas. En boca de todos los representantes públicos estaba la estupefacción de ser la nación con más restricciones y, sin embargo, no poder aplacar el avance de la pandemia. Pero las tornas han cambiado, en la misma medida en que ha ido avanzando la segunda ola de la COVID-19 y las comunidades autónomas han aplicado las restricciones sugeridas por el Ministerio de Sanidad para mantener a raya al coronavirus.
No se puede decir, ni mucho menos, que la situación epidemiológica esté bajo control, pero sí abandonar el pesimismo que nos ha envuelto a lo largo de este tiempo, siempre que nos comparemos con nuestro entorno. Aunque es cierto que distamos mucho de poseer una incidencia acumulada (número de positivos por cada 100.000 habitantes detectados, en el caso de la UE, en los 14 días anteriores) similar a la que goza Grecia, que en la práctica totalidad de sus regiones registra un valor inferior a 25.
España, por su parte, supera los 300 para el mismo parámetro, salvo en Canarias, Galicia, la Comunidad Valenciana y Baleares, según la información publicada el pasado jueves por el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades. Alemania, Países Bajos, República Checa, Francia, Bélgica o Eslovenia completarían la lista, junto a Reino Unido, de territorios más tocados por el patógeno.
Esto quiere decir que, incluso aquellos lugares que presumieron de haberse salvado del paso de la epidemia global en marzo, especialmente los situados más al norte, como Holanda, ahora se dan de bruces con el mal que ha motivado la adopción de medidas del todo extraordinarias, como confinamientos generales de la población. Cabe recordar que precisamente el país de los tulipanes fue uno de los llamados frugales, que hicieron todo lo posible por poner piedras en las ruedas a las iniciativas de España e Italia sobre el fondo de recuperación COVID de la UE.
Y es que el Gobierno de Mark Rutte había empleado hasta ahora una estrategia en la que se depositaba mucha confianza en la voluntad popular, sin imponer el uso de mascarillas ni ningún tipo de limitación sobre la hostelería. No obstante, la semana pasada el Ejecutivo holandés se vio obligado a decretar medidas como la restricción del horario de los comercios o el cierre absoluto de bares y restaurantes, dado que cada día batían sus propios récords de casos. Además, el teletrabajo ya es obligatorio para los empleados cuyas responsabilidades les permitan desarrollar sus labores desde casa.
De acuerdo con las estadísticas actualizadas ayer por el organismo sanitario de la UE, República Checa lidera el ranking del coronavirus, con una incidencia acumulada de 858,6. Le seguiría Bélgica, con 756,9, y, a continuación, Países Bajos (535,1), Francia (414,6), Eslovenia (345,3), Reino Unido (329,2), Luxemburgo (315,5) o Islandia, marcando 317,7. Todos ellos, con cifras proporcionales de positivos en COVID superiores a las de España, que con 312,4 ocupa el noveno puesto de la clasificación. En contraste, la nación aventajada sería Estonia (35,6).
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