cuenta atrÁs para el relevo en la casa blanca: la resaca electoral

Avanza la transición de poder en Estados Unidos

Mientras Trump se enfrasca en indultos y demandas, Biden forma Gobierno
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Tres pavos recibieron el indulto presidencial durante la celebración de Acción de Gracias esta semana, los plumíferos Millo y Piña, y el general retirado Michael Flynn. 

Si bien las aves obtuvieron el perdón siguiendo la tradición, que normalmente se lleva a cabo con un discurso humorístico y sin alusiones partidistas, este año en el que todo es diferente, la charla se vio empañada por la amargura del presidente Donald Trump, que continúa sembrando la discordia en el país, pese a haber perdido las elecciones y no tener evidencia alguna que justifique sus berrinches. 

Corn y Cobb, la versión inglés del nombre de los mencionados guajolotes, se beneficiaron de la clemencia del presidente, ajenos a la suerte que les esperaba en una celebración en los que son plato estrella, y sin nada por lo que pedir perdón. El otro indultado, sin embargo, es un pájaro de distinta especie.  

Flynn, que se había confesado culpable de los cargos por haber mentido al FBI, durante el juicio político de Trump, luego cambió de parecer, y su odisea legal finalizó con la decisión del presidente de indultar a sus amigos, a quienes le han ayudado a ocultar sus tejemanejes con Rusia, y a cualquiera que pueda abrir la boca en un futuro cercano cuando Trump no esté aforado y tenga que enfrentar la justicia por procesos civiles y penales abiertos en su contra. 

No obstante, el departamento de Justicia se enteró al mismo tiempo que el resto de los estadounidenses del ‘misericordioso’ acto del presidente, que no se molestó en consultar, ahora estarán atentos a la lista de criminales a los que Donald Trump sacará las castañas del fuego esta temporada otoñal, incluyéndose, como no, a sí mismo. 
 

Un indulto para Trump

A estas alturas, y con un país tan dividido, se ha llegado a sugerir que una vez que Joe Biden sea presidente, en un gesto de buena voluntad, pueda indultar a Donald Trump. Sin embargo, aunque pueda parecer una idea interesante que posicione a Biden como el presidente de todos, esta maniobra sería un error. Siguiendo el historial de Trump, ese gesto sería utilizado como ‘prueba’ de que es inocente, y le abriría el camino hacia una nueva postulación para 2024, posibilidad que se le escaparía de las manos si es imputado. Además, la Justicia debe seguir su curso, y crearía un peligroso precedente para cualquier mandatario estadounidense, que podría dedicar su mandato a violar las leyes a sabiendas de que su sucesor hará borrón y cuenta nueva. 

Otra táctica, sería que el presidente dimita, y sea el vicepresidente Mike Pence quien le otorgue el perdón. No obstante, es difícil imaginar que Donald Trump se quiera apear de su alta posición de forma voluntaria. Además, para poder obtener el indulto tendría que admitir su culpabilidad, y todos sabemos que para Trump, la culpa siempre es de otro. Dependerá de hasta qué punto le asuste la posibilidad de ir a la cárcel.

Por último, una situación que constituye un dilema institucional. Puede Trump indultarse a sí mismo. Hay expertos en política estadounidense que afirman que mientras no esté prohibido en la Constitución (y no lo está) es posible. Quienes se oponen, se ciñen a una cuestión de lenguaje, ya que el perdón presidencial debe ser ‘otorgado’, y en inglés granted, no puede ser utilizado de forma reflexiva, entendiendo con ello que no se puede ‘perdonar a sí mismo’. No obstante, el mismo Trump ha coqueteado en varias ocasiones con el concepto, asegurando que sí tiene esa potestad. 

La transición

La Administración Trump finalmente autorizó a que se lleven a cabo los trámites de transición de poder después de remolonear por 20 días. Pese a este gesto, que efectivamente se ha formalizado, Trump sigue sin admitir su derrota, continúa  presentando decenas de demandas por fraude electoral sin pruebas, y con ello postergando la declaración de la victoria de Biden.

Trump no ha admitido públicamente que Biden es el presidente electo, y sigue con sus tormentas cada vez más esperpénticas en Twitter (la red social no cesa de advertir a sus usuarios que los mensajes del presidente no tienen base), pero que lo admita o no, no es impedimento para que el 20 de enero el nuevo presidente jure su cargo y Trump deba abandonar la Casa Blanca a riesgo de ser sacado a la fuerza. Trump dice que si los colegios electorales votan que Biden ganó, se irá voluntariamente, pero aún no ha tirado al toalla. A mediados de diciembre, se lleva a cabo ese proceso en el que los electores que resultaron ganadores en los comicios, presentan las certificaciones de los estados y votan. A partir de ahí, se anuncia oficialmente al presidente electo. 

Mientras tanto, Biden…

Mientras tanto, el tándem Biden/Harris se ha puesto manos a la obra. El presidente electo ha hecho diversos llamamientos a la unidad de la nación, ha repetido que será el presidente de todos, y que el enemigo es la COVID no los estadounidenses que piensan diferente.

Biden ha ido formando su equipo de gabinete, atendiendo a la experiencia, la competencia y la diversidad, y poniendo con ello en claro cuáles son sus prioridades. En un gobierno del tamaño del de Estados Unidos, hay más de 1.500 posiciones que llenar que deben ser confirmadas por el Congreso. Trump no solo nunca lo consiguió, sino que, ni siquiera, llegó a conformar un gabinete completo y estable.

Por su parte, Biden ya tiene el organigrama armado: la mayoría de los nuevos secretarios y asesores sirvieron durante la Administración Obama en la que fue vicepresidente. Algunos son nuevos, como en el caso del cubano Alejandro Mayorkas que llevará el Departamento de Seguridad Nacional y otros, respetados a nivel global, como John Kerry como zar para el cambio climático, Janet Yellen para la Tesorería, o Anthony Blinken como Secretario de Estado. Por ahora, las prioridades del nuevo presidente se centran en el control de la pandemia, reestablecer las relaciones internacionales y reformas en Justicia e Inmigración.

Bien es sabido que aunque los demócratas tienen la mayoría en la Cámara de Representantes, no la tienen en el Senado, cuyo presidente, Mitch McConnell, hará todo lo posible por obstaculizar cualquier nombramiento o avance legislativo. Sin embargo, el estado de Georgia deberá repetir en enero sus elecciones por dos escaños del Senado, que de ir a parar a manos (al menos uno) de los demócratas, hará que, con ambas cámaras a su favor, la agenda de Biden sea imparable.

Los casos que tiene Trump pendientes

El presidente Donald Trump volverá a ser un ciudadano corriente en 52 días. El actual presidente enfrentará entonces al menos media docena de procesos legales en curso que lo involucran, estos son algunos de los que se hacen eco los medios estadounidenses.

1) La oficina del fiscal de distrito de Manhattan investiga el funcionamiento financiero de la Organización Trump. Este caso surgió a partir de la investigación sobre varios pagos en secreto realizados en el período previo a las elecciones de 2016 por el entonces abogado de Trump Michael Cohen a mujeres que alegaban que habían tenido relaciones extramaritales con Trump. Cohen testificó ante el Congreso, bajo juramento en 2019, que no le cabía duda de que Donald Trump estaba al corriente de esos pagos. Sin embargo, la investigación es más amplia: los fiscales han sugerido en los documentos judiciales que la investigación podría examinar si el presidente y su empresa participaron en fraude bancario, fraude de seguros, fraude fiscal criminal y falsificación de registros comerciales.

2) El fiscal general del estado de Nueva York examina el manejo de Trump de sus activos. A raíz del testimonio de Cohen alegando que Trump, junto con miembros de su familia, había “inflado repetidamente sus activos totales cuando servía a sus propósitos, como tratar de figurar entre las personas más ricas de Forbes, y desinfló sus activos para reducir sus impuestos sucesorios”. La fiscalía de Nueva York, investiga las denuncias para ver si se elevan al nivel de fraude.

3) Demandas en Maryland y Washington, D.C, por violación de la cláusula de emolumentos. Esta demanda se presentó en 2017, alegando que Trump estaba violando la cláusula constitucional al beneficiarse de gobiernos extranjeros que gastaban dinero en su hotel Trump en el centro de Washington. El caso parecía muerto hasta mayo, cuando el 4º Circuito anuló el fallo de un panel de tres jueces que decía que los demandantes no tenían legitimación para presentar el caso. Trump apeló la decisión ante la Corte Suprema. (También hay un segundo caso de emolumentos que aún está pendiente).

4) La demanda por difamación de E. Jean Carroll. Días antes de las elecciones de 2020, un juez federal rechazó un intento de Trump, representado por abogados del Departamento de Justicia, de desestimar un caso presentado por Carroll alegando que Trump la había violado en la década de los 90. Trump negó su acusación con una excusa tan repugnante como: “Ella no es mi tipo”. El caso avanza ahora a través del sistema judicial federal.

5) Demanda por difamación de Summer Zervos. Zervos, una exconcursante de The Apprentice, demandó a Trump en 2017 argumentando que al negar su acusación de que la había agredido sexualmente en 2007, la había difamado y sometido a acoso. Trump perdió un intento para que el caso se desestimara en 2019. Los procesos, incluida una posible citación para que Trump declare, se reanudarán cuando deje de ser presidente.

6) La demanda de Mary Trump. La sobrina del presidente, y autora del bestseller Demasiado y nunca suficiente: cómo mi familia creó al hombre más peligroso del mundo, demandó a su tío en 2019  alegando que él, su hermana y su difunto hermano habían cometido fraude para evitar que obtuviera su parte justa de la herencia del padre de Trump.

Además, está la cuestión de si Trump podría ser acusado de obstrucción de justicia por sus intentos de impedir la investigación sobre el la injerencia de Rusia en las elecciones de 2016. Donald Trump podría ser imputado a partir del 21 de enero de 2021.

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