despuÉs del paréntesis

Mpaiac

Fue un invento próvido de un excéntrico abogado, Antonio Cubillo. Ideológicamente estaba a la altura del conciliábulo, pero circunstancialmente llegó a una cima antes imprevista. Lo logró gracias al apoyo de dirigentes del norte de África (Argelia). Un movimiento así en España era de suma importancia para ellos. Se constató por la perspicacia del líder: una emisora de radio al servicio, la difusión de propaganda directa y la reiterada aparición en las paredes. Esa estrategia asumió el liderazgo del independentismo en Canarias por esa época, Mpaiac. Pero ahí no quedó la cosa. Grupos con dirigentes fuertemente formados centraron una estrategia más consecuente y radical desde la izquierda. Con la potencia política del PCU (Pueblo Canario Unido) en Las Palmas a la proclamas más directas y decididas del PTC en Tenerife con agarres sindicales expresos y el Sindicato Obrero Canario. Ahí luchas manifiestas, como la huelga del frío, o los encontronazos por lo que eran con el Partido Comunista de España. Todo en pos de una premisa a la par de unánime: Canarias Libre y Socialista. Estaba centrada la diatriba en lo que supusieron inevitable para la independencia: acaso la lucha armada. Se constataba, no obstante, en ese ambiente algo que la historia probó: que la burguesía de derechas de Canarias tomara posiciones en pro de sus ínsitos intereses económicos. Lo formalizaron: la ATI que dio paso a la Coalición Canaria que gobernó durante muchos años aquí.
Lo que constata esta historia es el encontronazo que dio forma el tiempo. Si un estigma ideológico extremo resultó improductivo y fracasó, el más resolutivo del Mpaiac, con un muerto real a sus espaldas, es útil para la dicha derecha. Así lo hizo saber la diputada Ana Oramas en el Congreso: “¿Somos España, somos Europa o es que Canarias tiene que resucitar el Mpaiac para que este Gobierno le haga caso?”.

El asunto es dirigir hacia su provecho lo fundado por otros, como deduce la agraciada que ocurre en el País Vasco con el PNV, por lo que resultó ser ETA. Canarias en su punto, a pesar de la poca memoria de la diva. La posición es ecuánime. La señora Oramas, tan conservadora y nacionalista española (cual sentencian sus votaciones) como el PP o Vox, se arrima al caso que la redime: dádivas hacia el país de origen porque ellos son lo que son, el freno a lo que puede surgir si no se ataja el clamor. La estaca para gobernar, aunque no gobiernen.

Eso es hacer política según la incólume Ana Oramas. ¿Alguien da más?

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