Cada vez que el pequeño Fran veía aparecer un ‘zeta’ por alguna calle de Coria del Río se quedaba hipnotizado: “Miraba con admiración los coches patrulla”. Un día en su clase de sexto de Primaria en el Colegio Cerro de San Juan, un profesor le puso una tarea a Fran y al resto de sus compañeros: una redacción sobre la profesión que les gustaría ejercer de adultos. “Yo conté que iba a ser policía nacional: era a lo que quería dedicar mi vida”, rememora el inspector Francisco Javier González Suárez. Tal vocación la mantiene intacta a pesar de que el 5 de septiembre de 2020, un narco le quiso mandar al otro barrio empotrando a toda velocidad su BMW-X5 contra el vehículo policial donde el inspector y un agente en prácticas trataban de darle caza en la carretera de los Yankis de Algeciras.
Este terrible suceso conmocionó no solo al Cuerpo Nacional de Policía, sino a todo el país, porque casi le cuesta la vida al inspector y trascendieron las imágenes del coche patrulla bocabajo, reducido a un amasijo de hierros sobre una cuneta, tras ser embestido brutalmente por el todoterreno de unos narcotraficantes que iba cargado hasta las trancas de hachís. “Fueron literalmente a por nosotros”, resume el inspector Francisco Javier González Suárez en la entrevista que concede en exclusiva a EL ESPAÑOL. “Me dejaron roto por dentro”.
Tan truculento era el parte de lesiones que sufrió aquel 5 de septiembre, que inicialmente los médicos se plantearon amputarle un brazo en un hospital de Sevilla, trasladándolo en helicóptero. Ese día los narcos le dejaron el cuerpo machacado de la cabeza a los pies: “Tenía politraumatismos y fracturas abiertas en mi cara, en la pierna, la mandíbula, la nariz…”. Los equipos que le mantenían las constantes vitales no cabían en la aeronave y al final se optó por ingresarlo en Algeciras. Más tarde lo llevaron a la UCI del Hospital Puerta del Mar de Cádiz donde comenzó a obrarse el milagro médico.