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Juan Verde: “Si en EE.UU. no logramos retornar a la senda de la conciliación en los próximos cuatro años, veo una guerra civil”

Exasesor canario de Obama y miembro del equipo de Biden
La Laguna. 22..6.12.- Entrevista Juan verde, asesor de Obama. Fran Pallero

Estados Unidos vive uno de los momentos más difíciles de su historia. Lo que debió haber sido una transición pacífica de poder tras la celebración de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre de 2020, se convirtió rápidamente en una oleada de mensajes de desinformación. Una auténtica campaña de mentiras colosales en la que el tema principal era que se había producido un fraude electoral. Con el país profundamente dividido, tras cuatro años de discursos oscuros que exacerbaron los miedos y la violencia, los estadounidenses ponían sus esperanzas en las urnas, hartos de protestas, crisis ecónomica y una pandemia que amenazaba no solo sus vidas, sino además, su forma de vida. Aceptar el resultado a favor de Biden era difícil para los perdedores que se aferraron a la idea de que se podía cambiar el resultado de las elecciones y que en algún momento surgiría la evidencia de que les habían robado, como decía el presidente, lo que por último condujo a la insurrección del 6 de enero y al segundo impeachment contra Donald J. Trump.

Diario de Avisos habla hoy, 72 horas antes de la toma de posesión de Joe Biden, con el canario Juan Verde, exasesor de Obama, quien está siendo seriamente considerado para dos puestos de gran relevancia en la Administración del nuevo presidente demócrata.

-¿Cuál es su análisis de lo ocurrido el 6 de enero?
“Hace mucho tiempo que se habla de que existen dos Américas: el país de las costas y el país tan diferente que existe en el interior, particularmente en el cinturón bíblico, que son los estados, en mi opinión, más afectados por la globalización, por el traslado de las empresas americanas, la reubicación de estas empresas que se han ido a otros países y son los más sufridos desde un punto de vista económico. Yo soy un amante de la historia, y lo más curioso es que se repite: salvaguardando las diferencias, pienso que hasta cierto punto fue como Hitler llegó al poder. La gente se olvida de que Hitler llegó al poder en 1933 en una democracia participativa, transparente, legal y fue capaz de ganar con mayoría absoluta. Trump lo ha hecho de la misma manera que lo ha hecho Hitler, son realidades y personas muy distintas, pero la técnica es la misma: después de la peor crisis económica que había vivido Europa como consecuencia de la Gran Depresión en EE.UU., más el proceso de posguerra en Alemania, llega un señor populista a dar soluciones simplistas a problemas complejos y, sobre todo, culpando a terceros. En EE.UU. después de la peor crisis económica que habíamos vivido en 2009, donde en un proceso de 10 años la economía norteamericana cambió por completo, se acentuaron las diferencias entre los que tenían educación y los que no. Los trabajos tradicionales de manufactura, de minería, representaban el modelo económico obsoleto del siglo XX, entonces aparece una persona que empieza a prometer el oro y el moro con una visión populista. Eso todo llega en el momento de la América que tú y yo conocimos, recuerdo a los republicanos de Reagan, de Bush, personas que, podías no estar de acuerdo con ellos, pero había un respeto, una consideración, hacia las instituciones y la ideología, pero ahora no, y por eso el país está absolutamente polarizado. Lo de este hombre para mí es oportunismo, pero que no es ideológico, es trumpismo. No obedece a ninguna visión política ni partidista. Lo que hemos visto en Estados Unidos y cómo llegamos a todo esto, es que no debemos olvidar quién es este señor: una persona que viene del mundo de la televisión y al final lo que ha hecho es apelar a los sentimientos más básicos de las personas. Es un mesías populista que dice lo que quiere oír la gente, culpando a los demás, pero con el único fin de quedarse con el poder”.

-Estamos a días de la investidura del presidente electo Joe Biden. ¿Qué podemos esperar este miércoles?
“Esta ceremonia es muy importante desde el punto de vista histórico, simbólico y donde se unen los tres brazos del poder americano, pero nunca lo habíamos visto como ahora. Siempre ha sido una transición de poder pacífica, ha sido una fecha de celebración y de optimismo. Creo que Biden hereda un país profundamente polarizado y dividido. Lo que vamos a ver es una manifestación de esta división: 25.000 soldados armados en las calles, formando un perímetro de seguridad ante amenazas graves de terrorismo doméstico. La situación es muy difícil. Como anécdota va a haber más soldados el 20 de enero en Washington que las tropas que tiene hoy EE.UU. en Afganistán e Irak juntas, y la última vez que Washington vio tantos soldados fue durante la Guerra Civil. En el lado positivo, la temática de la inauguración es unificar al país, el mensaje que se va a enviar es de reconciliación, y si hay alguien que lo puede hacer es Biden. En sus 40 años en el Senado se ha caracterizado por ser una persona moderada capaz de dialogar con el otro lado de la bancada. No estoy preocupado por lo que pueda pasar ese día, pero sí estoy preocupado por lo que pueda pasar en el futuro. Si no logramos en los próximos cuatro años retomar la senda de la reconciliación y del sentido común, apelando a los sentimientos básicos que compartimos los norteamericanos de solidaridad nacional, de respeto institucional, si no lo logramos en los próximos cuatro años, yo veo una guerra civil”.

-¿Estaba usted a favor de que se invocara la enmienda 25?
“Mi opinión al respecto es diferente a la de Nancy Pelosi. Creo que hay que hacer todo lo que se pueda por sacar a este hombre o inhabilitarlo, pero la enmienda 25 no era el vehículo. Esta enmienda constitucional se desarrolló con un objetivo muy distinto dirigido a relegar a la persona que esté gobernando si por cuestiones de salud física o mental no pudiera hacerlo”.

-¿Y del impeachment?
“Del impeachment, sí. Me parece muy acertado porque el objetivo no es sacarlo antes del jueves. El objetivo era iniciar el proceso de juicio político que luego tiene que aprobar el Senado. Después del 20, el Senado es demócrata, y la intención yo creo que es que el Congreso y el Senado tienen una responsabilidad de mandar un mensaje a cualquier loco en el futuro como él, que quiera acabar con la democracia en EE.UU. de que hay consecuencias y que no todo vale, que no se puede actuar de esa manera sin que te caiga el peso de la ley, y espero que el resultado sea inhabilitarlo de por vida”.

-¿No sería mejor esperar a que pasen los primeros 100 días de Biden?
“Esto puede ocurrir en 30, 90 días o seis meses. No está escrito en ningún sitio que el proceso de impeachment tenga que durar un tiempo determinado. Lo que sí está escrito es que se tiene que iniciar por el Congreso y se tiene que aprobar y votar. Ese argumento de que hay que centrarse solo en unificar el país, es una visión irresponsable, es como si alguien comete un asesinato y la policía o los jueces deciden que como están ocupados en otras cosas, esa persona quede impune. El Congreso es tan responsable de buscar soluciones a una crisis económica como de llevar a cabo un juicio político. Esto fue un golpe de estado fallido, ¿cómo no va a actuar la Cámara y el Senado?”.

-En favor de la conciliación, ¿habría que indultar a Trump, como piden algunos republicanos?
“Eso sería fácil e irresponsable, y sentaría un precedente en el futuro para cualquier persona que pretenda dar un golpe de estado en el país. Volvamos a la historia, está llena de personas que fueron indultadas, Hugo Chávez en Venezuela, o Fidel Castro en Cuba, en el 56, y volvieron otra vez. La historia está llena de ejemplos de personas de este tipo. Cuando un país está muy dividido eso es lo fácil, un político puede decir “no me voy a enfrentar a sus seguidores porque es una persona muy popular”, pero, ¿dónde está su responsabilidad como presidente, senador o congresista de emitir un fallo sobre un golpe de estado?”.

-¿Cómo ve el futuro del partido republicano tras la era Trump?
“Yo estoy convencido de que nos queda mucho Trump por delante en los próximos cuatro años. En un análisis objetivo de quiénes son los actores políticos del partido republicano a nivel nacional, no hay sino uno, Donald Trump. Nadie más en las filas republicanas tiene la capacidad de arrastre que tiene él. Lo que sí creo que va a pasar es que el partido nacional no le va a dar cabida, no va a ser el líder del partido, pero sí será un actor muy importante en estados, en condados, en municipalidades, donde tiene mucha popularidad como en Montana, Oklahoma, Virginia Occidental, eso te permite quitar y poner candidatos, jueces y seguirá jugando un papel muy importante”.

-A raíz del asalto al Capitolio y el impeachment al presidente, ¿cree usted que la Cámara podría volver a manos republicanas en 2022?
“Puede ser, pero en mi opinión estamos ante una década demócrata. Las encuestas del viernes del Washington Post y del New York Times dicen que la inmensa mayoría de norteamericanos ven con malos ojos el asalto al Capitolio y que la mayoría culpa a Trump. La mayoría busca una reconciliación y que el pueblo vuelva a tener esa visión conjunta de lo que significa ser americano. Me baso en que en un análisis demográfico, el seguidor de Trump es en promedio, hombre, anglosajón, de más de 50 años, simplemente por fuerza biológica cada vez son menos. Los segmentos de la población en mayor crecimiento son las minorías, base del movimiento demócrata. El mito de que los jóvenes no votan quedó destrozado en estas elecciones, y estos cada vez son mas liberales dentro de los parámetros de Estados Unidos”.

-Muchos electores cubanos y venezolanos votaron por Donald Trump buscando opciones de castigo por parte de EE.UU. hacia los dictadores de sus países…
“Todo eso lo viví de cerca, y fue una campaña muy específica, muy concreta en el sur de la Florida dirigida a los hispanos basada en fakenews, pero altamente efectiva. El estado en el que más invirtió el partido republicano fue en Florida, porque tenían que ganarlo. Eso tiene las patas que tiene, llegará un momento en el que el sentido común y la lógica se impongan, es decir, no se puede decir que Biden es comunista cuando nunca lo ha sido. Cuando la gente empiece a ver que no le va a cambiar la vida, ni Estados Unidos se va a convertir en un país comunista ni mucho menos, que es una persona muy moderada, eso empezará a cambiar. En segundo lugar, la inmensa mayoría de los hispanos votaron por Biden fuera de Florida. La victoria nos la dieron los hispanos en Pensilvania, Nevada, Michigan, Ohio… En Texas no ganamos, pero la inmensa mayoría de los hispanos votaron por Biden, y estuvimos por primera vez más cerca en los últimos 50 años de ganar. Lo mismo en Arizona. La tendencia ahora entre los hispanos es demócrata”.

-Una de las promesas de Trump, que hasta cierto punto trato de cumplir en sus últimos días, fue retirar las tropas en Oriente Medio. En su opinión, ¿cuál va a ser la directiva de la nueva Administración?
“No puedo hablar de esta área especifica, pero lo que era irresponsable era decir “saco a todas las tropas, me enfrento a mis aliados estratégicos, históricos, y no tomo en consideración lo que es bueno para el mundo, la comunidad científica o mis aliados”. Eso no tiene sentido, es populista y pensado en claves electorales. Lo que vamos a ver en Biden es una vuelta al multilateralismo donde se toman en consideracion y el interés común con nuestros aliados, en estos escenarios, el objetivo sí es salir, pero hacerlo de una forma organizada y, sobre todo, consensuada”.

-¿Qué opina sobre el bloqueo de las redes sociales y los canales de televisión a Donald Trump?
“Estoy de acuerdo en que son empresas privadas y son muy libres. Tener una cuenta de Twitter no es un derecho. Una cuenta de Facebook no es comparable con el derecho a la educación o la libertad de expresión. Es una empresa que presta un servicio y si quieres comprarlo lo compras y si no, no. Habiendo dicho eso, lo cierto es que las redes sociales hoy en día forman opinión, pero si no nos gustan las reglas del juego, cambiémoslas. Pero si las que tenemos hoy lo permiten, yo no veo nada malo. Las reglas que hay hoy son para todos iguales, y si una empresa privada puede quitarles los derechos de emisión a una persona que fomenta el odio y la división y quiere dar un golpe de estado, yo esto lo veo responsable. No hay una solución fácil, nuestra sociedad está evolucionando, a lo mejor es un buen momento para plantearnos si necesitamos leyes nuevas”.

-¿Biden va a ser un presidente aliado de los europeos?
“Te lo diría de esta manera, no ha habido un presidente en la historia de EE.UU. más europeista que Biden. En los 40 años que estuvo en el Senado estuvo en el comité de asuntos exteriores, es una persona que conoce Europa. Y ya no solo él, prácticamente todas las personas que están ocupando los puestos de política exterior estuvieron con Obama y es una oportunidad magnífica”.

-Ahora que menciona el tema, los críticos se quejan de que este parece más el tercer mandato de Obama…
“No estoy de acuerdo, este va a ser un gobierno con gente de Obama, gente de Clinton, pero gente nueva también. Hemos roto esquemas poniendo a la primera mujer nativo americana como ministra, personas de color llevando ministerios donde jamás había estado una persona de minorías. Una buena mezcla entre la experiencia en el sector privado y gente que necesita el gobierno, pero siempre con base en la meritocracia. Estamos en un momento en el que no podemos permitirnos un gobierno que no tenga experiencia. Después del miércoles necesitamos gente que no necesite un aprendizaje de la posición, sino que esté lista para tomar las riendas de forma inmediata. No hay comparación con la Administración de Trump. Ahora hablamos de gente preparada, con experiencia y valiente”.

-La distribución e inoculación de vacunas en EE.UU. estaba prevista que alcanzara los 20 millones de dosis antes del final de 2020, resultando en apenas 5 millones, menos de una cuarta parte. Partiendo de esta base, ¿va a poder Biden cumplir su promesa de 100 millones de vacunas en los primeros 100 días?
“Se le va a complicar, pero Biden ya anunció una serie de medidas para llegar a esa meta. Son medidas polémicas, disruptivas, pero valientes. Por ejemplo, dijo que se utilizarán todas las vacunas sin reservar para la segundo dosis y que quiere que se vacune a todo el mundo, sin fases. Para poder llevar a cabo esta estrategia va a invocar la Ley de Producción de Defensa (Defense Production Act) para obligar a la manufacturación más rápida de vacunas por medio de una orden ejecutiva e, incluso, a no seguir un protocolo escalonado, aconsejado por el doctor Fauci, porque la inmunización del país llevaría años”.

-¿Qué nos puede decir del nuevo paquete de estímulo ecónomico presentando pro Biden, con un costo de 1.9 billones de dólares?
“El plan de rescate económico presentado por Biden ha tenido muchas críticas por su coste elevado, pero una vez más la historia está llena de casos que prueban que las personas que se enfrentaron a grandes retos lograron superarlos con planes ambiciosos. No se puede tener soluciones o una visión a medias, y el plan de rescate es lo que necesita el país ahora. Lo que tenemos es que revisar nuestras prioridades, queremos seguir gastando tanto en armamento. A lo mejor lo que tenemos es que gastar mejor, y tal vez financiar menos guerras en otros lugares, no lo sé. Pero seguimos siendo la primera potencia económica mundial. En primer lugar hay que sacar la economía adelante”.

¿Cuáles son los mayores retos que enfrenta Biden tras la salida del poder de Donald Trump?
“En cuanto a los retos, controlar la pandemia, porque sin eso no podemos iniciar una recuperación económica viable y sostenible, por lo tanto prioridad absoluta. En segundo lugar, hacer posible la recuperación económica que debe ir de forma paralela y tiene que hacerse de manera inteligente, porque hay que invertir billones de dólares (trillones en EE.UU., como nunca antes). Esto es una oportunidad para hacer las cosas mejor, es decir, si hay que intervenir el sector turístico o energético, hacerlo de forma sostenible y con nuevas tecnologías y transición hacia energías renovables, educación, innovación… Lo que no podemos es hacer lo que hizo Trump, apostar por un modelo económico que se basaba en los planteamientos del siglo XX. Hay que apostar por el futuro, es una oportunidad que debería llenarnos a todos de ilusión y optimismo”.

-¿Cuál es el futuro de Donald Trump y cómo será recordado en su opinión en los libros de historia?
“A corto plazo nos queda mucho Trump, y seguirá siendo un actor importante en el sector económico y político. Todos sabemos después de la publicación del New York Times, que tiene una deuda de más de 600 millones de dólares y necesita capitalizar en 74 millones de personas que votaron por él para sacar dinero; y necesita poder político con jueces y demás, porque se enfrenta ahora a una lista larguísima de demandas judiciales de todo tipo. Sabe perfectamente que le va la vida en ello. A largo plazo, creo que será recordado como el peor presidente de la historia de Estados Unidos y el que puso en jaque a la democracia más antigua, más sólida del mundo. Yo creo que estuvimos a milímetros de perderla”.

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