tribuna

Una tormenta perfectísima

La tormenta perfecta fue el afortunado título que el escritor Sebastian Junger puso a su novela, adaptada al cine por el director Wolfgang Petersen

La tormenta perfecta fue el afortunado título que el escritor Sebastian Junger puso a su novela, adaptada al cine por el director Wolfgang Petersen. Narra cómo el pesquero ‘Andrea Gail’ se enfrenta a una fusión de anomalías atmosféricas que desencadenan una monstruosa supertormenta que acaba, claro, con la nave y sus tripulantes. Yo diría que ayer fue un día perfectamente atormentado. Y no solo por la borrasca Filomena, sino también porque a ella se le unieron otros elementos capaces de mandarnos a todos a hacer puñetas, digo a pique.

Contemplabas la televisión y escuchabas las radios en la madrugada del viernes al sábado y todo era inédita pesadumbre: coches varados en las carreteras, aeropuertos cerrados, trenes suspendidos, autobuses que no funcionaban y gentes, ya no tan apesadumbradas, esquiando por la Puerta del Sol o por las calles de Toledo. No se había visto nada tan espectacular, decía un locutor, en un siglo. Será, me dije, la nevada del siglo, pero en cuanto a espectacularidad no será para tanto, pensé: ahí tiene usted a un tipo disfrazado de búfalo asaltando la silla del presidente del Senado norteamericano. Eso sí que no se había visto desde la fundación de los Estados Unidos en 1776, de manera que como espectáculo sin precedentes no estuvo mal.

Pero admitamos que los días transcurridos desde la celebración de los Reyes Magos no han dejado de tener sus aspectos surrealistas y, desde luego, preocupantes. Ya me dirán si ver cómo la ministra de Defensa ofrece a los militares para acelerar las paquidérmicas vacunaciones y escuchar cómo su colega de Sanidad lo rechaza no resulta un poco raro: ¿es que lo habían hablado antes en el Consejo de Ministros? Entonces ¿de qué se habla en ese Consejo? ¿De cosas más importantes que la salud de los españoles?

En fin, el caso es que el pesquero de Clooney acabó quedándose sin radio y sin luz y aquí nos hemos encontrado con un récord mundial en la subida de la energía eléctrica, algo que ha hecho que algunas viñetas de cada día menos humor pusiesen de relieve ciertas ya intolerables desigualdades en el país que lidera el paro y las deficiencias en la recuperación económica de toda Europa.
Todo eso pensaba yo mientras miraba los copos arrastrados por la ventisca y escuchaba cómo una emisora de radio aconsejaba a los automovilistas atrapados en la M50, algunos de los cuales llevaban hasta diez horas allí, que no se preocupasen demasiado, “que ya está llegando el Ejército” a rescatarlos. Colegios, universidades e institutos madrileños no abrirán ni el lunes ni el martes “por los hielos”, te explican. Las vacaciones navideñas más largas de la Historia. Y ahora mismo hay un millón doscientos mil habitantes de la Comunidad de Madrid confinados en sus casas por los contagios (además, claro, de por las nieves).

¿Qué es una tormenta perfecta? No he encontrado una definición definitiva. Pero supongo que si usted mete en la coctelera las menciones al peligro de que Trump mantenga en su poder el botón nuclear, el cierre de tantas fronteras europeas por la pandemia, desgobiernos que poca relación tienen con el virus y el rastro que nos deja Filomena, podremos aproximarnos a un nuevo concepto del término. Bienvenidos a 2021.

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