El autor del Bosque Vertical de Milán, Stefano Boeri, ha diseñado la estructura de los mil quinientos pabellones temporales que Italia instalará por todo el país para agilizar la campaña de vacunación. El arquitecto concibió esos espacios como símbolo del renacimiento, y ha querido que sea una flor, la prímula, la primera que florece en primavera, el emblema que resuma -desprendiendo el olor de las metáforas- el regreso a la normalidad, a la vida sin pandemia, a la libertad incondicional. Con o sin prímula, en Canarias debemos tomar nota y abrirnos a la necesidad de habilitar plazas, parques e incluso instalaciones deportivas para acelerar las vacunaciones. Nos va la vida, el empleo, los servicios públicos y la cohesión social en pisar el acelerador, volcarnos, articular un plan de choque, tirar de recursos públicos y privados, del ejército si fuera necesario, provocar una movilización sin precedentes, multiplicar cursos de formación, no desdeñar ninguna ayuda, ningún refuerzo, lo que sea para conseguir que en los meses de verano el setenta por ciento de los canarios estemos vacunados. El Gobierno de Canarias debe buscar profesionales debajo de las piedras, moverlos de un lado a otro. No podemos permitirnos que las dosis esperen por nosotros. Las vacunas son nuestro plan de rescate, serán las que nos saquen del cero económico. El Gobierno regional debe continuar impulsando una estrategia de reactivación e igualmente bien está que desde la oposición -Coalición Canaria, en este caso- se hagan propuestas para dar respuesta a los zarpazos del cero económico, ideas a las que el Ejecutivo debe ser permeable como debe serlo la oposición a los planteamientos del Gobierno -el PP debería dejar de hibernar, y aportar-. Las baterías de medidas, éstas o aquellas, deben ser bienvenidas, sí, pero será la vacuna la que nos saque de aquí. A los partes de guerra con fallecidos, hospitalizados y contagiados deberían incorporarse, como disciplina diaria, el cuadro de dosis distribuidas y administradas. Debemos meternos presión, tener siempre a mano el último dato, el ritmo, el avance de las vacunaciones. Especialmente en Canarias, con o sin prímula debemos galopar hacia la inmunidad de grupo, vacunar más rápido, hacer lo que haga falta para llegar al verano con las curvas de contagios domesticadas. Hay que hacer más, implicar a más gente, comprometer más recursos. Hay que correr hacia el renacimiento del que habla Stefano Boeri.