Leila Davis, modelo de la colección de Stella McCartney para Adidas, ha aparecido en las fotos del nuevo lanzamiento de la moda ecológica femenina luciendo sus axilas peludas. Se reivindica el derecho de la mujer de lucir pelo donde corresponda, igual que los hombres. Es decir, “normalizar el vello femenino”, que había desaparecido en una tendencia que yo nunca compartí. Porque, para un servidor, donde hay pelo hay alegría. Desde la marca se insiste en que se trata de un mensaje de libertad. Si los hombres pueden lucir pecholobo, ¿por qué no las señoras? En Los Cristianos, en tiempos inmemoriales, pululaba por esas playas un sujeto al que llamaban Jorgito el Peludo, que ligaba con las pioneras extranjeras de sexo libre, sobre todo con las nórdicas, en las que el hombre estaba especializado. Jorgito pasó también a la historia porque, en una aciaga ocasión, una cucaracha se le metió en el vaso de leche que su madre le dejaba preparado por la noche, con unas galletas, para cuando su hijo regresara de las discotecas. Jorgito, que venía algo perjudicado, se mandó la leche con cucaracha y todo, y eso trascendió a la posteridad. Jorgito era todo pelo, era un oso urbano, y eso a las turistas les gustaba. Mucho más tarde llegó la moda de que todo el mundo –hombres y mujeres— deberían depilarse y, con ello, lo anti natural. Menos mal que Stella MacCartney, Leila Davis y Adidas han puesto las cosas en su sitio. Nos han devuelto la alegría y los pelos de las señoras regresarán a sus lugares naturales, o al menos eso se va a intentar. La hija de Sir Paul, que se ha convertido en una diseñadora de moda en su país, pone por fin los pelos en su sitio. Y esto es bueno que se le agradezca.