
Hace poco tiempo, la Fundación DIARIO DE AVISOS publicó su biografía, con un texto magnífico del director de este periódico, Carmelo Rivero. Elías Bacallado Hernández (La Esperanza, 1933) es presidente de honor del DIARIO, fue alcalde de su pueblo, rigió los destinos empresariales de este periódico durante muchos años, fue uno de los fundadores de lo que es hoy Cajasiete, empresario de éxito, ha superado “tres ictus y medio” y lleva “con dignidad” un marcapasos. Elías es amigo mío desde hace muchos años, desde 1976, fecha en la que la sede de DIARIO DE AVISO fue trasladada de La Palma a Tenerife. Como tantos canarios emigró a Venezuela con unos 15 años, de polizón, metido en la bodega del trasatlántico Begoña para que los marineros no captaran ni su presencia ni su minoría de edad. No sé cómo eludió la vigilancia de la policía franquista en el puerto de Santa Cruz. Tampoco se lo pregunté. En Venezuela hizo fortuna vendiendo productos americanos, puerta a puerta, en bicicleta. Ahora recuerda que registró una marca, Gallina Blanca, “cuyo nombre me copiaron en España y estuve en conversaciones con ellos para ver qué hacíamos, aunque luego dejé el asunto aparcado”. Para más méritos, esta vez en la política, Elías fue uno de los cuatro fundadores de ATI y el único que queda vivo. Son archiconocidos los otros: Alfonso Fernández, médico, alcalde de La Victoria; Froilán Hernández, maestro, alcalde de Granadilla. Y Francisco Sánchez, abogado, alcalde de La Orotava. Las primeras metas se plasmaron en una servilleta del bar en el que se reunieron. Querían hacer política desde el municipio. Precisamente empiezo la entrevista por ahí.
-¿Se ha traicionado aquel espíritu por parte de Coalición Canaria?
“Sí, yo creo que sí”.
-¿Por qué?
“La política se ha echado a perder. Cuando me nombraron alcalde de mi pueblo yo estaba aquí de vacaciones, tras diez años en Venezuela. Tuve que aceptar porque cualquiera le decía que no al poncio. Yo no cobraba un duro, sino que pagaba de mi bolsillo muchas de las facturas del Ayuntamiento de un municipio pobre. Cuando me reuní con mis compañeros alcaldes para fundar un partido municipalista, sólo tres y yo, cuatro, aceptamos el reto de los estatutos que me traje de Madrid”.
-¿Qué pretendían, Elías?
“Pues lo contrario de la actual Coalición Canaria. Pretendíamos que Las Palmas no nos echara la pata por encima. Queríamos un poder municipal tinerfeño fuerte y unido para no tener que seguir sufriendo la presión intolerable de Las Palmas contra nuestros intereses”.
-¿Fue difícil?
“Enormemente. Más tarde, otros alcaldes se dieron cuenta de la validez del proyecto y se apuntaron. Y aquello empezó a crecer”.
-¿Se cargaron el espíritu de ATI?
“Al regionalizarse el partido, sí. Pero no me extraña. Aquí se lo cargan todo, incluso el espíritu de la Transición”.
-¿Te puedes considerar un franquista reconvertido?
“Mira, en aquella época, ¿qué alcalde no tenía que plegarse a la dictadura? Pero yo antepuse siempre los intereses de mi pueblo en mi actuación municipal. Estuve tres o cuatro veces con Franco. Y tengo que decir que Carlos Arias Navarro ayudó a El Rosario con mucha generosidad. Él había sido gobernador civil de Tenerife”.
(Nos acompaña en la entrevista el único hijo de Elías, que se llama como él. Y que ahora lleva los negocios de la familia. Me cuenta una anécdota. “Hace años, cuando a mi padre le sobrevino el primer ictus, fui al periódico y me encontré sentado en su despacho a un directivo de otra sociedad vinculada. Le pregunté, ¿qué hace usted ahí, es que no respeta lo que le ha pasado a mi padre? Y se marchó. Afortunadamente se recuperó de ese ictus y de dos más, pero ahora está perfectamente, con algunas lagunas de memoria, pero haciendo vida prácticamente normal. Y tiene 87 años”).
-¿Cuál fue tu proyecto más interesante, Elías?
“Mira, yo le tengo mucho cariño al periódico. Parte del dinero de Venezuela lo invertí en él. Por eso estoy muy contento de que el grupo empresarial liderado por Lucas Fernández haya comprado el Diario y lo haya llevado tan lejos. Está en muy buenas manos y con el futuro garantizado”.
-¿Todavía gestionas tus empresas?
“Son mi hijo y mi mujer quienes se ocupan de ellas. Yo voy casi todos los días a mi finca de La Esperanza, porque la agricultura fue y es mi pasión y no puedo abandonarla. No hago mucho, pero me entretiene el campo. He dejado de conducir, este es el único hándicap, tras mis dolencias”.
-Tú fuiste alcalde de La Esperanza (El Rosario) durante cuatro años. ¿Cómo pudiste hacer tantas cosas?
“Yo ya no me acuerdo. Pregúntaselo al actual alcalde, a Escolástico, que tiene buena memoria; mejor que la mía, desde luego. Fueron años muy difíciles. Date cuenta de que a mí me cogieron al vuelo, estaba aquí de vacaciones, me llamó el gobernador y me nombró, recomendado por mi antecesor en el cargo, que se quería ir. Y tuve que aceptar. Como ya te he dicho antes, no me quedó otro remedio. Sé que hice muchas cosas, sé que me costó muy caro el cargo, pero no recuerdo las obras concretas que acometí, aunque sí que fueron muchas”.
-La familia Bacallado ha triunfado en muchos ámbitos de la vida tinerfeña.
“Pues sí. Y me gustaría que citaras especialmente a dos parientes. A Conrado Bacallado, que es una referencia en el sector del suministro de combustibles; y a Máximo Bacallado, que lo es también en el sector de los muebles y en otros negocios importantes. Estoy orgulloso de ambos y de otros muchos familiares trabajadores, honrados y que honran al pueblo en el que nacieron o vivieron. También quiero citar a Antonio Plasencia Santos, que es mi amigo y que en alguna ocasión me ayudó en momentos económicos muy graves. Es de bien nacido ser agradecido”.
-¿Te dieron ganas de regresar a Venezuela cuando dejaste de ser alcalde?
“No, porque ya tenía negocios aquí y mi vida hecha a una nueva situación. Lo que hacía era ir y venir, di muchos viajes para poder atender las cosas mías allá. Finalmente, vendí lo de Venezuela y me quedé aquí definitivamente. Piensa que habíamos fundado la Caja Rural, con Pedro Modesto Campos a la cabeza. Y yo asumí la dirección de una sucursal y recorrí la isla montando otras. Ya tenía muchos compromisos”.
(Tiene un recuerdo especial para el primer director de la Caja Rural, Federico Isidro Sánchez, un recordado especialista en cooperativas. Federico impulsó la Caja Rural y su labor la continuaron otros. Elías me revela algo: “Mira, yo fui quien le pidió al consejo que le dieran más cancha al que hoy es el presidente de Cajasiete, Fernando Berge. Un hombre de una valía extraordinaria, que ya la había demostrado como director general y la sigue demostrando como presidente. Recuerdo que le dije a Federico, cuando me preguntó por un posible sustituto suyo al frente de la Caja Rural: vale, te quieres jubilar. ¿Por qué estás buscando fuera lo que ya tienes dentro? Fernando Berge es el hombre. Y así fue. Y te repito que hoy es “nuestro” presidente, con una labor impresionante en la expansión de la entidad”).
-En la anterior entrevista que te hice recuerdo que te pregunté por el viaje a Venezuela. Y me contaste que lo habías hecho en compañía de un asesino.
“Bueno, había otro polizón en el Begoña. Un hombre que al parecer había matado a otro aquí y que huía. Dormía a mi lado, también escondido. Yo me enteré tiempo después, pero cuando lo supe no pude evitar que se me pusiera la carne de gallina. En Venezuela le perdí la pista. Nunca más supe de él”.
-¿Era fácil hacer dinero en Caracas en aquellos tiempos?
“Había que trabajar mucho, pero es cierto que existían oportunidades para los listos. Yo me aproveché de las enseñanzas de los americanos, pero también les enseñé a ellos muchas cosas, sobre todo en el sector de la venta al menor. Hice una pequeña fortuna, pero trabajé muchísimo”.
-Voy a poner a prueba tu memoria. ¿Dónde conociste a Mila, tu mujer?
“Hombre, hay cosas y circunstancias que no se pueden olvidar. La conocí en Madrid y nos casamos en la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos”.
(Elías es premio Taburiente de la Fundación DIARIO DE AVISOS. Su entrega constituyó todo un homenaje hacia él del periódico que contribuyó a crear. Lo dio todo por el proyecto, pero el proyecto necesitaba un impulso, que finalmente logró. Elías recuerda aquellos momentos fundacionales: desahuciados de la primera sede por problemas familiares de los propietarios; adquisición de la sede de la calle Salamanca, una vieja fábrica de tabacos; problemas económicos que eran solventados por los socios como podían, en una época muy difícil para Canarias. Y, cómo no, en el terreno de la política, la cesión de terrenos de El Rosario a Santa Cruz, para su expansión, cortada como estaba por la refinería; millones de metros cuadrados, en tiempos del alcalde de Santa Cruz, Pedro Doblado, que vive felizmente para contarlo).
“Santa Cruz me nombró alcalde honorario por esa cesión, acordada en pleno por El Rosario y aprobada por el Gobierno. La capital necesitaba esos terrenos y era una obligación moral dárselos. Hoy hubiera sido tarea imposible, seguramente, pero no sólo en El Rosario, en cualquier municipio. Los tiempos cambian. Cumplimos con nuestra obligación y ayudamos al progreso de la Isla”.
-¿Cómo ha cambiado la política?
“Claro que ha cambiado, porque con la llegada de la democracia se profesionalizó. Ya te digo que a mí me costaba dinero el Ayuntamiento. Mucho dinero. Ahora las cosas son distintas, porque la gestión ha cambiado de modelo. Hoy cobran los alcaldes y los concejales. No me parece ni mal ni bien, pero yo prefería en antiguo sistema: estabas ahí por prestigio, por vocación de servicio y podías ganarte la vida en la iniciativa privada”.
-Vuelvo a Venezuela. Qué pena de país.
“Se lo han cargado, desde luego. Lo han empobrecido, lo han hundido. Era un país próspero, rico y respetado, cuya moneda valía y se aceptaba en todo el mundo. Y lo han machacado”.
-En diez años se aprende a querer a un país.
“En el caso de Venezuela, desde que llegas. Porque es muy fácil integrarte y las oportunidades de trabajo de entonces eran enormes. Yo fui muy feliz allá, como tantos otros canarios, muchos de los cuales hicieron fortuna”.
(Ya he dicho que un libro de 150 páginas, escrito por Carmelo Rivero y editado por la Fundación DIARIO DE AVISOS, resume la agitada vida de este hombre prudente, serio, cumplidor. “Se quedaron muchas cosas fuera, pero comprendo que había que resumirlas. Además, mis fallos de memoria no pudieron estirar más esos recuerdos. Hoy estoy mucho mejor y me parece mentira. Los médicos y los fármacos hacen milagros. Además, estoy en manos de una logopeda, que me ayuda muchísimo a ejercitar el habla”).
-Y todavía tienes ánimos para estar en el campo, para disfrutar de la naturaleza.
“Es donde mejor me encuentro, con las gallinas de la finca, vigilando los cultivos. Tengo de todo. La familia mantiene dos fincas, una muy grande, y es allí en donde disfruto viendo cómo se desarrolla lo que tenemos plantado en ellas”.
-Elías, ha sido un placer. Es como si hubieras vuelto a la vida.
“En cierto modo, así ha sido”.