Los coches eléctricos voladores están dejando de ser artilugios propios de películas y series de ciencia ficción para convertirse en aeronaves del día a día. La Policía Nacional de España anunció hace tan solo unas semanas que iba a utilizar un dispositivo de este tipo con dos asientos para realizar alguna de las tareas más complejas. Pero la movilidad en coches voladores también quiere protagonizar los trayectos unipersonales.
Aunque son muchas las compañías que trabajan en este sector actualmente, algunas como la sueca Jetson destacan por lo avanzada que tienen la tecnología. Y es que, muchas de ellas se basan en todo lo aprendido del mundo de los drones que tanto impulso ha tenido en los últimos años que ahora adaptan al formato coche volador.
“La misión de Jetson es cambiar la forma en la que viajamos”, así comienza la descripción en la página web. Para pasar seguidamente a hablar sobre el Jetson One, como primer modelo de vehículo aéreo desarrollado por la compañía y que ya se encuentra a la venta.
Con un peso de 90 kilogramos, el Jetson One consigue una velocidad máxima -limitada electrónicamente- de 102 kilómetros por hora gracias a su conjunto de 8 motores eléctricos capaces de generar 102 caballos. Una potencia más que de sobra para despegar en la vertical y poder sostenerse en el aire a una altitud máxima que, si bien no se recoge en la ficha técnica, estará limitada por la autonomía.
El tiempo de vuelo estimado para un piloto de 85 kilogramos es de 20 minutos. Un trayecto que se acorta si el piloto pesa más o si se le exigen a los motores una velocidad mayor. El coche volador se gobierna con un joystick para controlar el avión en los 3 ejes y un acelerador para aplicar más o menos potencia.
La seguridad, según cuentan sus creadores en la página web, es una de las máximas del coche y para ello han utilizado técnicas similares a los de competición con unos refuerzos de seguridad en el chasis inspirados en los coches de carreras. También apuntan a la posibilidad de volar normalmente aunque pierda un motor, la integración de un sistema de ordenador de vuelo con triple redundancia y una función de emergencia que toma el control de la pequeña aeronave.