superconfidencial

La cabra de la Legión

La nueva ley animalaria evitará que la cabra de la Legión se pasee por la Castellana (antes, Generalísimo). Qué tragedia, qué traición a la historia. La izquierdona, con sus obsesiones, quiere evitar que un animal se vea inmerso en una acción contra su natura: encabezar un desfile de la descamisada soldadesca. La cabra de la Legión es el animal mejor cuidado del mundo, incluso más que los propios legionarios. La cabra ni siquiera fuma porros, aunque es verdad que el porro y la izquierdona han estado adosados desde que se descubrió la propia yerba como parte del coloque y de la curación y el alivio, que tales tareas lleva implícitas. Me he llevado un disgusto cuando compruebo que la nueva norma va a impedir al animalito cagarse en el asfalto de Madrid y seguir, al trotecito lento, al cabo legionario que la conduce. La cabra de la legión es consustancial con el Cuerpo. No hay desfile sin cabra. A veces la sustituye un carnero, pero da igual: ambas llevan cuernos, astas de leyenda que han paseado su porte por cien escenarios, a un ritmo infernal y al toque de cornetín que les impone el sargento instructor. Qué pena, la Legión no será la misma sin la cabra, que era el principio y el fin de su ornamento cuartelero. También se la tenían que cargar, como se cargaron el sepulcro de Franco y sus estatuas ecuestres y los bustos de Millán-Astray, aquel del “muera la inteligencia”, una frase que no pronunció nunca el destartalado soldado, fundador del Tercio. La izquierdona se felicita por el destierro de la cabra a los pastos de Fuerteventura o a las laderas del monte Gurugú, quién sabe su destino. A la izquierdona no le gustan las cabras por eso de la competencia desleal, así que con la ley animalaria la elimina de un plumazo y la reduce a carne de guachinche. Ay.

TE PUEDE INTERESAR