La Zona Especial Canaria (ZEC) está “en un momento extraordinario” y tiene ante sí “un reto mayúsculo” que hay que abordar “como hasta ahora, con un consenso amplio”, aseguró ayer en el Parlamento de Canarias Pablo Hernández, presidente del organismo de baja fiscalidad. Hernández compareció en una comisión parlamentaria para informar de la trayectoria de la ZEC en 2020, y aportó también algunos datos provisionales sobre 2021, que corroboran que, “a pesar de la situación socioeconómica”, los resultados son muy buenos y demuestran la importancia de este instrumento para la modernización y la diversificación de la economía canaria.
Si entre 2001 y 2014, cuando se abordó su reforma, que continuó en 2018, la mayoría de los proyectos empresariales que se interesaban por la ZEC eran del sector de las manufacturas, con gran inversión y poco empleo, desde entonces la Zona Especial es un foco de atracción para “actividades intangibles” que necesitan menos inversión pero generan más empleo y de más calidad.
Como ejemplo, Pablo Hernández indicó el auge del sector audiovisual en la ZEC y el reto que supone que las empresas de esta área mantengan todas sus actividades de más valor añadido en Canarias, como la producción o la gestión de la propiedad intelectual, no solo los rodajes. Hernández afirmó que la ZEC, cuyo principal atractivo para las empresas que cumplen determinados requisitos de inversión y generación de empleo es que tributan en el Impuesto de Sociedades al 4% y está exenta la distribución de dividendos, afronta una gran oportunidad competitiva añadida gracias a la tendencia internacional a una igualación fiscal mínima.
Así, una de las grandes líneas de trabajo va a ser atraer a las startups y los fondos de inversión. “El 4% de impuesto de sociedades de la ZEC es muy conocido, pero las exenciones para el inversor son menos conocidas”, indicó.
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