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“El próximo voy a ser yo”, pensó el niño superviviente del crimen de Adeje

Así lo ha relatado en el juicio una traductora del niño, que por entonces tenía 7 años, en su declaración ante la Policía Local y la Guardia Civil
Thomas Handrick, acusado del doble asesinato de su mujer y uno de sus hijos en una cueva en Adeje. Ramón de la Rocha (EP)
Thomas Handrick, acusado del doble asesinato de su mujer y uno de sus hijos en una cueva en Adeje. Ramón de la Rocha (EP)

El hijo menor de Thomas Handrick, el ciudadano alemán acusado del conocido como doble crimen de Adeje, pensó “el próximo voy a ser yo” cuando vio a su padre golpear a su hermano, tras hacer lo propio con su madre, antes de escapar monte a través.

Así lo ha relatado en el juicio con jurado popular que desde este martes se celebra en la Audiencia de Santa Cruz de Tenerife una mujer de nacionalidad neerlandesa que hizo de traductora del niño, que por entonces tenía 7 años, en su declaración ante la Policía Local y la Guardia Civil.

Esta mujer vive en la zona adonde el niño, de nombre Jonas, fue a parar tras vagar varias horas por una zona de monte y llegar hasta un núcleo poblado después de huir del escenario del crimen.

La Policía Local recurrió a ella para que hiciera de traductora ante lo que parecía inicialmente un simple caso de un niño extraviado.

Al llegar a comisaría, tras varios intentos infructuosos de encontrar el domicilio de su padre por varias zonas turísticas, el pequeño empezó a contarle detalles que hicieron saltar las alarmas.

Le dijo que cuando llegaron a la cueva en la que su padre supuestamente había escondido unos huevos de Pascua, tras realizar una larga caminata, tanto el acusado como su mujer comenzaron a discutir y él empezó a “enseñarse” con ella con la ayuda de una piedra.

Contó que la madre estaba en el suelo “con la boca llena de sangre, muy malherida”, y que le pareció que “no tenía dientes”.

Y que cuando el padre empezó a arremeter contra su hermano Jacob, de 10 años, pensó: “el próximo voy a ser yo”, y salió huyendo, aunque antes le lanzó una piedra a su padre.

Esta testigo también ha rememorado otra frase que se le quedó grabada: “mejor la vida que los regalos de Pascua”.

Ha relatado que durante su estancia en comisaría el niño preguntó varias veces por su madre y hermano, nunca por su padre, del que sí dejó claro que no quería estar con él.

Debido a la relación de confianza que habían entablado, Jacob pasó esa primera noche en su casa.

Esta mujer también hizo de traductora en el interrogatorio a Thomas Handrick, lo que no le gustó tanto, ya que habla “bastante bien” el alemán, pero no hasta el punto de manejar “cosas de mucho nivel” como por ejemplo la lectura de sus derechos al acusado.

En el juicio también han declarado como testigos dos hermanos que fueron los primeros que se encontraron al niño vagando por una carretera por la zona de Taucho.

Han contado que le preguntaron por sus padres y que “chapurreando” en inglés supieron que era alemán, por lo que fueron a buscar a un compatriota suyo que vive en esa zona.

El niño, que estaba “sudando y colorado”, aparentemente después de haber “caminado mucho”, solo les contó que sus padres se habían peleado, aunque le pidió a ese vecino que lo llevara consigo de vuelta a Alemania.

Tras preguntar casa por casa pensando que la familia del niño residía por la zona decidieron contactar con la Policía Local.

En la primera sesión de la vista oral también ha declarado un ciudadano alemán vecino de Taucho que fue quien encontró, con la ayuda de unos perros, el cadáver de la madre dentro de la cueva.

Ha contado que enseguida llamó a la Policía y que facilitó su posicionamiento al 112 a través de whatsapp, y que para tener cobertura hubo de alejarse de la zona donde estaba la cueva caminando entre cuatro y cinco minutos.

Asimismo, ha indicado que no vio nada raro en el exterior de la cueva y que no tocó nada del escenario del crimen hasta la llegada de las autoridades.

Ha indicado también que el sendero que da a dicha cueva tiene algún que otro tramo escarpado y que no hay viviendas en su recorrido, salvo unas casas tradicionales canarias.

A instancias de la defensa también ha declarado como testigo la madre de Thomas Handrick, quien ha señalado que nunca presenció un episodio de violencia entre su hijo y su nuera, y que la relación entre ambos era “normal” aunque la comunicación había decaído desde que comenzaron los trámites de separación.

Asimismo, ha indicado que la relación de su hijo con sus nietos era “buena” y que jamás pensó que los críos corrieran peligro estando con él.

Al igual que el acusado, ha revelado que el niño mayor fue “buscado”, no así el pequeño, aunque cuando nació fue bienvenido, debido a que entre medias el padre fue operado de la espalda y quedó con secuelas de por vida.

Ha contado que la madre se negó a que viajara ella con los niños a Tenerife en la que acabó siendo su última visita y que llegó a bloquear el teléfono de Thomas cuando intentaba contactar con sus hijos cuando estaban en Alemania.

Ella, en cambio, tenía acceso para visitar a sus nietos, pero la madre “decidía cuándo”, y cada vez era con menos frecuencia.

La madre de Thomas Handrick ha dicho que fue Silvia quien inició los trámites de separación y que su hijo se puso “muy triste” al pensar que los niños no verían juntos a sus progenitores.

Por lo demás, ha dicho desconocer los términos del acuerdo económico al que llegaron tras separarse o la cantidad que le tenía que pasar a la madre por la manutención de los niños.

El juicio se reanudará mañana con la reproducción de la declaración que en su día hizo Jonas, el hijo menor del acusado.

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