Achacan la inseguridad en Santa Cruz a las restricciones: “Los chicos llevan dos años encerrados”

El fin de semana pasado los efectivos policiales tuvieron que intervenir en una reyerta multitudinaria entre menores mayoritariamente sucedida en la plaza de España, en Santa Cruz de Tenerife, donde fueron detenidos dos jóvenes.

Ese mismo sábado unos jóvenes intentaron robar el bolso a una clienta que se encontraba en la terraza de Atlantis Bar-Restaurante, situado en la misma zona de la capital tinerfeña. Afortunadamente, entre un camarero, otro cliente y el propietario del establecimiento, Airam Afonso, lograron reducirlo. Aunque este último recibió una patada en la boca del chico mientras intentaba zafarse.

Afonso ha reconocido ante los micrófonos de COPE Canarias que desde hace unos meses se ha incrementado la inseguridad en el entorno santacrucero: “Hay un problema muy gordo en esta zona. A finales de los años 90 había algún problema, se citaban barrios contra otros para pegarse, pero la Policía Local hizo un buen trabajo y logró que Santa Cruz fuese mucho más seguro; ahora, la situación ha cambiado, porque hay dos generaciones de chiquillos que han cumplido los 18 años y que no han podido salir de fiesta”.

Junto a eso, señala a menores migrantes tutelados por la comunidad autónoma que están alojados en hoteles de la ciudad, “que están retenidos desde hace uno o dos años y que quieren labrarse un futuro para mandar dinero a su familia; con tanto tiempo de ocio, lo normal es que terminen robando para conseguir algo de dinero”.

Por su parte, el cliente que también impidió el hurto, Andrés de la Vega, asegura que la mayoría de los implicados en estas peleas multitudinarias son canarios: “Puedo entender que los chicos llevan dos años encerrados -por la pandemia-, pero el ambiente se ha enrarecido muchísimo”.

Para el dueño de Atlantis Bar-Restaurante, “se ha juntado la gente que no sale por la noche con la que sí lo hace; antes salías de la discoteca y podrías encontrarte a alguien, pero ahora tienes Santa Cruz lleno a las doce de la noche. Si tuvieras a toda la gente concentrada dentro de un local, como piden los empresarios del ocio nocturno, las cosas se controlarían mucho más, pero al final un día tras otro se crean problemas”.