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El Gobierno salva su reforma laboral gracias a un increíble golpe de suerte

Un voto popular equivocado impidió que el bloque formado por PP, Vox, ERC, Bildu y PNV, junto a dos díscolos de UPN, derrotase al Ejecutivo de Sánchez, más cerca de llegar al final de la legislatura

Cuando ya se jaleaba la derrota del Gobierno, el azar tiró sus dados y un diputado del PP se equivocó al votar telemáticamente, decidiendo el resultado final: 175-174 a favor del sí.

Es lo que pasó ayer en el Congreso a la hora de decidir sobre una reforma laboral exigida por Europa para que lleguen sus miles de millones prometidos por la reconstrucción post-COVID. De entrar en una grave crisis gubernamental con probable adelanto electoral, a despejar su camino hasta el final de la legislatura. Gana Sánchez otra vez, pero Podemos, un rival directo en las urnas por socios que sean ahora, ve consolidarse el proyecto de Yolanda Díaz, indiscutible vencedora ayer pese a tanta carambola.

Para realmente saber lo sucedido ayer, hay que remontarse a meses atrás, cuando los habituales apoyos externos del Gobierno se negaron a respetar el pacto con la CEOE de no cambiar ni una coma en las Cortes. Las negociaciones para cubrir esos votos perdidos (PNV, ERC, Bildu) no fructificaron hasta ultimísima hora, pese a ir sumando respaldos desde Ciudadanos hasta los del nacionalismo canario, y el diálogo abierto con una fuerza conservadora como UPN los coronaba con el éxito gracias a la implicación directa del tinerfeño Héctor Gómez, hoy portavoz parlamentario del PSOE, entre otros.

Si la palabra dada desde UPN alivió el descanso anoche de Sánchez y Díaz, fue en vano. Los navarros Sergio Sayas y Carlos García Adanero desobedecieron a su partido antes de tener que explicar en casa cómo apoyaron a los comunistas en Madrid. Lastrados con otro voto menos por el caso de Alberto Rodríguez, ganaba el no por el que tanto el PP como Vox no dudaban ni un segundo en coincidir con los independentistas catalanes y vascos si la recompensa era tan sustanciosa.

Fue entonces cuando el azar tiró sus dados, justo tras precipitarse la presidenta Batet, quien reconoció el rechazo de la reforma laboral. Tuvo que desdecirse porque los servicios jurídicos le dijeron que el recuento era de 175-174 a favor del sí, porque Alberto Casero, un antiguo alcalde extremeño que hoy es diputado estatal del PP, votó mal desde su casa, para lo que había pedido permiso.

Un fallo lo tiene cualquiera, es verdad, y tanta casualidad siembra desconfianza más que razonable, pero la reforma laboral ha salido adelante… y se accede al reparto de 70.000 millones de euros.

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