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Jordi Savall: “Sin la música no seríamos humanos”

El violagambista, director de orquesta y musicólogo dirige el martes en el Auditorio de Tenerife la interpretación de 'Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz', de Haydn, con Elsa López y Alexis Ravelo como narradores
Jordi Savall. / Barbara Rigon-Verona

Por Benjamín Reyes

Jordi Savall (Igualada, 1941) está considerado uno de los grandes embajadores de la música antigua. El martes, día 8, dirigirá el concierto Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz, de Joseph Haydn, que incluye textos de José Saramago con motivo del centenario del nacimiento del escritor luso. Será en el Auditorio de Tenerife, en el 38º Festival de Música de Canarias (FIMC), y contará con la narración de los escritores Elsa López y Alexis Ravelo. El concierto llegará el miércoles y el jueves a Gran Canaria y Lanzarote.

-¿En la Prehistoria ya existía la música?
“Probablemente el origen de la música sea la naturaleza. La naturaleza está repleta de música. La música es el primer lenguaje con el que se comunicaron los humanos antes de inventar la palabra”.

-¿Qué función tenía?
“Era un lenguaje de comunicación. Igual que los pájaros se comunican cantando, los humanos empleaban la música como un lenguaje de expresión. Los primeros instrumentos eran huesos de animales”.

-¿Cuál es la finalidad de la música en la actualidad?
“Tiene muchas. La principal es aportarnos belleza, emoción y paz. La música nos ayuda a vivir un poco más felices. Sin la música no seríamos humanos”.

-¿Se considera un ‘arqueólogo’ de la música?
“No. Un arqueólogo descubre unas ruinas y las deja tal cual están. La música es un ente vivo. Es un sonido creado por la voz o por un instrumento. Por eso es un arte del instante, y también es un arte de la memoria, porque la recordamos si nos emociona. Soy más como un explorador que descubre civilizaciones olvidadas, soy un explorador que descubre sonidos olvidados”.

-Si en la Edad Media no existían medios para grabar la música, ¿cómo se puede reproducir su sonido con fidelidad?
“Ningún sonido se puede reproducir con fidelidad porque cada sonido es único. La música no está sujeta a una fidelidad, sino que cada música renace en el momento en que un músico la interpreta. Lo único que hacemos es intentar comprender los lenguajes de las diferentes épocas y las maneras de expresarse para acercarnos lo más posible al concepto estético y artístico de una forma de hacer música de una manera determinada. La fidelidad consiste en llegar a comprender una música e intentar explicarla con los mismos medios con las que el compositor la imaginó”.

-¿Por qué esa devoción por la viola da gamba?
“Porque es un instrumento maravilloso que tiene un repertorio único, que se había olvidado. A finales del siglo XVIII la música de cámara se concentró en los mismos instrumentos de la familia de la orquesta: violín, viola y violonchelo. La viola da gamba es muy individualista. Es un instrumento que se utilizaba para hacer un aria. Por eso considero necesario darle una voz”.

-En ‘Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz’ hay dos narradores. ¿La música hay que explicarla?
“No. La música es una reflexión espiritual sobre lo que dicen los narradores. La música nos permite entrar en un mundo espiritual, en el que la palabra no puede entrar. La música se escucha después del texto”.

-¿Qué diferencia a Hespèrion XXI de Le Concert des Nations?
“Hespèrion XXI es un grupo de cámara especializado en música medieval y Le Concert des Nations es una orquesta barroca especializada en los siglos XVII y XVIII”.

-¿Por qué la sociedad actual mira a los clásicos?
“Los clásicos son los faros que nos permiten iluminar nuestro camino en la oscuridad. Son referentes”.

-¿Qué autores de música clásica recomendaría a un neófito para iniciarse en este estilo musical?
“Sin duda, cualquier sinfonía de Beethoven o el Réquiem de Mozart, porque es una música que te llega al alma”.

-¿Qué proyectos ensanchan su horizonte?
“Estoy trabajando en las sinfonías de Schubert y Mendelssohn. El año que viene empezaré a trabajar con las sinfonías de Beethoven”.

-¿Cuál es su relación con el cine?
“He trabajado con Jacques Rivette, uno de los grandes cineastas contemporáneos. Fue un honor trabajar con él en la dos partes de Juana de Arco y en Confidencial. Mi relación con el cine, que incluye colaboraciones con Pilar Miró (El pájaro de la felicidad) o Alain Corneau (Todas las mañanas del mundo), siempre ha sido una experiencia maravillosa”.

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