Sin piedad. Las tropas rusas que combaten en Ucrania intensificaron ayer una vez más la intensidad de sus ataques a tal punto que Kiev ha denunciado bombardeos contra la población civil que la prensa internacional ha confirmado en los casos de Irpin y Mariúpol, frustrando así la evacuación de los atrapados bajo la violenta agresión militar rusa. En el primer caso, se trata de un enclave que los civiles de Kiev utilizan para escapar dada su cercanía (unos 20 kilómetros), mientras que el segundo caso supone un nuevo incumplimiento de un alto el fuego impulsado para establecer una ruta segura a los civiles de Mariúpol, donde los servicios más básicos como el suministro de agua y electricidad dejaron de prestarse al principio del asedio, que ha castigado duramente esta ciudad desde que empezó hace una semana.
La escalada bélica es tal que ayer Estados Unidos dio su visto a que los países miembros de la OTAN cedan cazas a Ucrania, una medida que empezará por aplicarse reforzando la potencia aérea de Kiev en colaboración con Polonia. El dictador ruso, Wladimir Putin, anunció durante una conversación telefónica celebrada ayer con su colega francés, Emmanuel Macron, que las naciones que entreguen aviones “entrarán en guerra” y serán consideradas por Rusia comoenemigos combatientes.
Retornando a los combates de ayer, cabe reseñar que también la población civil atrapada en las principales ciudades del país sufrieron igualmente las consecuencias de los nuevos bombardeos, sobre todo en Kiev y en la segunda ciudad más poblada de Ucrania, Járkov, donde la agresión militar es tan violenta o incluso superior a la ejercida contra la capital.
A este respecto, al menos 364 civiles ucranianos han muerto y 759 han resultado heridos como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania, según el último balance actualizado del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, publicado ayer, unas cifras que Kiev eleva considerablemente y que, de cualquier modo, se antoja muy corta dado el desarrollo de la agresión rusa a su país vecino.
Por ejemplo, ayer en Irpin fue bombardeado un punto de evacuación de civiles causando, como refrenda TVE, al menos “algunas víctimas mortales”. Estos ataques de las tropas invasoras se produjeron en un momento en el que numerosos residentes se dirigían hacia el lugar en el que esperaban los autobuses y vehículos que iban a alejarlos de los enfrentamientos. Familias completas avanzaban por calles y aceras con la ayuda de soldados ucranianos cuando comenzaron las explosiones y tuvieron que ponerse a cubierto.
Por su parte, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) certificó que que el segundo intento de evacuar a los civiles de la asediada Mariúpol fracasó ayer al tener que interrumpirse por el ataque del Batallón Azov, un grupo paramilitar ucraniano de ultraderecha aliado del Ejército, incumpliendo así estas milicias su compromiso de alto el fuego previo.
Otros hitos de relevancia fueron la destrucción del aeropuerto internacional de Vinnytsia por los misiles rusos en un ataque que sorprende porque hasta ahora esta parte del centro-oeste de Ucrania era una zona hasta ahora relativamente alejada de las hostilidades. También destaca otro ataque efectuado contra la torre de la televisión de Járkov, y que habría dejado sin señal a toda la zona.
Por último, aunque en absoluto menos importante, hay que resaltar la denuncia de las autoridades de la provincia ucraniana de Járkov sobre el impacto de proyectiles lanzados por las fuerzas rusas en el Centro Nacional de Investigación del Instituto de Física y Tecnología de Járkov, donde hay un reactor nuclear experimental y del que, sostienen, podría causar una crisis nuclear de terribles consecuencias. Sobre este riesgo añadido que ha generado la agresión rusa añadir los problemas causados por el control de los invasores de la central de Zaporiyia, la mayor de Europa, para el desempeño cotidiano de su personal y el retraso existente en la entrega de suministros a la misma.
Lejos de amainarse tanta violencia, es previsible incluso que aumente, por cuanto el Ministerio de Defensa ruso anunció ayer que prepara ataques “de precisión de largo alcance” contra las fábricas de material militar ucraniano.
Así las cosas, los aliados de Ucrania también han movido ficha significativamente al confirmar el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, la Casa Blanca da “luz verde” a que los miembros de la OTAN envíen a Ucrania cazas de combate si así lo desean. Según adelantó The Wall Street Journal, Estados Unidos y Polonia están negociando un plan para entregar a los ucranianos aviones de combate con el objetivo de que el Ejército de Ucrania pueda resistir a la invasión rusa. Algunos medios estadounidenses sostiene que el plan sería que Polonia cediera a Ucrania sus viejos cazas Mig de fabricación soviética, con los que también opera la Fuerza Aérea ucraniana y cuyo manejo conocen sus pilotos. Este movimiento significaría que Polonia entrega cazas a Ucrania, pero no soldados. Los aviones de combate estarían pilotados por ucranianos. A cambio, Estados Unidos daría a Polonia cazas F-16.
Según amenazó ayer Moscú, Polonia entraría así en guerra contra Rusia.