la palma

Maite busca en Tenerife a la persona que recibió la córnea de su hermano René

La joven palmera, que ha creado una asociación que recauda fondos para estudiar el meningioma rabdoide, intenta localizar a quien posee la última parte que sigue viva de él; el receptor de la donación fue operado en el Hospital Universitario de Canarias (HUC) sobre el 1 de junio de 2019 tras sufrir un accidente

La vida de Maite y su hermano René, ambos de La Palma, cambió por completo en 2011. Ese año, a él le detectaron un tumor cerebral incurable. Concretamente, un meningioma rabdoide; una variedad muy agresiva y rara. De hecho, tan solo 250 personas la han contraído en el mundo, según los pocos estudios que hay al respecto, comandados por, entre otros organismos, el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca.

Un día en la playa, a René, que hasta entonces no había percibido que pudiera tener ningún padecimiento, le dieron unas fuertes convulsiones. Cuando acudió al hospital, los médicos, tras innumerables pruebas, llegaron a la conclusión de que el diagnóstico no era muy esperanzador. Y una vez dieron con el tipo de tumor que tenía, le hicieron pasar por quirófano hasta en cinco ocasiones. Sin embargo, el lugar preciso en el que se hallaba esa masa maligna hacía que fuera imposible extraerla por completo. La cuenta atrás había comenzado, y el final era inevitable.

Aun así, pese a las dificultades que atravesaba, el joven no desistió en su idea de formarse. Se trasladó a Salamanca, gracias a los especialistas que le trataban en el Hospital Universitario de Canarias (HUC), en Tenerife, que se coordinaron con sus colegas salmantinos para hacerle el seguimiento oportuno. De esa forma, pudo empezar a cursar el Grado en Ingeniería Informática, para luego cambiarse a un ciclo formativo relacionado con sistemas de ciberseguridad.

Durante el proceso en que la llama de René se apagaba lentamente, su familia recurrió al asesoramiento psicológico de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), lo que les permitió mentalizarse de lo que estaba por venir. No obstante, Maite reconoce a DIARIO DE AVISOS que “uno nunca está preparado del todo para una muerte tan cercana”. Mucho más, teniendo en consideración las circunstancias en las que se produjo: vivió desde los 13 años con una espada de Damocles.

Según cuenta, a René le comunicaron en 2019, estando en la Isla Bonita, que debía someterse de nuevo a una intervención. En ese impás entre que lo avisaron y esperaba para pasar por la mesa de operaciones por sexta vez, le dio un ictus. Detectaron que el tumor había hecho metástasis en el cerebro, entró en coma y nada se podía hacer por él. Declararon su muerte cerebral; hubo que desconectarlo. Fue el 1 de junio a las 13.20 horas. Pero todo no acababa ahí. Había dejado sus voluntades claras: quería donar sus órganos y, además, ayudar a más personas que, como él, padecían una enfermedad tan cruel.

Los facultativos de la Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI) del HUC, donde René estuvo ingresado alrededor de un mes hasta el fatídico desenlace, le trasladaron a la familia que había llegado el momento de extraerle los órganos. Aunque, por distintos daños derivados de la enfermedad, solo podían recuperar sus córneas. Una de ellas, continúa explicando Maite, “se la dieron a una persona que acababa de tener un accidente ese mismo día”. La otra, pasó a formar parte del banco de órganos.

Han transcurrido casi tres años -a falta de unos días- y una pandemia de por medio. Y es este el momento en que Maite ha decidido intentar descubrir quién fue el beneficiario de la buena voluntad de su hermano. Respeta que el equipo del hospital no le facilitara información del receptor por la normativa de protección de datos, al fin y al cabo, hay ocasiones en que las familias de los donantes llegan a pedir dinero o algún tipo de compensación. No es su caso. “Lo que quiero es mirar a esa personas a los ojos y ver si hay algo de mi hermano que reconozca en ella”, cuenta a este periódico. Un sentimiento que comparte con sus padres.

ASOCIACIÓN

El segundo deseo de su hermano era que los pacientes de meningioma rabdoide no se sintieran solos; que pudieran estar acompañados y tener información sobre su padecimiento. Así es como nació, a iniciativa de Maite y su familia, la Asociación René Rodríguez Tobar MR. Para ponerla en marcha, previamente se pusieron en contacto con el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, dando con el equipo de Dolores Tabernero, que gracias a los fondos donados a la entidad, investiga este tipo de tumor maligno.

Desde que la asociación fue debidamente registrada, a finales de 2020, Maite relata que el pueblo palmero ha respaldado su causa. De hecho, en agosto del año pasado el CD Mensajero y el Atlético Paso disputaron un encuentro benéfico, cuya recaudación fue íntegramente a la organización. En total, se recolectaron alrededor de 800 euros, a los que se suman otras tantas donaciones realizadas por personas desinteresadas al número de cuenta habilitado, con IBAN ES40 2100 7112 9302 0020 0198.

Tal es el esmero de Maite por rendir homenaje a su hermano, cumplir sus últimas voluntades y arropar a otras personas en su situación, que sus padres y ella decidieron colocar en el funeral de René una hucha en beneficio de la AECC. Y ahora, en el tercer aniversario de su muerte, confían en localizar al receptor de la donación para juntar sus miradas una última vez.

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