el charco hondo

Con calzador

Las amenazas que algunos servicios de inteligencia han acunado históricamente en el Magreb, y en el Sahel, acumulan un sinfín de episodios, datos, informaciones y expedientes más o menos conocidos. Tirando de fondos reservados o no, algunos gobiernos han financiado oxígeno a sus aliados locales, dando así continuidad a una tradición que, incrustada en los pilares del desorden internacional que las principales potencias sembraron en Oriente Medio, viene de atrás, y de lejos. Entre otros, Loretta Napoleoni lo contó hace años -El fénix islamista, lo tituló-. Durante la guerra fría surgieron, como recuerda la autora de Economía canalla, estados-caparazón que afloraron al calor de las guerras intermediadas. Hubo estados que patrocinaron a actores ajenos que acabaron emancipándose, zafándose, rompiendo con sus patrocinadores. Con estos antecedentes, cuando el Gobierno español propone que la OTAN lance un mensaje sobre su flanco sur (con referencias tan innominadas como difusas) y verbaliza en público que espera contar con el respaldo de países como Estados Unidos o Francia, entre otros, para plantar cara a la dinámica terrorista en la región, cabe hacer algunas lecturas. Los peligros que reptan por esas regiones no son un espejismo, ni ficción, y, sin embargo, cala la sensación de que han dramatizado para que el Concepto Estratégico Madrid (así bautizado) garantizara algo de brillo, esplendor y pirotécnica a la cumbre de la OTAN, y, de paso, al presidente. Hay más. Pendientes de que definan la indefinición con la que se ha aludido al incremento de la presencia de la Alianza Atlántica en estas Islas, generando de paso la sensación de que estamos desprotegidos u olvidando que el refuerzo tendría que ser, en su caso, en términos de información o inteligencia, llama la atención como han metido con calzador en su portafolio argumental a la inmigración irregular. Tenemos amenazas muy grandes desde nuestro flanco sur, entre otras la migración irregular para amenazar nuestra soberanía -ha dicho, literalmente, el ministro de Exteriores-. José Manuel Albares mete sin despeinarse a la inmigración irregular en su defensa del reforzamiento de la OTAN, y lo hace con la frialdad con la que los pescadores le ponen el cebo a los anzuelos. Además de delicado, calzar a los inmigrantes en el puzzle de los otros peligros descritos solo puede obedecer a que el Gobierno, jugando a la confusión, pretenda alimentar la idea de que multiplicando la presencia de la OTAN en las Islas (y alrededores) se controlará o reducirá la llegada de irregulares. Cebos. Anzuelos. Ya ocurrió hace cuarenta años, con la entrada de España en la Alianza Atlántica. Otra vez los anzuelos. Otra vez los cebos.

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