Afirman que no hay ninguna señal que anuncie o anticipe la probabilidad de una erupción en el Teide. Lanzan mensajes de calma, tranquilizantes, a la población. Se recalca que el enjambre sísmico de días atrás no debe inquietar ni abrir la puerta a especulaciones cargadas de alarma innecesaria e injustificada; ahora bien, informan de que está haciéndose un seguimiento permanente a tal actividad para estar preparados en caso de cualquier eventualidad. Niegan que lo ocurrido esta última semana nos sitúe en la antesala de algo reñido o incompatible con la más absoluta normalidad; pero, acto seguido, recuerdan que contamos con un plan de prevención que nos marca el camino por si hay que actuar. No se está en la idea de que vaya a ocurrir, se ha dicho, pero por responsabilidad lo suyo es mantenerse vigilantes, con el plan de contingencia a mano. Comentan, desde los ámbitos correspondientes, que la inestabilidad de estas fechas encaja en la regularidad, ya ha pasado, en modo alguno se trata de acontecimientos inéditos. La situación está monitorizada de forma permanente, eso sí, en ningún caso deben extraerse lecturas torcidas de lo que está pasando. Descartan que el derrumbe que alguien captó con su móvil, imágenes que han circulado a la velocidad de la luz por las redes, sean las de un derrumbe causado por los sismos; no se niegan los desprendimientos, porque las retinas no mienten, pero garantizan que son normales en laderas tan pronunciadas, como la del norte. Apuntan que probablemente la meteorología, y la correspondiente erosión, esté detrás de la caída de rocas. Fortuita, enfatizan. La zona es escarpada, muestra signos de otros sucesos tan recientes como similares -han advertido-. El derrumbe en absoluto tiene que ver con los cuatrocientos cincuenta eventos híbridos (450) de los que se está hablando, y escribiendo. Con el objetivo de quitar lava al asunto, se ha explicado que sumando la potencia de lo ocurrido -bajo la superficie de Las Cañadas- apenas supone un terremoto de magnitud dos. Afirman. Garantizan. Descartan. Advierten. Dicen. Recalcan. Desmienten. Tranquilizan. Informan. Recuerdan. Explican. Vale, bien, de acuerdo. Quienes sí saben de estas cosas están fajándose para rebajar o desactivar la inquietud que han generado los episodios que el Teide, desinquieto, ha protagonizado de pocos días a esta parte. Y yo los creo, claro que sí. Ahora bien, van a permitirme dos preguntas de cortado, leche y leche. Si no pasa nada, ¿por qué llevamos días hablando de esto? Si es algo habitual que ha ocurrido muchas veces, ¿por qué lo comentamos ahora y nada se dijo aquellas otras veces?