En la Policía Local de Santa Cruz se acabaron los calvos. Ni un teniente Teo Kojak, ni un agente sin pelambrera. Esta es la posibilidad que ofrece la concejala Evelyn Alonso a los miembros de la municipal gendarmería, derivándolos a una clínica capilar -la cosa es voluntaria- para que les restablezcan sus mechas, estilo Beatles, con flequillo incluido en el lote. La curiosa propuesta ha sido ya formulada, se ofrecen listas de precios y la tropa multera municipal lucirá una mata de pelo que dará gloria verla. Es decir, le impondrán a ustedes -a mí no, porque yo no transito por Santa Cruz- una multa con greñas, que la multa con greña es multa moderna y más simpática que la sanción impuesta por, un suponer, el agente Dertycia. Ahora los guripas lucirán flequillo o pelopincho, a elegir, y folículos capilares en perfecto estado de revista. De las agentes no hablo, porque suelen lucir cabello de ángel, no veo actualmente ninguna peinada como la teniente O´Neil. Los sindicatos policiales se quejan -en general, se quejan siempre-y piden chalecos antibalas en vez de greña, lo cual tiene su sentido porque antes hay que proteger el tórax que el cerebelo y han dicho que es mejor un chaleco antibalas en mano que cien folículos volando. Y en esas estamos. Pero Evelyn, que es muy suya, quiere convocar reuniones capilares en su despacho para zanjar el asunto y para que a quien Dios le ponga pelo San Pedro se lo bendiga. Vamos a ver en qué queda esta particular “operación greñúo” iniciada por la edil y me imagino yo la revista de la tropa, melena al viento, cantando aquello que dice: “Donde hay pelo hay alegría”. En Santa Cruz, la ciudad del Carnaval eterno, puede pasar cualquier cosa. Como ven.