el charco hondo

Valió la pena

Dijo Chesterton que hay algo que da esplendor a cuanto existe, y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina. Esa ilusión, conectada con la alegría como emoción principal, puede describirse como el cumplimiento (especialmente atractivo, y satisfactorio) de una expectativa, de una posibilidad emparentada con el optimismo. La ilusión puede emerger en ámbitos bien diferentes, como pueden serlo el afectivo, profesional o, por qué no, el futbolístico. Guste o no, el fútbol tiene la capacidad de materializar una ilusión que, compartida por multitudes, empapa el aire, las conversaciones y los momentos, envuelve los días, colorea el estado de ánimo de la Ciudad, o de la Isla. Futboleros o no, el play-off de la última semana tiene a Santa Cruz, y a la Isla, con la sonrisa pintada en la cara, con una ilusión que va a acompañarnos hasta el domingo 19 de junio, y ojalá también después. Sea como fuere, ya nadie podrá quitarnos lo bailado y, sobre todo, no habrá quien nos deje sin lo que estamos disfrutando en las antesalas de los partidos con el Girona. En el reencuentro de la calle con el equipo tienen mucho que ver la ida y vuelta con la UD Las Palmas, sin duda, pero, más allá del resultado, la ola que recorre cafeterías, oficinas, bares, terrazas y reuniones de amigos se explica por la empatía que han generado unos jugadores que pudiendo no ser galácticos, espectaculares o carne de póster, han demostrado que se fajan, pelean, creen, se ilusionan e ilusionan, crecen y, por encima de otras consideraciones, son equipo y actúan, se mueven y piensan como tal. En la bolsa de las emociones los valores suben y bajan como la marea, pero ocurra lo que ocurra solo por lo que se está viviendo estos días ya ha merecido la pena, ya lo valió. Los jugadores se han ganado la complicidad de la gente, tanto de los aficionados como de los coleccionistas de acontecimientos que se suben al tren en el último momento, y bien está que lo hagan. Con el entrenador en el papel de relator inspirado, haciendo que en la calle la gente se asocie sin resistencia al reto, al sueño, la ecuación de estos días arroja el resultado con el que sueña cualquier club, qué decir cuando el destino quiso que coincidiera con el Centenario. Galeano, Quiroga y Benedetti, entre otros, se dejaron arrullar por el fútbol como expresión de tantas cosas, recordándonos que las ilusiones compartidas, el fútbol, entre tantas, no deben ser ridiculizadas o subestimadas por intelectuales o sucedáneos. La ilusión que estos días cruza puertas, gargantas y ventanas bien merece celebrar el fútbol más allá del fútbol; y que se disfrute, sin complejos, en Santa Cruz y la Isla. Ocurra lo que ocurra ha merecido muchísimo la pena llegar hasta aquí -le dije ayer a Jon, a mi queridísimo Juan Galarza-.

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