Felipe VI ha asistido a más de setenta tomas de posesión de presidentes iberoamericanos. Comenzó a representar a España en estas ceremonias cuando aún era Príncipe de Asturias, en 1996, y desde entonces ha estado presente en todas hasta la última en Colombia. En un primer momento, y como era de esperar, el Gobierno de coalición pretendió que en algunas ocasiones a esas ceremonias acudieran otras autoridades en sustitución del Rey, pero finalmente Pedro Sánchez decidió no modificar la tradición. Pues bien, en esta ceremonia el presidente electo, Gustavo Petro, el primer presidente izquierdista colombiano, interrumpió la toma de posesión para que se trajera la espada de Simón Bolívar (una de las tres que se supone podrían ser) y así pudiera formar parte del acto, aunque su uso en la ceremonia no estaba previsto. Todo ello pese a la negativa del Gobierno saliente, que consideraba que no era su lugar. Petro ordenó una inusual interrupción de diez minutos en la ceremonia para dar tiempo a que la Casa Militar de la Presidencia trajera la espada, antes de su discurso. Cuatro soldados, vestidos con el uniforme de la época de la Independencia, llegaron a la Plaza de Bolívar llevando la espada en una urna de cristal.
Para Petro, que en su juventud militó en el M-19, la espada tiene un gran valor simbólico de su lucha guerrillera y después política, y por eso quería que estuviera en su toma de posesión, junto con la escultura de la paloma de la paz, creada por Fernando Botero para la firma del acuerdo de paz con las FARC, en 2016, pero el Gobierno de su ahora antecesor, Iván Duque, no se lo permitió. Esa espada de Bolívar fue robada por la guerrilla del M-19, que la devolvió cuando firmaron los acuerdos de paz con el Estado colombiano. Es una las espadas que supuestamente usó Simón Bolívar en su lucha por la independencia de Colombia y otros países iberoamericanos, y ha llegado a representar la independencia y la soberanía de esos pueblos, un símbolo anticolonial y de hermandad.
La polémica ha surgido por la decisión de Felipe VI l de permanecer sentado cuando la comitiva de la espada pasó ante él, mientras algunas autoridades presentes sí se levantaron. Una vez más, Podemos, Esquerra y Bildu aprovecharon lo sucedido para atacar al Rey y a la monarquía. Algo parecido sucedió durante la toma de posesión del chileno Gabriel Boric, quien lamentó en una entrevista que Felipe VI llegara tarde a la ceremonia, aunque cuando se demostró que fue un retraso generalizado por problemas en la organización, su Gobierno pidió disculpas. No así Podemos y los demás, que se habían sumado a la crítica a Felipe VI, como han hecho de nuevo ahora. Por su parte, el Gobierno ha pedido no caer en polémicas “intrascendentes” y considera “disparatado” pedir disculpas. Y en Colombia, ni Gustavo Petro ni ningún otro dirigente político ha atacado al Rey ni se ha mostrado ofendido. Petro no lo mencionó ni mencionó a España en su discurso.
El Rey no se levantó porque la espada de Bolívar no es un símbolo del Estado colombiano, como son la Bandera, el Escudo de Armas y el Himno Nacional, según la Ley 12 de 1984, y su exposición no constaba en el cuaderno de protocolo que se entregó a cada delegación. El monarca fue sorprendido por el inesperado paso de la espada, y optó por una prudente inmovilidad.