la casa blanca

Liz Cheney pierde la batalla en Wyoming, pero continúa en la disputa

La candidata de Trump, Harriet Hageman, famosa por su lucha contra el medio ambiente
Liz Cheney pierde la batalla en Wyoming, pero continúa en la disputa
Liz Cheney pierde la batalla en Wyoming, pero continúa en la disputa

Estos días mucho se ha hablado de Wyoming, estado situado al Oeste de la región montañosa estadounidense, donde todavía existen cowboys, rancheros, y reservas indias. Pese a ser uno de los diez estados de mayor tamaño en la Unión americana, es el estado menos densamente poblado (576.851 habitantes según el último censo). La capital del estado es Cheyenne. La mitad occidental de Wyoming está cubierta principalmente por pastizales de las Montañas Rocosas, mientras que la otra mitad es pradera de alta elevación llamada High Plains. Es ahí donde realicé uno de mis documentales para el canal Univision (Las Punas del Diablo, 2009), sobre los abusos de algunos rancheros hacia inmigrantes peruanos y nepalíes. Casi la mitad de la tierra en Wyoming es propiedad del gobierno federal, generalmente protegida para usos públicos que incluyen dos parques nacionales: el Grand Teton y el famoso Yellowstone y numerosos parques y bosques de gran belleza y significado cultural para las tribus históricas y actuales reconocidas por el gobierno federal , los indios Arapaho, Crow, Lakota y Shoshone. 

La economía de Wyoming se rige principalmente basa por el turismo y la extracción de minerales como el carbón, el gas natural, o el petróleo; productos agrícolas como la cebada, heno, trigo, y la ganadería. Culturalmente, pese a que los graduados de bachillerato suman alrededor del 93,6% de la población, la tasa de residentes con estudios superiores solo ronda el 28,2%.

Ha sido un estado políticamente conservador desde la década de 1950, y hoy por hoy tiene más de 215.000 republicanos registrados en comparación con solo 36.000 demócratas. Wyoming es, sin lugar a duda, “Trump territory”.

Trump gana el pulso contra Cheney

Los resultados de las elecciones primarias del partido republicano en Wyoming esta semana demostraron que los críticos de Trump dentro de un partido en el que el expresidente sigue siendo la figura más dominante es una receta para el fracaso. Los partidarios de la representante Liz Cheney, hija del exvicepresidente Dick Cheney, confesaron que sus esperanzas de reelección se vieron frustradas cuando escucharon a la republicana votar a favor de destituir al expresidente Donald Trump por su papel en la insurrección, por mentir sobre el resultado electoral y una larga lista de delitos que poco importan a los obsesivos y recalcitrantes seguidores del anterior presidente.

Trump, que ha visto su campaña reavivada después del registro en Mar-a-Lago que desvergonzadamente utiliza para hacerse nuevamente la víctima, ha purgado al partido de muchos de sus críticos, mientras elevaba a sus candidatos, incluida la rival de Cheney, Harriet Hageman, que ha repetido sus mentiras sobre el fraude electoral generalizado. Los candidatos alineados con Trump han ganado las primarias para gobernador en estados indecisos como Arizona, Michigan, Wisconsin y Pensilvania, y el Senado en Georgia, Ohio y Pensilvania. Los candidatos respaldados por el exmandatario se han posicionado para hacerse cargo de la maquinaria electoral en una serie de estados clave si ganan en noviembre.

Si bien Cheney ya contaba con la derrota, por decir la verdad sobre Trump, otros factores fueron también determinantes. Muchos votantes se quejaron de que Cheney dedicaba mucho más tiempo a los asuntos nacionales, en detrimento de su enfoque en las prioridades de energía y recursos naturales de importancia crítica para el estado.

La venganza de Trump

El mayor objetivo de Trump era Cheney, a quien se las tenía jurada por votar a favor del impeachment . Hasta ahora, en su mayor parte, los esfuerzos de Trump han tenido éxito. Cuatro de los 10 republicanos que se pronunciaron contra Trump se han retirado. Tres más, además de Cheney, perdieron sus primarias. Solo dos sobrevivieron a su reelección, y el representante de California David Valadao y el representante de Washington Dan Newhouse lo hicieron en parte porque sus estados celebran primarias abiertas.

LIZ Cheney no abandona la lucha

Liz Cheney habrá perdido la batalla, pero no la guerra, al menos, todavía. Pese a que la republicana se podría haber acogido a la táctica de sus compañeros de partido, besando el anillo del tirano para mantenerse en el poder, Cheney dijo que “podría haber hecho lo mismo fácilmente”, pero hacerlo, habría “requerido abrazar las mentiras de Trump sobre el fraude electoral. Ese era un camino que no podía ni quería tomar”, dijo Cheney. De la noche a la mañana, su campaña presentó documentos ante la Comisión Federal de Elecciones creando un PAC de liderazgo que se llamará “La Gran Tarea”, un guiño a Abraham Lincoln, y dijo a los medios que se está pensando presentarse a las elecciones presidenciales de 2024 y que tomará una decisión en “los próximos meses”. Cheney puso la guinda al pastel al añadir que “hará lo que sea necesario para mantener a Donald Trump fuera de la Oficina Oval”.

¿Cheney en la Casa Blanca?

Difícilmente. Hay pocas señales de un cambio importante contra Trump en el partido, a pesar de los múltiples problemas legales del expresidente y las señales de que los votantes republicanos podrían buscar a otro líder como el gobernador de Florida, Ron DeSantis.

Pero las encuestan la colocan en cuarto lugar (por detrás de Trump, el radical gobernador de la Florida y el exvicepresidente Mike Pence) y eso podría ser suficiente para poner a Cheney en el escenario de los debates políticos: un cara a cara con Trump refutando sus argumentos sería magnífico. También es posible que Cheney tenga información sobre revelaciones potenciales que podrían influir significativamente en el futuro político de Trump.

Lo que está claro que en estos momentos a Cheney no le importa cometer suicidio político si con ello se lleva por delante a Donald Trump, una gran tarea, si no, un imposible.

Harriet Hageman, la vencedora

Hageman, original de Wyoming, recibió su título universitario como abogada de la universidad del estado. Hageman, cuyo padre, Jim Hageman, fue representante de Wyoming durante más de 20 años, se unió por primera vez a la esfera política cuando se postuló sin éxito para gobernadora hace cuatro años. La republicana dijo en un comunicado que decidió presentarse como candidata contra Cheney porque esta había traicionado a Wyoming y al país, pero dejó fuera que su poco popular carrera hasta ahora había recibido la bendición de Donald Trump si comulgaba con sus ideas políticas. Aunque Harriet Hageman tiene un historial en Wyoming de feroz defensa de temas particularmente relevantes para los intereses de los ganaderos, la energía y la minería del Estado, es conocida por décadas como abogada litigante luchando contra ambientalistas y oponiéndose a las normas federales que protegen la tierra, el agua y las especies en peligro de extinción, lo que ha valido el sobrenombre de Wicked Witch of the West (la Bruja Mala del Oeste) de El Mago de Oz. Entre los grupos de conservación del medio ambiente, defensores de parques naturales y bosques o de terrenos sagrados para las tribus indígenas.

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