Tiene 85 años de edad y una rodilla que le trae por la calle de la amargura, a tal punto que en la vuelta de su reciente viaje a Canadá reconoció a la prensa que no descarta seguir el ejemplo de su predecesor y no esperar por La Parca para dejar su actual cargo. Se llama Jorge Mario Bergoglio, aunque eligió el nombre de Francisco cuando en la quinta votación efectuada durante el segundo día de cónclave, el 13 de marzo de 2013, fue elegido como el 266º papa de la Iglesia católica y, por ende, el octavo soberano de la Ciudad del Vaticano.
Francisco, desde luego, no es un papa cualquiera. No solo es el primer latinoamericano que se sienta en la silla de Pedro, sino que también se trata (de ahí la elección de su nombre, por Francisco de Asís) en el primer Santo Padre jesuita de la historia de la Iglesia Católica, con lo que ello implica desde el punto de vista teológico y organizativo.
Pero también, como hombre de su tiempo, este varón nacido en Flores (Buenos Aires) es, a buen seguro, el papa más futbolero que se ha conocido, como bien se ha encargado de insistir este hincha acérrimo del ‘Cuervo’, que es como se alude popularmente al equipo de sus amores, el San Lorenzo de Almagro. Desde ayer, su igualmente reconocida pasión por el balompié incluye una atención especial al Club Deportivo Tenerife, cuyos principales dirigentes, con motivo de los actos en honor al centenario de su fundación, le hicieron entrega en el Vaticano de una camiseta personalizada con el dorsal número 10 (el que habitualmente luce el mejor de cualquier equipo) durante una audiencia pública que incluyó a altos dirigentes autonómicos y locales como el propio presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, o el titular del Cabildo de Tenerife, Pedro Martín.
La velada tuvo sus momentos estelares, como por ejemplo que el presidente de los birrias, Miguel Concepción, aprovechara para pedirle al papa que les echase “una manita” con el ansiado ascenso a Primera División, mientras que el pontífice romano bromeó al interesarse por el frío en Tenerife tras recibir una bufanda blanquiazul.
Por su parte, Torres no dejó pasar la oportunidad para invitar a Francisco a que visite Canarias, un territorio que jamás ha pisado un Obispo de Roma. El que estuvo más cerca de hacerlo fue el polaco Juan Pablo II (conocido como el papa viajero), quien contempló incluir las Islas en una gira por varios países africanos, pero la diplomacia española, dirigida entonces por Francisco Fernández Ordóñez, lo desaconsejó ante el temor que entonces seguían despertando las pulsiones independentistas representadas por el Mpaiac.
No parece probable que Francisco visite Canarias dada su edad y estado de salud, pero al menos ya está fichado para la causa del Tete.
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