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Carlos III le prohibió a Harry que llevase a Meghan a ver a la reina en su lecho de muerte

El protocolo de la Familia Real tampoco sabe dónde sentará a la duquesa de Sussex en el funeral de estado que tendrá lugar el próximo 19 de septiembre
Carlos III prohibió al príncipe Harry que llevase a Meghan a ver a la Reina en su lecho de muerte
El príncipe Harry. EP

Carlos III (73 años) dio una orden en cuanto se convirtió en rey tras la muerte de su madre. La persona a la que se dirigió de manera imperativa fue a su hijo pequeño, el príncipe Harry (37) al que le prohibió que su esposa, Meghan Markle (41), lo acompañase a Balmoral para ver a la reina Isabel II y despedirse de ella en su lecho de muerte.

Así lo cuenta el diario británico The Sun, quien informa también de que la marcha de la soberana se produjo únicamente ante la presencia de Carlos de Inglaterra y de su única hermana, la princesa Ana (72). Efectivamente, sus dos primeros hijos mayores estaban en Escocia cuando la salud de su madre se empezó a resentir, y más tarde fue cuando llegaron Andrés (62) y Eduardo (58).

La casualidad quiso que el príncipe Harry y su esposa estuvieran justo en Londres para presidir un acto dentro de su gira europea tras abandonar Alemania. En concreto, el hijo pequeño de Ladi Di se encontraba en Frogmore Cottage cuando recibió la llamada telefónica de su padre en la que le expresó que no era “una buena idea” que viajase a Escocia con su esposa. 

Carlos le dijo a Harry que no era correcto ni apropiado que Meghan estuviera en Balmoral en un momento tan profundamente triste”, apunta una fuente cercana a la familia al citado medio británico. “Se le indicó que Kate Middleton no iría –aquella mañana sus tres hijos empezaron el colegio y hay fotografías del feliz momento– y que las visitas realmente debían limitarse a la familia más cercana. Carlos dejó muy, muy claro que Meghan no era bienvenida”, concluye esta fuente.

A Harry también se le negó un asiento en el avión de la RAF -Real Fuerza Aérea- que llevó a su hermano, Guillermo (40), el flamante príncipe de Gales, y a sus tíos, los príncipes Andrés y Eduardo, hasta Aberdeen, para poner rumbo después a Balmoral. Este pasado viernes, día 9 de septiembre, se veía cómo Harry llegaba a Frogmore, en Windsor, triste y desolado tras decir adiós a su abuela.

Aunque el adiós definitivo, si todo sale tal y como está previsto, se le brindará el próximo lunes 19 de septiembre en la Abadía de Westminster de la capital británica. El equipo de protocolo del palacio de Buckingham no sabe cómo lidiar con la presencia de Meghan Markle ni tienen claro, por el momento, dónde sentarla. Primero, para no incomodar a la Familia Real, devastada por la muerte de la Reina; segundo, al pueblo británico, que no le guarda demasiado cariño desde su abrupta salida, conocida como el Megxit.

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