Quienes se mueven en los pasillos de la política -y también del periodismo- suelen ser buscadores compulsivos de patrones, bucean (o buceamos) en la intencionalidad que puedan esconder determinadas decisiones, en las razones que quizá oculten algunos gestos o movimientos sobre el tablero. Los catedráticos en ciencias políticas, tácticas orgánicas y estrategias institucionales que dan clases magistrales en las bodas, los periódicos, las tardes de los viernes, las redes, los entierros o las radios, descuartizan las declaraciones de un presidente (de Canarias, por ejemplo) intentando dar con una explicación que arroje luz sobre un futuro hipotético, pintando escenarios más o menos posibles. La apofenia sobrevuela tertulias, mesas y sobremesas, invade las conversaciones con voces al parecer expertas en percibir patrones y conexiones entre sucesos aleatorios, hechos aparentemente sin sentido que puedan desembocar en un adelanto de las elecciones autonómicas en las Islas. Aquellos que buscan patrones donde realmente no los hay, obsesionados con encontrar una base que fundamente sus tesis tiran de rumorología para descartar, sin margen de duda, que Ángel Víctor Torres esté pensándose pulsar el botón nuclear para lanzar el misil de la disolución de la Cámara regional, con la consiguiente convocatoria de elecciones con toda la inmediatez que permiten los plazos establecidos. Apoyándose en patrones, cabos sueltos y el boca a boca de conversaciones a media luz, reuniones informales, dimes y diretes, los feligreses de la apofenia no ven indicios que anuncien este escenario. Consideran, tan firme como incontestablemente, que pudo Ángel Víctor Torres pulsar ese botón antes de verano; quiso hacerlo, sí, es cierto, pero desistió porque a los socios actuales maldita gracia les hizo, abandonó la idea y, según los buscadores de patrones, ese arroz se le pasó, pudo hacerlo pero ya no. O sí -¿y si sí?-. Puede que a las flores del pacto sigan generándoles convulsiones la idea de precipitar las elecciones autonómicas, pero cada vez más gargantas del PSOE susurran a Ángel Víctor Torres que debe adelantarlas, convocarlas ya, pero ya, para evitar que la caída en barrena de Sánchez se traduzca en perder tantos escaños, aquí, en las Islas, como meses faltan para que llegue mayo. No hace falta bucear en el fondo del océano para pescar patrones o conexiones entre sucesos aleatorios. Contradiciendo a quienes descartan un adelanto electoral en este archipiélago, basta constatar el pánico que recorre el cuerpo de los socialistas de acá -y escucharlos- para anotar como una posibilidad en modo alguno agotada que Ángel Víctor Torres pulse antes de octubre (si le preguntan lo negará, obviamente) el botón nuclear de un adelanto electoral en Canarias.