El ‘Tete’

Miguel Concepción deja la presidencia del CD Tenerife en el año de su centenario. Ha sindicado sus acciones con otros tres accionistas, pero su intención, probablemente, es venderlas, a corto o medio plazo. Yo no me quiero meter en los motivos de la decisión. Ni siquiera he llamado a Miguel para preguntárselo. Sí fui testigo de la reunión que mantuvieron en Los Limoneros esos cuatro accionistas, o al menos tres de ellos, con Paulino Rivero. Miguel ha sido un gran presidente. Ha saneado las otrora maltrechas cuentas del club, ha rematado la Ciudad Deportiva y ha preparado al Tete para que afronte el futuro sin agobios. A la hora en que escribo, Paulino no ha dicho ni mu, pero supongo que el puesto de presidente que se le ofrece es atractivo y lo pone de nuevo en los periódicos. Deberá dimitir, supongo, de su cargo en la Naviera Armas para dedicarse de lleno al club, como presidente ejecutivo, rodeado de una directiva formada por los representantes de los socios mayoritarios, que son cuatro: Amid Achí, un tal Garrido (que no es de aquí), Conrado Bacallado y Juanito Pelayo; pero me da que este último se ha declarado en rebeldía. Yo sabía todo esto desde hacía semanas, pero mi informante, que está dentro, me hizo prometer que no diría nada públicamente y como ya no soy el que fui, respeté su petición de silencio hasta que este periódico ofreció la noticia. Me he vuelto una hermanita de la caridad. El Tete entra en una etapa nueva y la filosofía como club cambiará. Miguel Concepción debería tener todo el agradecimiento de la entidad deportiva y debería también pasar a la historia como un gran presidente. Yo lo conozco bien y Miguel es hombre de palabra, así que cumplirá estrictamente su hoja de ruta.