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Guanches ¿Repobladores de Andalucía?

Los avances cristianos sobre el Guadalquivir conducen a que, en la segunda mitad del siglo XIII, grandes extensiones territoriales estuvieran prácticamente desocupadas
Guanches ¿Repobladores de Andalucía?

Por María del Pilar Rodríguez. | Sin temor a equivocarnos, defendemos la importancia numérica de la población aborigen canaria o Guanche y su incorporación en los procesos de repoblación que se dan en la España meridional como consecuencia del corrimiento de la frontera cristiana que comenzaba hacia el año 1000. De manera que lo viene a ser absolutamente llamativo para aquellos individuos que, como consecuencia de la expansión atlántica iniciada finales del siglo XIII, se asomaron al Archipiélago Canario fue la población que encontraron. Y no era para menos. Sabemos que era el único archipiélago de la Macaronesia habitado y el más próximo a las costas occidentales de África, de hecho, en días claros desde Tarfaya se puede ver Fuerteventura. Con lo cual resulta asombroso que aquella entidad se conservara y permaneciera al margen del mundo conocido durante cientos de años. Un hecho verdaderamente atractivo desde el punto de vista histórico.

La expansión atlántica desde finales del siglo XIII se desarrolla en el triángulo formado por los puertos del reino de Sevilla, la costa del Magreb y Canarias. Las actividades corresponden a comercio marítimo, cabalgadas, de corso, esclavistas. Los puertos sevillanos particularmente importantes serán los pertenecientes al condado de Niebla: Moguer, Palos, Lepe y, también, otros más, como: Sevilla, Sanlúcar de Barrameda, Chipiona, Cádiz. Destacar que Sanlúcar de Barrameda llegará a ser muy importante en su relación con Canarias y donde más esclavos canarios se vendieron. Además de la baja burguesía local tendrán presencia significativa: vascos, burgaleses, catalanes, aragoneses, mallorquines, genoveses, florentinos, flamencos, portugueses, otros, conformando redes comerciales y de tráfico. Los productos que se comerciaron desde Canarias fueron: esclavos, pieles, orchilla, sangre de drago, barrilla, sebo, trigo, cebada, quesos, azúcar, miel y pájaros canarios, entre otros. Los quesos serían los de cabra y debían estar algo curados para transportarlos y esto es curioso porque hoy día la Comunidad Canaria es la mayor consumidora de quesos de España, lo cual parece un atavismo. Que también mantiene el histórico consumo de gofio: los granos de cebada, y en menor medida de trigo, tostados y molidos para producir harina que se añade a la leche, potajes, etc.

En la recuperación cristiana actúan tanto Aragón como Castilla. Ambas coronas con intereses sobre el Archipiélago Canario lo que hace muy probable el trasiego de población guanche en sus territorios. Nos centraremos en el territorio incorporado por Castilla que referimos con el concepto unitario de Andalucía. Toma casi cuatro siglos, entre mediados del XIII hasta finales del XVI y un poco más. Período en se producen fundaciones, repoblaciones y fluctuaciones poblacionales llamativas. Este proceso se desarrolla en dos etapas. En la primera etapa, entre finales del siglo XIII y en transcurso del XIV, queda anexionada Andalucía –
Andalucía del Guadalquivir- que se organiza en tres reinos: Sevilla, Córdoba y Jaén. El reino de Sevilla estaba conformado por los territorios de Sevilla, Cádiz y Huelva y también incluía el sur de Badajoz. En la segunda etapa se conquista del reino de Granada (1484-1492), que enfrentará dos procesos de repoblamiento (1484- 1568/ 1571-1595). Las progresivas pérdidas territoriales habían reducido el al-Andalus al reino de Granada, que se considera formado hacia 1238 y su existencia se prolonga hasta la entrega de la ciudad de Granada, el 2 de enero de 1492. Meses después, el 12 de octubre, se produce el descubrimiento de América. Eran unos 30 000 km2, correspondientes, más o menos, a los actuales territorios de las provincias de Málaga, Granada y Almería.

Los avances cristianos sobre la Andalucía del Guadalquivir conducen a que, en la segunda mitad del siglo XIII, grandes extensiones territoriales estuvieran prácticamente desocupadas. El estatuto de la mayoría de las tierras fue de señorío laico, y pocas de señorío eclesiástico, de órdenes militares o de realengo. Los repobladores eran necesarios tanto para la protección militar como para la explotación de los territorios ganados. La repoblación intenta una movilización interna septentrional de gallegos, asturianos, cántabros y leoneses. Sin embargo, las investigaciones identifican un predominio de repobladores de Castilla la Vieja y del reino de León, resultando otros aportes regionales como muy escasos. En Andalucía, como en zonas de Castilla, se describe una situación de decaimiento demográfico en el siglo XIV, mientras en el XV se señala una franca recuperación poblacional, tanto rural como urbana. Antonio Domínguez Ortiz señala: “No es posible achacar este fuerte crecimiento al solo impulso vegetativo, debió haber también una corriente inmigratoria”. Nos atrevemos a considerar que en esta corriente migratoria algo tuvieron mucho que ver los canarios.

En la Andalucía cristiana y a lo largo del siglo XV actuaban tres familias, con presencia de dos siglos y medio en la región, que también aparecen involucradas en la conquista de Canarias: los Guzmán -en Medina Sidonia- extendiendo su presencia al condado de Niebla, el campo del Andévalo, la desembocadura del Guadalquivir y zonas del Estrecho; Los Ponce de León -en Cádiz- y los Fernández de Córdoba con tres grandes ramas: la de Aguilar, la rama de Lucena y Espejo, y la rama del conde de Cabra y señor de Baena. Derivaron en linajes familiares muy entramados con derecho a señorío en las islas. En territorio sevillano distinguimos: de Las Casas (familia de origen francés: Casaus), Pérez Martel, Peraza, García de Herrera (deriva a Herrera), Fernández de Lugo y otros. Por ejemplo, en el Aljarafe, las tierras planas al occidente de la ciudad de Sevilla, en Huévar y Aznalcázar, Hernán Peraza Martel apodado el Viejo (Sevilla 1390-San Sebastián de La Gomera 1452, Islas Canarias) y su cónyuge Inés de Las Casas, con señoríos en La Gomera y El Hierro, poseían dos grandes haciendas de olivares. En 1447 en un intento fallido de conquista de La Palma muere el hijo Guillén Peraza, suceso recordado en la célebre endecha: “Guillén Peraza quedó en La Palma/la flor marchita de la su cara”. Diego García de Herrera (Diego de Herrera, Sevilla 1417-Fuerteventura 1485, Islas Canarias) tenía el título de señor de Canarias. Los Fernández de Córdoba formaban un extenso linaje a los que se les otorga señoríos en la Axarquía (Málaga oriental) y en Almería, en zonas del Valle del Almanzora.

En 1477 la corona de Castilla, que afrontaba los avances sobre el reino de Granada, asume directamente la jurisdicción y conquista de las islas mayores que habían resistido. Se recurre al sistema de capitulaciones. Previamente, en 1476, contrata a Esteban Pérez de Cabitos para producir una pesquisa sobre las islas conquistadas y por conquistar. Se le otorga en el término de Almonte: la madre y caño de las Rocinas, sobre la marisma del Guadalquivir, señalado como el lugar donde se da por aparecida la Virgen del Rocío. Semejante a la Candelaria y también a la Guadalupe, la de la imagen que sale en procesión por la Puebla. Asumida la conquista de las islas mayores se le concede la alcaldía mayor de la isla de Gran Canaria. A finales de 1479 se firman los tratados Alcáçovas-Toledo que reconocían la plena soberanía de los reyes de Castilla sobre las islas. Portugal adquiría los derechos sobre la costa atlántica africana al sur del cabo de Bojador. Hacia 1484 queda sometida Gran Canaria, hacia 1492 La Palma y hacia 1496 Tenerife. Las más pobladas. La conquista final del archipiélago había tomado casi un siglo.
Ahora bien ¿Cuál sería el estatus de los guanches? Unos, probablemente los más, entrarían en el concepto de “naturales”, que para Castilla equivalía a nativos, a castellanos, pudiendo proseguir tanto con sus usos y costumbres como mantener su territorialidad y que en alguna manera se integró. Eran hombres libres. Otros, provenientes de zonas de guerra tendrían estatus de “guanches”, pasarían a condiciones de enfeudamiento o semiesclavitud. Y, de hecho, el apelativo alcanza una connotación peyorativa, y a finales del siglo XVII ya nadie quería ser reconocido como tal. Esto quizás ayuda a entender que sea Tenerife la isla que ofreció mayor resistencia, la que a la vez expulse más población hacia América, entre mediados del siglo XVII y a lo largo del siglo XVIII, desde su vertiente noroccidental con las mejores tierras, donde se conceden suertes a castellanos, muchos portugueses y también a muchos canarios. Por supuesto, otros son esclavizados y con una dispersión llamativa. Alonso de Lugo lleva a los “Menceyes” de la conquistada Tenerife ante los Reyes Católicos en el momento en que la itinerante corte se encontraba en Almazán, Soria. Un Mencey será obsequiado a la República de Venecia. Los portugueses protagonizan numerosas razias para usarlos como mano de obra en el procesamiento de la caña de azúcar que habían introducido en Madeira, inhabitada y colonizada desde 1420.

Pero nos interesa su presencia en territorios castellanos como: la frontera occidental y oriental con el reino de Granada, sur de Badajoz, Castilla La Mancha, territorios del reino de Sevilla. La condición sería desde colaboradores o aliados, los mejor colocados, pero los más, como paniaguados, también como esclavos que derivarán en repobladores. Gente de escasa calificación dedicados a defensa y labranzas. Como blancos pasarán desapercibidos. Pero dado el prolongado lapso de repoblación estamos en presencia de sucesivas generaciones de origen canario que migrar internamente a espacios por consolidar. Hay que tener en cuenta posibles entradas directas. Y llama la atención que algunos trabajos dan nota de ausencia de mayores entre los repobladores. Los canarios llegarían a ser un grupo coherente en el barrio marinero de Triana, frente a Sevilla, y una vez descubierta América formarían parte de las tripulaciones de ida y vuelta, con lo cual probablemente Rodrigo de Triana (Juan Rodríguez Bermejo) tendría esa ascendencia. De paso hablarían un mal castellano. En Triana se establece la Universidad de los Mareantes.

Vamos con ejemplos. Gonzalo Pérez Martel, señor de Almonaster, en el Campo del Andévalo, en 1385 trajo 170 esclavos de Lanzarote por Sanlúcar, y es probable que muchos de ellos, dada la situación de penuria poblacional, derivaran a ese centro poblado. Y entonces pasaran a ser, además de esclavos, repobladores. Cerca están La Puebla de Guzmán y Cabezas Rubias. También Alosno, donde supuestamente nació el fandango, tan afín a la forma musical conocida como “El Canario”. Y que con la repoblación se extiende y emparenta con: rondeñas, granaínas, malagueñas y murcianas. Otro ejemplo, será la Axarquía, la comarca oriental de Málaga, donde se otorgan señoríos al linaje Fernández de Córdoba, que dominaban poblaciones que hacían frontera militar con Granada, desde donde en el último tercio del siglo XVI entran repobladores a pueblos como: Árchez, Algarrobo, Cómpeta y Canillas de Aceituno, referidos como poco cualificados y dedicados a labores de labranza. También tenían Comares y Colmenar. En Colmenar encontramos la Ermita de Nuestra Señora de La Candelaria que, según la tradición, fue levantada por sobrevivientes canarios de un naufragio. Y la copla de Verdiales lo confirma: Con grande acompañamiento/ saliste de las Canarias/ con grande acompañamiento/ pasaste por tierras varias/ hasta llegar al convento/ Virgen de la Candelaria. Los Verdiales son afines a formas del folklore canario.

Por último, considero que esto es algo que merece investigarse en el empedrado “asunto canario”. Cualquier estudio que tenga como objetivo la demostración de la presencia del elemento canario en territorios del sur y este peninsular, debe tener en cuenta el largo proceso repoblador en los territorios peninsulares incorporados por Aragón y por Castilla. Así mismo, debe seleccionar centros poblados rurales, donde un conjunto de indicios señalen su potencial presencia. Son de interés tierras que fueron mayoritariamente señoríos laicos como: Campo de Niebla y su costa atlántica, Campo del Andévalo, Valle de Los Pedroches, zonas del reino de Córdoba fronterizas con el reino de Granada, la comarca malagueña de La Axarquía, la Sierra de Segura, Murcia, y también sitios de Almería y del sur de Badajoz, tierras que fueron de la corona de Aragón, entre otros. Por supuesto, la incorporación de centros poblados mayores que muestran más hibridación, contaminarían los resultados y las evidencias quedarían enmascaradas.

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