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Manel es transespecie, cíborg y tiene dos aletas implantadas en la cabeza: “No soy 100% humano”

En 2020, Manel decidió implantarse dos aletas en el cerebro por las que asegura que escucha la humedad, la presión atmosférica y la temperatura
Manel es transespecie, cíborg y tiene dos aletas implantadas en la cabeza: "No soy 100% humano"

Su trayectoria profesional ha estado siempre vinculada al mundo del arte. Pasó por la fotografía y, ahora, se encuentra inmerso en la producción musical a través de la preparación del que será su primer álbum. Sin embargo, el gran proyecto de vida de Manel de Aguas, de 25 años, ha sido el que él mismo denomina como ‘Proyecto Cíborg’. “Me dediqué a él durante varios años y es el proyecto en el que me he convertido. Lo vivo en mi día a día”, cuenta a EL ESPAÑOL.

Este joven, nacido en Barcelona, se define como una persona transespecie. Un término muy novedoso — y también desconocido para muchos — que hace referencia a aquellas personas que, o bien no se identifican al 100% con la especie humana, o que se identifican con otras especies. Él mismo se dio cuenta de ello en el momento en el que comenzó a entender el que considera “su nuevo órgano” como una parte más de su definición. Se trata de las dos aletas que lleva implantadas en el cerebro a través de las cuales asegura que puede escuchar el tiempo.

“Escucho la humedad, la presión atmosférica y la temperatura. Es un órgano que me permite la exploración de la atmósfera a través del sonido y un conocimiento del entorno a través de un órgano cibernético”, cuenta. Para Manel, las aletas suponen una conexión extra de su entorno. De hecho, tal y como asegura en conversación con este periódico, fue gracias a las aletas cómo se replanteó su identidad y comenzó a conectar con la naturaleza y otras especies. “Va acompañado de rentenderte contigo mismo”, señala.

Para someterse a la intervención por las que le implantaron las aletas, Manel se vio obligado a dejar atrás España y viajar hasta Japón. “Los profesionales con los que estuve en contacto en Barcelona se negaban a tomar el riesgo de cómo podía afectar a mi cuerpo y a su reputación”. Por ello, aunque ya lo tenía organizado previamente, viajó hasta el país asiático para implantar el que sería su nuevo órgano. “Allí eran pioneros en la modificación corporal, por ejemplo en implantes de cuernos de silicona o particiones de lengua. Le expliqué el proyecto y decidió hacer el implante. Es simple, es un metal entre la piel y el hueso y no requiere una cirugía compleja”, cuenta a este medio.

Aunque parezca difícil entenderlo, él explica con completa normalidad cómo las aletas le ayudan a conformar su identidad. “Soy una persona con aletas y con un sentido sensorial del entorno que la especie humana en sí no tiene. Yo me defino transespecie porque siento que mi persona no encaja con la definición de humano”, explica.

Sin embargo, los implantes le han supuesto muchos “quebraderos de cabeza” en su rutina diaria. Tal y como cuenta, la implantación de tecnología en el cuerpo humano para fines no destinados a cubrir una falta de salud, como sería el caso de un marcapasos, no está a día de hoy aceptado por los comités médicos. “Es una de las dificultades que pasamos las personas cíborg. No hay una estructura que te proteja o te ayude a pasar por esta transición”, asevera.

Además, Manel ha tenido que hacer frente también a episodios de discriminación laboral. “A la hora de buscar trabajo la gente no te acepta”, asegura. En su época como empleado de un museo, el barcelonés decidió, por motivos de precariedad, desinstalar sus aletas cuando acudía a su puesto de trabajo. Sin embargo, su decisión duró poco y el joven decidió ir a trabajar con las aletas puestas. “Era parte de mi integridad, pero me echaron por eso”, cuenta.

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