el charco hondo

Caos

El orden, dentro de un orden, es algo lógico que tiene su razón de ser. Quizá sea un exceso elevarlo a la categoría de valor, tal vez, pero respetar el orden de las cosas, y el calendario, permite que los años avancen atendiendo a un recorrido más o menos previsible. Cada celebración en el mes que le corresponde. Cada procesión, romería, cabalgata o verbena en la fecha establecida. Cada festejo y conmemoración cuando toca. Hay quienes, incurriendo en una exaltación del orden algo apasionada, defienden que su importancia radica en que siembra responsabilidad, eficiencia, productividad y la organización que cualquier grupo humano o profesional necesita para lograr sus objetivos. Según Paul Claudel, orden es el placer de la razón pero el desorden es la delicia de la imaginación; afirmación que, al parecer, comparten con entusiasmo en el PP canario. Así se explica que declarándose insumisos del orden establecido para los jolgorios que marca el calendario, candidatos, dirigentes y colaboradores del PP se hayan plantado en pleno noviembre un local de ensayo de los grupos del carnaval. Desafiando velocidad, espacio y tiempo, han llegado antes a la purpurina que a los turrones. El candidato de los populares a la presidencia del Gobierno, Manuel Domínguez, no ha querido esperar. Coincidiendo con la temporada de almuerzos de empresa, se ha calzado el título de primer político que se deja caer por los locales. Domínguez sienta un precedente ciertamente peligroso. En la medida en que ya nadie espere por nada ni nadie, se corre el riesgo de que arrastrados por la adrenalina electoral otros candidatos salgan disfrazados en nochebuena, celebren el veintiocho de diciembre el domingo de ramos, se echen a la calle en fin de año lanzando papas arrugadas a los que están de compras inundando las calles con bueyes, carretas y fajines, o, ya imparables, que aprovechen la cabalgata de Reyes para hacer las hogueras de San Juan. A santo de qué esperar. Los meses son algo subjetivo, de ahí que los candidatos empiecen a moverlos a discreción, para qué esperar a enero pudiendo agendarlo en noviembre. El PP ha puesto su agenda de campaña en manos de Julio Cortázar. ¿Por qué no aceptar lo que estaba ocurriendo sin pretender explicarlo, sin sentar las nociones del orden y de desorden?, se preguntó el autor de Rayuela. Domínguez ha abierto una ventana que asoma al caos final. El calendario ha dejado de importar. Los meses son meras referencias. El tiempo es líquido, y el orden gaseoso. Faltan treinta y tres días para nochebuena, feliz carnaval.

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