Volcado en su familia y demostrando que cada día está más recuperado y no arrastra ninguna secuela del ictus que sufrió el pasado 21 de octubre, Kiko Rivera se ha quedado al cuidado de sus hijas Ana y Carlota tras el viaje de trabajo que Irene Rosales ha hecho a Tarifa para enseñarnos cómo es vivir como una auténtica vaquera.
Precisamente, y aprovechando que tenía que ir al colegio a buscar a las pequeñas, el Dj ha disfrutado de un tranquilo paseo por los alrededores de su domicilio, en el que ha presumido de su evidente pérdida de peso desde que sufrió el mayor susto de su vida. La práctica de ejercicio diario, además de una alimentación saludable y baja en grasas y azúcares, han hecho que el hijo de Isabel Pantoja haya perdido bastantes kilos en el último mes; una nueva vida a la que se suma el haber dejado de fumar, una adicción que pensó que nunca podría superar y que Kiko Rivera parece haber dejado atrás para siempre.
“Estoy bien gracias, y estamos en ello. Yo me encuentro bien y esperemos que esté ya fuera de peligro” ha confesado cuando le hemos preguntado por su recuperación del ictus. Una simpatía que se ha convertido en absoluto silencio al escuchar el nombre de su madre y las últimas informaciones que apuntan a que la tonadillera está pasándolo muy mal por su nula relación, sobre todo al ver que a pesar de haber tenido un problema grave de salud no ha querido acercar posturas con ella.
¿Se le ha pasado a Kiko por la cabeza llamar a su madre en los últimos días para propiciar un acercamiento? El Dj ni confirma ni desmiente, pero el subconsciente le ha traicionado y no ha podido evitar sonreír y morderse los labio, dejando entrever que a él también se le han removido sentimientos y podría estar pensado en retomar su relación con la artista.