cultura

Pedro Guerra: “No es casualidad que hayamos escogido el Teatro Leal de La Laguna para cerrar la gira de ‘El viaje’; ahí empezó el mío”

El músico tinerfeño, nominado en los Latin Grammy en la categoría de Mejor Álbum de Cantautor, actuará en el espacio escénico de Aguere los días 16, 17 y 18 de diciembre
Pedro Guerra está nominado a los Latin Grammy, que se entregan el día 17 en Las Vegas. / DA

En menos de dos semanas, el día 17, Pedro Guerra (Güímar, 1966) estará en Estados Unidos, en Las Vegas, donde se celebrará la ceremonia de entrega de los Latin Grammy. El músico tinerfeño está nominado en la categoría de Mejor Álbum de Cantautor por El viaje. Precisamente, el final de la gira de este disco es el que le traerá en diciembre hasta el Teatro Leal de Laguna, el lugar “donde empezó todo”, en el que actuará los días 16, 17 y 18 para cerrar un itinerario musical donde, en cierta manera, Pedro Guerra ha querido mirar por un momento hacia atrás para seguir adelante. En esta ocasión, el cantautor viene acompañado de su banda, y con ella también estará el tinerfeño Pablo Cebrián, el productor que ha acompañado al güimarero en este viaje tan intenso como inolvidable.

-La última parada de la gira ‘El viaje’ tendrá lugar del 16 al 18 de diciembre en el Teatro Leal. Usted ha dicho que ‘El viaje’ es una vuelta al comienzo de todo. ¿Cerrar este itinerario musical en La Laguna, que en muchos sentidos marcó sus inicios, es algo más que fruto del azar?
“Sí, sin duda lo es. Yo quería cerrar esta gira, que se inició también aquí, en Tenerife, en el Auditorio, de una manera significativa. Así que actuaremos en el Teatro Leal durante tres días porque ahí fue donde empezó todo. Los primeros encuentros de nueva canción canaria se celebraban en el Teatro Leal y también ahí conocí a Andrés [Molina] y a Rogelio [Botanz]. Del Teatro Leal surgió el Taller Canario, nuestras presentaciones más importantes se hicieron ahí… O sea, que ese es el teatro donde yo empecé. Llegar a tocar en el Teatro Leal en esos años significaba algo muy importante en Tenerife. Así que, en definitiva, no es nada casual el lugar que hemos escogido para cerrar este viaje de vuelta”.

-Subirse a cantar a un mismo escenario durante tres días consecutivos, ¿tiene más de regalo, de desafío o de voluntad de levantar un espectáculo en torno a la música, a la poesía, que siempre será el mismo y, a la vez, será siempre diferente?
“Tiene un poco de todo. Es un auténtico reto, por supuesto, porque normalmente uno suele actuar en un lugar un día, no tres seguidos. Pero, como he dicho, yo quería que fuese algo especial. No es lo mismo hacer tres conciertos consecutivos en otras tantas ciudades que actuar tres días en el mismo lugar. Eso tiene una magia muy especial. Llegas el primer día, montas todo, pruebas el sonido… Y luego, efectivamente, cada ocasión es distinta. A cada concierto acude gente diferente y en cada actuación ocurren cosas únicas, que no se repiten, pero tú no has dejado de estar en el mismo escenario, en el mismo lugar”.

-¿Y cómo ha sido, cómo está siendo, este viaje? ¿Qué supone para usted presentar ante el público de diferentes latitudes el resultado de un trabajo íntimo, de una labor que se supone que se desarrolla en la soledad?
“Todos los proyectos se van construyendo a sí mismos. Cuando yo empecé a trabajar con este disco quería que se llamase El viaje porque me gustaba ese título, me parecía sugerente. Además, siempre ha ocurrido con mis discos que su título lo tomo del de una de las canciones que formarán parte de él. De manera que estaba esa canción, El viaje, que ya yo había grabado en un álbum anterior, 30 años (2013), en una versión a guitarra y voz. Pero 30 años es un disco triple, grabado en directo, y sentía que esa canción se perdía entre las otras. Quise recuperarla y trabajarla con la banda… A partir de ahí, empecé a construir todo lo demás en torno a esa idea. Y al final, pues eso: El viaje alude a uno que comenzó en La Laguna por los años 80 y que acaba ahora aquí, pero a la vez no concluye, porque quedan muchas cosas por delante. También está la idea de que un concierto es un viaje, que transcurre entre la primera canción y la última… Hay viajes físicos y los hay imaginarios… Jugar con todos estos elementos me parecía interesante”.

-¿Cuáles son las diferencias más sustantivas, en qué cambia la atmósfera de un concierto, cuando actúa en formato acústico a cuando se acompaña de una banda?
“El formato acústico te permite trabajar con mayor libertad. Puedo ir cambiando cosas sobre la marcha, cantar otras canciones… A lo mejor ahí tengo una relación con el público más cercana, íntima si se quiere… Sin embargo, la banda establece un formato quizás más estricto, pero aporta un ritmo, un color, un matiz más completos…, hay más musicalidad… En este caso, voy a estar con toda la banda, porque también estará el productor, Pablo Cebrián… Son dos experiencias muy distintas y no puedo elegir ni una ni otra, son diferentes y, en ese sentido, complementarias”.

-En este proyecto discográfico, como acaba de apuntar, ha trabajado mano a mano con otro tinerfeño, Pablo Cebrián. ¿De qué manera se plasma en el disco y en las actuaciones en directo esa sinergia, una palabra que utilizamos tanto de un tiempo a esta parte?
“Con Pablo Cebrián todo comenzó porque nos pusimos en contacto para escribir canciones. Dos de esos temas, Alzheimer y Tú y yo, están en el disco El viaje. A partir de ahí, le pregunté que por qué no producía el disco. Yo buscaba una mirada externa. Llevaba 20 años sin trabajar con un productor y de repente necesitaba esa mirada. El productor ofrece sobre todo una visión desde el exterior: te mira desde fuera y ve cosas en ti que tú no eres capaz de ver. De manera que nos pusimos a hacer el disco juntos y lo cierto es que ha sido una maravilla. Pablo conoce perfectamente mi música, sabe dónde he estado musicalmente y, de hecho, con El viaje nos planteamos volver a la esencia de esos primeros discos, de Golosinas (1995), Tan cerca de mí (1997), Raíz (1998), Ofrenda (2001)…, y ofrecer una imagen actualizada. Pero siempre está presente esa mirada suya. Pablo es un tipo que trabaja de una manera fantástica, conoce su oficio, es un crack en lo suyo… Además, nos entendemos muy bien, así que todo ha ido genial”.

-¿Es posible en su caso bosquejar nuevas ideas, nuevos proyectos de canción, en medio de una gira o más bien la composición le demanda otros tiempos, una exclusividad que no hay mientras está en la carretera?
“Los conciertos nunca han sido un obstáculo para componer. Y sobre todo en este tiempo más reciente, cuando con la pandemia todo se ha ralentizado y se han producido tantos parones. Siempre he podido compaginar una cosa con la otra, el trabajo de composición y en el estudio con las giras y los viajes, especialmente en los dos últimos años”.

-¿Y cómo es Pedro Guerra en la faceta de compositor? ¿Pasa mucho tiempo entre esa primera idea y el momento en el que considera que la canción está totalmente acabada, pulida, terminada?
“Ese proceso se puede dar de cualquier manera. Hay canciones que salen de un tirón, con mucha facilidad, y en cambio hay otros temas con los que tienes que trabajar durante mucho tiempo. No tengo una forma determinada de componer. A mí lo que mejor me funciona es trabajar. Con ese trabajo, con la constancia que mantienes día a día, las canciones empiezan a coger forma y van saliendo. A veces es sencillo y a veces resulta más complicado”.

-Vivimos un tiempo extraño, convulso, en el que hemos contemplado desde una pandemia a una erupción volcánica aquí, en La Palma; el auge de la ultraderecha o una guerra en plena Europa. ¿Qué sentimientos le provocan todos estos hechos al Pedro Guerra ciudadano, al Pedro Guerra cantautor?
“El Pedro Guerra ciudadano y el Pedro Guerra cantautor son la misma persona. Como cantante, como escritor y como ciudadano soy parte de una misma cosa. Todo eso me da pena. Algunos de esos hechos, en gran medida, no están en nuestras manos. Pero hay otros que también me producen horror porque podríamos vivir en un mundo en el que nos iría mucho mejor a todos solo con mostrar un poco más de actitud y, sin embargo, dependemos de un grupo de locos, de auténticos pirados que solo trabajan para sus propios intereses. Esto entristece, sin duda. Pero bueno, por otro lado hay muchos esfuerzos colectivos, de los que se habla menos. Existen iniciativas maravillosas que contribuyen a ese mundo mejor. Alguien dijo que hay más gente buena que mala, lo que pasa es que los malos hacen mucho ruido. Estoy de acuerdo”.

TE PUEDE INTERESAR