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Admiradores de Manolo Vieira: “Gracias, maestro, por hacernos felices”

El fallecimiento del humorista grancanario Manolo Vieira causa un gran pesar en todo el Archipiélago; admiradores suyos destacan en DIARIO DE AVISOS su capacidad para escenificar parodias costumbristas que “alegraban el alma”
Manolo Vieira apoya con su humor una campaña para evitar ahogamientos en Canarias. | EP

Un calambre de emoción y tristeza sacudió ayer al Archipiélago al despertar con la noticia del adiós de Manolo Vieira, el maestro del humor, el genio de los monólogos que retrataba como nadie escenas cotidianas a pie de calle y que hicieron reír a las ocho islas durante más de dos décadas cada vez que el último día del año liquidaba el almanaque.

Si la risa es una de las expresiones más nítidas de la felicidad, el humorista de La Isleta fue una de las personas que más felicidad ha regalado a espuertas, porque su humor era universalmente entendido en toda Canarias, un archipiélago que se identificaba con las parodias de su cómico más carismático cada vez que se subía al escenario y se colocaba bajo el foco de luz con su camisa blanca, pantalón negro y su chaleco oscuro.

Vieira, que pregonaba que para adentrarse en el futuro había que conocer el pasado, tejió identidad canaria a golpe de carcajadas y se metió al público en el bolsillo con episodios extraídos de escenas de guaguas, historias de supermercados y vivencias en centros de salud, que transformaba en comedias gracias a su talento natural y su gran capacidad para comunicar. Abanderó el humor canario sin complejos. El fallecimiento del padre de personajes como Carmelito, Alersi, Maruquita o Fefa, con los que caricaturizaba los contrastes entre el léxico canario y el peninsular, la evolución social del Archipiélago a raíz del auge turístico o las singulares relaciones familiares en los hogares isleños, ha causado un gran impacto en la calle.

No importa en qué isla, en qué municipio o en que rincón de esta tierra se pregunte por Manolo Vieira para llegar a una conclusión: se ha ido una de las personas más populares y queridas de Canarias.

Así lo comprobó ayer DIARIO DE AVISOS al preguntar de forma espontánea en la calle por la leyenda del humor canario.

Para Dolores Morales, Vieira representaba “una forma de comedia distinta y nos hizo reír más que ningún otro humorista con cosas muy nuestras”.

Jesús Ramos destaca la “profunda huella” que ha dejado y subraya que “merecía seguir mucho tiempo sobre los escenarios para seguir divirtiéndonos y gozando con sus historias”.
Ana María Plasencia destaca que el cómico grancanario se atrevió a exportar el humor de las Islas a Madrid “sin importarle mucho si lo entendían o no, cuando todos sabemos lo difícil que es, porque el humor de aquí no tiene nada que ver con el peninsular”.

Carmen Rosa Torres no duda de que Vieira era un “número uno” sobre los escenarios y frente a las cámaras de televisión: “Supo narrar de una manera sencilla pero muy inteligente toda nuestra vida”.

Rosi Toledo enfatiza el amor que el humorista de La Isleta demostró siempre hacia su tierra: “Lo echaremos mucho de menos, pero hoy debemos agradecerle todo lo que nos regaló”.
“Hacer reír es un don que está al alcance de muy pocas personas y en mi caso no tengo dudas de que él fue el gran maestro de la risa en el Archipiélago”, comenta Eva Suárez, asturiana y “canaria de adopción”.

Rosy Hernández recalca su “gran facilidad para sacarnos siempre unas risas” y se muestra convencida de que “allá donde esté, ya la estará armando con sus chistes y parodias”.
Federico Linares tampoco tiene dudas de que “se ha ido el mejor” y se pregunta “qué prisa tenía en irse”. Pero, después de darle vueltas, ha llegado a una conclusión: “Solo se ha cambiado de escenario y en algún lugar del cielo precisan de su humor fino, porque los ángeles también necesitan sonreír”.

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