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Fue al hospital por un dolor de cabeza y le diagnosticaron un cáncer

Izzy Fletcher tenía dolores de cabeza y de pecho cada vez que bebía. Pensó que tal vez era alérgica al alcohol pero no que hubiera desarrollado un cáncer
La joven de 23 años Izzy Fletcher.
La joven de 23 años Izzy Fletcher. Instagram

Salir de fiesta, beber alcohol y tener resaca. Hasta ahí es una situación normal por la que pasa alguna que otra persona en España durante el fin de semana, pese a que las nuevas generaciones cada vez realicen menos esta práctica. El problema aparece cuando no tienes edad como para que la resaca te dure más de un día y el malestar persiste de manera continuada tras consumir bebidas alcohólicas.

Esto era lo que le ocurría a la joven inglesa Izzy Fletcher, de 23 años, quien pensó que había desarrollado una alergia al alcohol cuando en marzo del pasado año se tomó una copa de vino y las consecuencias fueron más allá de una ‘simple’ resaca. Además de dolores de cabeza, Fletcher sufría opresión en el pecho cada vez que bebía.

Para comprobar si era alérgica a un ingrediente en específico, trató de probar con distintos tipos de bebidas alcohólicas. Sin embargo, todas ellas seguían causándole problemas. La desesperación de esta coordinadora de eventos era tal que llegó a incrementar el volumen de alcohol que consumía cada noche. En su defensa, Fletcher asegura que el dolor se aliviaba si hacía esto. “En cuanto empecé a beber más alcohol, el dolor desaparecía”, recuerda la joven en declaraciones al medio británico Daily Mail.

De esta forma, el entorno de Fletcher no hacía más que animarla a que bebiera más. Su propia pareja justificaba los dolores que seguía teniendo la joven como una cuestión psicológica. Esto provocó que la británica de 23 años se planteara incluso si se estaba volviendo loca.

De alergia a cáncer

Para disipar todo tipo de dudas, y como los síntomas persistían cada vez que consumía alcohol, Fletcher decidió acudir al Hospital Universitario de Southampton (Reino Unido) a finales del pasado año para que le realizaran las correspondientes pruebas médicas. Que lo hiciera a los nueves meses desde que tuviera el primer síntoma no fue casualidad, pues para entonces a la cabeza y al pecho se le había sumado un ataque de tos que no conseguía detener.

Su sorpresa llegó cuando le comunicaron que estos dolores no eran sinónimos de una alergia al alcohol o una cuestión psicológica, como ella pensaba. Había desarrollado linfoma de Hodgkin, el cáncer que más afecta a los jóvenes, diagnosticado en estadio II.

El diagnóstico se produjo tras realizar diversar pruebas, ya que en un principio su médico no encontraba ninguna relación entre los dolores de cabeza y pecho y la tos persistente. Pero la había. Y también con el alcohol. Así es, ya hay estudios en los que se ha demostrado que el dolor persistente provocado por el consumo de alcohol es un efecto secundario —menos conocido, eso sí— del linfoma de Hodgkin.

Los médicos consideran que el alcohol puede afectar a los ganglios linfáticos y provocar el dolor que sufría Fletcher cada vez que se tomaba una copa. Aunque no existe consenso en este sentido, una de los motivos que se plantean es que se deba al alto contenido de azúcar que tienen las bebidas alcohólicas.

Fletcher ha comenzado a recibir la quimioterapia esta semana, no sin antes alentar al resto de jóvenes que puedan llegar a encontrarse en su misma situación a que se realicen exámenes médicos. Aunque sólo sea por descartar un diagnóstico como el suyo.

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