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La bandera

El energúmeno que retiró violentamente una bandera española con el escudo del Atlético de Madrid, en el campo culé, debería ser sancionado. Por un delito contra la libertad de expresión. La izquierdona en general y los nacionalistas rancios han denigrado durante años la bandera de España. El primer ejemplo de falta de respeto a un símbolo lo dio Zapatero, cuando no se levantó, en un desfile, al paso de la bandera de los Estados Unidos. Más tarde le entró el amor por USA y se fotografió, en el Metropolitan Opera House de N.Y., con el matrimonio Obama, Sonsoles y las góticas. Pasó del odio al amor y demostró su versatilidad. El energúmeno que arrebató la bandera de España a quien la lucía en el Camp Nou, con el escudo de su equipo, es uno más de esos analfabetos que alimentan los equipos pequeños del fútbol, como el Barça. Porque es de equipo pequeño fomentar los odios y el nacionalismo ridículo. Y es de club pequeño impedir, en lo posible, que a su estadio se entre con las camisetas del Real Madrid o de cualquier otro equipo que se enfrente a los culés. Está claro que esta temporada poca sombra le va a dar al Barça el Madrid, un equipo que ha perdido con el Rayo, el Mallorca, el Villarreal, el Gerona (por goleada) y con otros de ínfimo presupuesto. Si el Real Madrid no gana la Champions esta temporada tendrá que hacer borrón y cuenta nueva, pero al menos el equipo de Florentino Pérez tiene la decencia de que en su hermoso estadio quepan las camisetas y las banderas de todos los equipos del mundo. Esto sí es de club de fútbol grande, además de golear al F.C. Barcelona cuando sea posible. A ver si nos enteramos de que la bandera de España, como todas las de las naciones democráticas, es sagrada, coño.

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