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El intermitente

Estudio constantemente el comportamiento de mi perra, Mini. Saben ustedes, porque yo lo he contado, que es una yorkshire muy inteligente, que asiste a todas las entrevistas de Los Limoneros. Mini viaja en el coche sobre un pañal, no porque se vaya a mear en el trayecto, que es muy educada y oportuna, sino para que no me ensucie el tapizado con las patas. Digo que me extrañaba que la perrita adoptara la posición de sentada -normalmente duerme cuando viaja en coche- cuando yo me desvío, en Guamasa, para llegar al restaurante. Hasta que me di cuenta de que detecta proximidad del destino cuando acciono el intermitente y adopta esa posición de alerta. Lo hace también cuando adelanto otro coche, pero yo tampoco percibía este último motivo y creía que olía el restaurante a distancia, como detecta mi presencia lejana cuando la he dejado en casa y entro en el garaje. Hay que ver lo de esta perrita. Cuando me voy a acostar y pongo los mandos de la tele en un artilugio que tengo para que no me los pierdan, su mero sonido de contacto hace que Mini salte del sillón y se dirija al dormitorio, donde cuando le da la gana duerme en mi cama y cuando no le da la gana pernocta en la suya. No sé qué hubiera sido de mí, en los años de pandemia, sin Mini, con la que he logrado monólogos muy interesantes -ella me mira con sus enormes ojos-, que tenía que haber grabado. Parece mentira lo que te puede acompañar un personaje como Mini y por eso me alegro mucho de las adopciones que la gente hace de mascotas, sobre todo abandonadas. Mini nació en un criadero de La Guancha y cuando la trajimos Loli y yo a casa cabía en mi mano.

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