después del paréntesis

UD Las Palmas

Soy de Tenerife. Y también ostento la propiedad (una pequeñísima parte) de lo que el CD Tenerife es (obtuve acciones en su momento). Mi lugar se conoce y mi equipo también. Pero eso no repara manifestar que el pasado sábado se produjo una noticia de suma importancia para Canarias: la Unión Deportiva Las Palmas ascendió por derecho propio a la Liga Santander, a una de las mejores ligas del mundo. Y tal cosa (insisto) es una noticia mayúscula para el Archipiélago. La repercusión no es solo propia (se calculan unos 25 millones de euros anuales para Las Palmas), sino que todas las islas estarán semanalmente en el punto de mira nacional. Además, que la Unión Deportiva vuelva a la élite confirma una cuestión insoslayable que ningún canario puede ignorar: la bravura de Javier Pérez hizo que el Club Deportivo Tenerife tuviera varios momentos meritorios en la liga española, pero el equipo que representa al fútbol en estas islas, la afición incluida, es la Unión Deportiva Las Palmas. Se estima el reconocimiento nacional y mundial que tuvieron jugadores como Tonono, Guedes, Castellano, Germán Dévora, Martín Marrero o los argentinos (comandados por el gran Miguel Muñoz) Carnevali, el Puma Morete, Quique Wolff y Brindisi. Y los éxitos: el tercer puesto de la temporada 1967-1968, el subcampeonato de 1968-1969, la Copa del Rey 1978, la participación en competiciones internacionales, etc. Fue, por más, un equipo reconocible en el campeonato por el buen juego que practicaban sus supremos jugadores, caso del gran Juan Guedes. Y ello instancia la historia en este solar. Se dirá inconsecuentemente dos en lucha. Es un asunto sin sustancia. Porque en este lugar no debe primarse lo particular, yo incondicionalmente de aquí y no como materia de orgullo y de reconocimiento sino como materia de enfrentamiento. Lo que nos proporcionan los premios de los particulares es los éxitos de Canarias. Y eso a todos nos conforma, debe confortarnos, en la economía, en la cultura o en los deportes. De lo cual se deduce que la Unión Deportiva Las Palmas es también un poco mía. Ocurre en otros lugares, por ejemplo, el País Vasco. Allí los equipos no se enfrentan; compiten y comparten. He visto en las gradas a una chica de la Real Sociedad consolar a un chico del Athletic de Bilbao, que era su novio, por perder. Aquí igual. Imposible partido de alto riesgo. Juntos, amarrados todos a la bandera y a participar. Qué gane el mejor. Las Palmas ganó. Felicidades.

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