Mujeres World Fest (MWF), el encuentro que une en Adeje la música con la igualdad y la reivindicación de una sociedad más igualitaria y diversa, al tiempo que muestra el talento femenino, desarrolla su programación desde el pasado día 10. El festival concluirá el sábado 26 de agosto con un concierto en Golf Costa Adeje, a partir de las 15.00 horas y hasta entrada la madrugada del domingo, en cuyo cartel figuran Luz Casal, Lila Downs, India Martínez, Pastora Soler, Vicco, Jedet, Ainhoa Aguilar, Irtap, Valeria Castro y Renzzo el Selector.
Pero antes, el próximo sábado, el nuevo auditorio del municipio sureño brindará, desde las 20.00 horas, una cita muy especial. La soprano vasca Ainhoa Arteta (Tolosa, Guipúzcoa, 1964) recibirá el Premio MWF 2023, en la segunda edición de un festival y un galardón que quieren reconocer su destacada trayectoria en el mundo de la música. Además, la cantante lírica brindará esa noche un recital en el que, sin duda, como ella misma señala en esta entrevista, se hará patente, una vez más, su deseo de conmover al público.
-El sábado estará en Adeje, donde recibirá el premio MWF 2023 y también ofrecerá un recital. Un reconocimiento es motivo de alegría, pero ¿cobra una dimensión especial en su caso recibirlo en un festival que tiene entre sus objetivos poner en valor y reivindicar el talento femenino?
“Sí. Es un premio que me hace mucha ilusión porque no me lo esperaba. Me siento muy agradecida, ya que además viene de la mano de un festival que, como apunta, muestra el talento femenino. Fue una gran sorpresa cuando me lo comunicaron; de alguna manera hace visible en mi persona y se premia una carrera lírica”.
“Alfredo Kraus me dijo que a la voz hay que escucharla, no obligarla; esta carrera está hecha de más ‘noes’ que ‘síes”
-Su trayectoria en el canto comenzó cuando apenas era una niña. ¿Llegó a imaginarse en algún momento todo este itinerario que ha recorrido?
“En realidad, cuando era niña lo que sentí fue una atracción por el poder de la voz, cuando mi padre me regaló en discos de vinilo -soy de esa generación- la ópera Carmen (Georges Bizet) cantada por Maria Callas. Lo que sentí entonces fue tal admiración que los escuchaba constantemente, hasta el punto de llegar a aprenderme ¡en francés! prácticamente la ópera completa. Pero mi formación como cantante lírica profesional vino después, con profesores de canto que supieron orientarme para realizar una carrera. A día de hoy, si miro para atrás, puedo valorar los maravillosos regalos que esta profesión me ha dado y me está dando. Por supuesto, cuando empiezas esta carrera no sabes hasta dónde te va a llevar. Ser capaz de defender roles de las más grandes protagonistas de la ópera en los más importantes teatros del mundo, así como poder llegar al alma de un público en recitales, es un sentimiento muy profundo de responsabilidad, porque estamos siendo vehículos para transmitir lo que los compositores plasmaron en la partitura. Eso es una gran responsabilidad y se convierte en un gran reto cada vez que me subo a un escenario. Da igual si es en un teatro grande o en uno más pequeño, ante miles de personas o unos cientos… La responsabilidad es la misma”.
-¿Cuál fue la principal lección que le brindaron sus maestros y sus maestras en la música y qué enseñanza intenta transmitir?
“No es fácil responder a esta pregunta porque han sido infinitos los consejos recibidos de mis profesores y profesoras, pero si me pide que elija una frase, le diré una que me dijo el gran Alfredo Kraus: ‘A la voz hay que escucharla, no obligarla’. Cuando escuchas lo que tu voz te dice, lo que puede y lo que no puede cantar en cada momento, tienes más posibilidades de hacer carrera y que esta carrera sea longeva. Pero si obligas a la voz a cantar lo que no puede o no debe, estás acortando tu carrera profesional. Por eso digo muchas veces que esta carrera nuestra está hecha de más noes que síes, aunque en algún momento decir no a un teatro, porque el rol que te ofrecen no es el adecuado para tu voz, suponga en ese momento cerrarte las puertas de ese lugar o la incomprensión por parte de sus responsables musicales o artísticos. Es una cosa que las nuevas generaciones deberían tener muy en cuenta antes de aceptar roles que puedan comprometer su futuro vocal. Por eso es fundamental dejarse aconsejar y guiar por buenos maestros, que sepan decirte qué conviene a tu voz en cada etapa de tu vida”.
“Cada ocasión es diferente, aunque la obra que interpretes sea la misma; la voz es un instrumento que está vivo”
-¿Qué es lo que encuentra hoy Ainhoa Arteta en un escenario, qué es lo que busca?
“Cantar es mi vida, es lo que me ilusiona, es mi profesión, es, como he dicho, una gran responsabilidad, porque debes transmitir sentimientos y el mensaje del compositor por medio de tu voz y de todo tu cuerpo. La voz es un instrumento que está vivo, cada representación de ópera y cada recital son diferentes, aunque la obra que interpretes sea la misma, porque estás recreando de nuevo esa partitura. En cuanto a la segunda pregunta, busco ser fiel al compositor, ser capaz de transmitir el mensaje que encierra cada una de esas maravillosas partituras, llegando al público, conmoviendo, comunicando y ofreciendo mi versión de cada obra”.
-Los problemas de salud que ha sufrido supongo que, de alguna manera, han cambiado su forma de ver la vida, pero ¿de qué modo han influido en su percepción de la carrera artística a la que se dedica?
“Después de lo que me ha pasado y cuando sientes que no solo tu voz, sino que tu vida entera ha estado en peligro, te cambian muchas cosas; te cambia la forma de pensar y de valorar esta segunda oportunidad que la vida me está ofreciendo. Profesionalmente, ahora que mi voz está recuperada, siento que puedo volver a disfrutar transmitiendo con mi voz, siento que el público está ahí contagiándome su energía, su cariño, compartiendo de nuevo esas músicas maravillosas que consiguen elevarnos, y por eso siento una gran responsabilidad y mucha ilusión por el futuro”.
“Cada rol que he defendido ha sido una experiencia que ha contribuido a sumar, a aprender, a aportar”
-Si uno observa su trayectoria, tiene ante sí un gran número de roles y escenarios, nacionales e internacionales. ¿Existe algún papel en concreto, algún lugar muy especial para usted, al que le gustaría volver o incluso experimentar por primera vez a corto o medio plazo?
“Es verdad que el número de auditorios y teatros en los que he tenido la grandísima suerte de cantar es enorme. Cada uno de ellos ha aportado algo a mi carrera, a mi experiencia personal y profesional. Cada rol que he defendido ha supuesto una experiencia enriquecedora que ha contribuido a sumar, a aprender, a aportar… Sería muy difícil, incluso injusto, elegir uno u otro y no nombrar el resto. En cuanto a los proyectos operísticos que tengo en agenda y que me motivan especialmente porque son roles apasionantes, en enero de 2024 hago Madama Butterfly (Giacomo Puccini) en el Teatro Villamarta de Jerez y en febrero, Diálogos de carmelitas (Francis Poulenc) en el Teatro Cervantes de Málaga. Son dos obras maravillosas, dos cumbres operísticas de primer nivel que estoy deseando hacer y que me ilusionan mucho”.
-¿De qué manera invitaría a alguien que jamás ha presenciado en directo un espectáculo de ópera o un recital lírico a vivir esta experiencia?
“Simplemente le diría que se atreva a asistir, sin clichés previos, sin esa precaución que parece que hay que tener porque no entiendo. La música, de ópera y de recital, se dirige al alma, a los sentimientos. Le diría que se dejase llevar por lo que siente y, sencillamente, que se siente a escuchar, que se deje llevar y disfrute. Estoy segura de que repetirá la experiencia; nacerá el deseo y el interés por escuchar más, saber más y repetir”.
-¿Qué significa la música para usted? ¿Qué le aporta y qué le entrega Ainhoa Arteta?
“La música es mi medio de expresión profesional, es mi vida. Cuando es buena, es capaz de conmover, independientemente del estilo que sea. Cuando está bien interpretada, se convierte en el mejor vehículo para expresar sentimientos y emociones. Por eso supone tanta responsabilidad para nosotros, los artistas, ser capaces de transmitir ese mensaje. Cada vez que piso un escenario me siento con la responsabilidad de transmitir ese contenido sublime y maravilloso que el compositor ha expresado en papel, pero al que nosotros debemos darle vida, materializarlo, para que llegue al público de manera fiel”.
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