La subida del nivel del mar en todo el planeta es uno de los mayores desafíos que debe afrontar la humanidad. Lugares se volverán inhabitables tras ser sepultados por el mar, obligando a grandes migraciones, primero en zonas altas de las Islas, posteriormente, en el continente europeo y africano. Ahora, la inteligencia artificial de ChatGPT ha adelantado cómo puede ser el final de Tenerife, al menos como isla habitada.
Una investigación del Instituto Español de Oceanografía desveló que la subida acumulada podría afectar a final de siglo en Canarias a unas 442.000 personas que viven cerca de la costa. Un drama si no se ponen en marcha ya políticas eficientes para evitarlo, que pone en aviso, sobre todo, a las islas como las que habitamos.
Precisamente por eso, la inteligencia artificial (ChatGPT) imagina el fin de Tenerife como fruto de una subida desmesurada del nivel del mar después de que las predicciones sobre el cambio climático “se vuelvan realidad” a finales del siglo actual. “El aumento global del nivel del mar se acelera debido al deshielo de los polos y al incremento de las temperaturas. Tenerife, como isla, se enfrenta a desafíos significativos, ya que ese deshilo es más acelerado de lo previsto”, señala ChatGPT.
“A medida que el nivel del mar sube, las playas y áreas costeras de Tenerife comienzan a erosionarse más rápidamente. Las ciudades y pueblos costeros deben lidiar con la pérdida de infraestructuras clave y enfrentar la necesidad de reubicación hacia áreas más elevadas”, señala la inteligencia artificial, que desvela que esa subida del nivel del mar traerá consigo penurias en lo económico: “La economía de la isla, en gran medida dependiente del turismo, se ve gravemente afectada. Los hoteles y resorts frente al mar experimentan inundaciones regulares, lo que disuade a los turistas y hace que muchas instalaciones sean inutilizables. La industria pesquera también sufre debido a los cambios en los patrones de migración de peces y a la contaminación del agua”.
Tenerife será “un laboratorio” según ChatGPT
Tenerife intentará, en ese futuro hipotético, atajar su fatal destino, pero llegando a soluciones de manera tardía, a principios del siglo XXII: “Con el tiempo, las autoridades locales implementan estrategias de adaptación, como la construcción de diques y barreras para proteger las áreas costeras más vulnerables. La población se reubica gradualmente hacia el interior de la isla y a altitudes más altas. Se fomenta la investigación y la inversión en tecnologías de energía renovable y sostenible para reducir la huella de carbono”.
Por todo ello, la Isla, como el resto de Canarias, sufrirá un descenso población muy importante, quedando, prácticamente, deshabitada: “La población comienza a disminuir, ya que muchas personas optan por trasladarse a tierras más seguras y estables. Las comunidades se unen para preservar su patrimonio cultural y ambiental, pero la lucha contra los efectos del cambio climático sigue siendo un desafío abrumador”.
A medida que pasan las décadas, Tenerife, como el resto de Islas, ya sin habitantes, que han tenido que emigrar buscando un futuro mejor, se convierte “en un símbolo de la lucha global contra el cambio climático y sus impactos”, llegando a ser “un laboratorio vivo para la investigación científica sobre la adaptación humana en un entorno en rápida evolución”.
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