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Aquí no se tira nada

El pastelero Jordi Roca, de El Celler de Can Roca, afirma, en un proyecto con el BBVA, que “la idea es ver la nevera -aunque esté medio vacía- siempre llena de posibilidades sostenibles”

Hoy es el último día del año. La noche del 31 de diciembre quizás es la noche más gourmet del año. Este día se podría decir que tiramos la casa por la ventana. Muchos cenarán en restaurantes y hoteles, pagando precios importantes, mientras que muchos otros lo harán en su casa o en casa de familiares y amigos. Este reportaje es para éstos últimos que verán las mesas llena de mariscos, pavo, conejo, merluza, bacalao, rodaballo, viejas, carnes o chuletas y un sinfín de turrones, peladillas, truchas (de cabello de ángel o de batata) y así podría seguir hasta decir basta.

Lo cierto es que esta noche, insisto la más gourmet por sus exquisiteces, también lo es por que marca un antes y un después. El día uno de enero es el día de transición hacia los buenos propósitos. Dejar de fumar, abandonar el destilado tras las comidas, reducir la media botella de vino en las comidas a tan solo una copa de vino, disminuir el consumo de carnes en favor del pescado, consumir el Danacol para mantener a raya el colesterol, apuntarnos e ir al gimnasio para poner punto final a los michelines,y así un largo etcétera que con toda seguridad dejaremos de cumplir en los Carnavales, que algunas veces parece que empiezan el 7 de enero.

Vamos, que el primero de enero parece que iniciamos una nueva etapa en nuestra vida donde todo lo anterior que consideramos malsano tiene fecha de caducidad. Pero el primer paso que tenemos que dar será sin duda qué hacer con los desperdicios de la cena de Fin de Año. Lo primero de todo es que hay que recordar que la gastronomía puede contribuir a salvar el planeta, y esto no los dice el chef vasco Eneko Atxa y el físico e investigador Eneko Axpe, en el libro La receta verde de la editorial Planeta Gastro.

Según el chef y el científico el mundo de la alimentación tiene una incidencia altísima sobre los gases de efecto invernadero, muchísimo más que todo el transporte del mundo. Es decir nuestro modelo de alimentación tiene una repercusión directa -y negativa en este caso- en el planeta. “Por eso, tenemos que dar ejemplo, comprando mejor o gestionando de mejor manera nuestros residuos. En este libro los autores ofrecen respuestas e ideas que pueden parecer muy básicas pero que son trascendentales porque nos pueden ayudar, entre todos como sociedad, a cambiar las cosas”, señalan Atxa y Axpe.

También el BBVA y Jordi Roca han trabajado en esta línea y han puesto en marcha la iniciativa La Nevera Medio Llena con el objetivo de hacer reflexionar a la población sobre la importancia de reducir el desperdicio alimentario. Se trata de un proyecto con el que, a través de una serie de vídeos, se muestran ideas de recetas para cocinar en casa y dar una segunda vida a las sobras de otros días, para evitar así que terminen en la basura.

Cada persona desperdicia una media de 74 kilogramos de alimentos al año, según la ONU. Por ello, La nevera medio llena, una idea creativa de BBVA Creative -la agencia inhouse de BBVA-, el banco y El Celler de Can Roca apuesta por el consumo responsable a través de una práctica sostenible como el aprovechamiento alimentario.

Jordi Roca, junto a sus sobrinos Marc y Martí Roca, protagonizan varios vídeos donde se muestran diferentes situaciones que pueden producirse en los hogares cuando llega el momento de cocinar, pero siempre con un nexo en común: una nevera medio llena.

“Esta iniciativa busca fomentar la cocina de aprovechamiento para reducir el desperdicio mediante trucos culinarios fáciles de aplicar en el día a día”, ha afirmado Jordi Roca, repostero de El Celler de Can Roca, quien también ha destacado que “la idea es ver la nevera -aunque esté medio vacía- siempre llena de posibilidades sostenibles”.

Antes de optar por hacer la compra rápidamente -y sin una organización previa que permita evitar adquirir más de lo que se necesita-, los Roca, como destaca BBVA, muestran “de forma amena y divertida” cómo aprovechar lo que queda en la nevera.

De este modo, proponen ideas de recetas sencillas como La tortilla de ganchitos, donde la tradicional tortilla pasa a tener como base el huevo y este conocido snack; Los bikinis de pollo, receta para la que aprovechan las sobras de pollo con el fin de preparar sándwiches; El hummus con garbanzos de un tupper interminable, donde estas legumbres se convierten en una crema para untar; o La pizza Mex, una pizza elaborada con los nachos sobrantes de una fiesta mexicana.

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